miércoles, 17 de agosto de 2011

INVASIÓN - CAPITULO 8


                  MARTES 00:45HS.
Iba manejando por mi barrio y todo estaba en silencio, ya que la gente había sido evacuada.
Después de cruzar todo el lugar, llegamos a la ruta e hicimos el trayecto hasta la base militar.
Tardamos bastante hasta llegar. Pero antes de hacerlo el soldado me hizo una seña con la mano para que detenga el auto.
Una vez que me detuve, él se bajó del jeep y me dijo:
Cualquier cosa que te pregunten. Solo di que encontramos este auto en la calle con las llaves. ¿Ok?.
Yo solo hice un gesto dándole a entender al soldado que había entendido.
Nos pusimos en marcha nuevamente y nos dirigimos hacia la base.
Ya estábamos cerca de llegar. Por suerte, estábamos ilesos.
Ahora lo único que me queda, es decirles a mis padres todo lo que sucedió, y lo que puede llegar a suceder.
Entre nuevamente a la base. Había militares esperándonos. Cuando llegamos nos dijeron:
¿Qué sucedió que no respondían los llamados?.
Señor el pueblo estaba despejado, pero en una esquina se aparecieron y mi Handy se cayó. Perdón. Lo único que puedo decir es que llegamos bien. Casi nos matan. Pero aquí estamos para contarlo.
¿y de donde carajo sacaron ese auto?. Pregunto nuevamente pero esta vez con voz desafiante.
Lo encontramos en la calle estaba prendido, seguramente alguien lo dejo señor, respondió el soldado que estaba conmigo.
Los soldados que estaban ahí, no nos dijeron nada y nos dejaron pasar con el auto. Fuimos hasta el galpón. Apagamos los vehículos, y luego el soldado vino hacia mí y me dijo: vete a tu carpa y si tienes algún familiar contigo, cuídalos y prepárate para lo que se venga.
Me di vuelta y me fui, pero antes el soldado me dijo: ¡hey!. Me di vuelta y me tiro una llave.
Yo la agarre y la mire. Era la llave de una puerta. Luego él me dijo:¡ si algún día llegara a pasar algo parecido como ocurrió en la base militar que te conté, esa llave es del depósito ve y tome lo que necesites para defender a los tuyos.
Yo solo lo mire, y me fui.
                       MARTES 01:30HS.
Llegue a la carpa donde estaban mis padres, entre y me acosté. Necesitaba descansar. Cuando despierte les contare lo que se.
Cerré mis ojos y comencé a soñar. Era algo oscuro. No lo entendía. Aparecían aquellas imágenes de lo que sucedía hace unos días atrás. Gabriel, la mujer. Aquellas cosas que me atacaron.
Basta pensaba. Pero de pronto, aparecían esas cosas y me corrían en mi sueño. Yo escapaba, pero era en vano. Ellos me alcanzaban y me mordían todo el cuerpo. Me terminaban por liquidar. Lo hacían igual que las pirañas cuando atacan a su presa que cae en el agua.
Al soñar esto me despertaba de golpe, transpirado, aturdido, sin saber en dónde me encontraba. Hasta que me daba cuenta que estaba en la base. Luego volvía a dormir y aquel sueño macabro venía a buscarme de nuevo.
Así estuve toda la noche. Me despertaba cada veinte minutos. Estaba paranoico. Me estaba volviendo loco.
Decidí levantarme y salir afuera a tomar un poco de aire para ver si se me pasaba esto que tenía adentro de mi cuerpo.
De pronto suena la sirena. Al escuchar esto yo Salí corriendo hacia el portón de entrada. Y una vez ahí, veo que encienden las luces que apuntan el frente.
Pude ver que un jeep venía a alta velocidad. El portón de entrada fue abierto. Los soldados con el vehículo entran. Cierran. Y lo siguiente que puedo contar es algo que no pude creer.
Uno de los soldados venia herido de un brazo. Se veía bastante mal. Yo tan solo miraba lo que sucedía. No podía escuchar. Hasta que uno de los soldados con su ametralladora dispara contra el herido. Al escuchar estos disparos, las personas que estaban en las carpas comenzaron a salir.
Todos miraban curiosos por lo que sucedía. De pronto, de los altoparlantes, se escuchó una voz que decía: ¡por favor, vayan a sus carpas, todo está bajo control!.
Pero no todo estaba bajo control, ya que uno de los soldados, grito :¡ ahí vienen!.
Toda la gente comenzó a correr despavorida todos se dirigían hacia al galpón donde estaban los vehículos. Mis padres al escuchar el disparo también salieron y ahora se iban corriendo hacia el galpón. Mi padre me llamaba sin parar. Entonces fui con él y con mi madre.
Mientras nos íbamos acercando al galpón, nos cruzábamos con los soldados que salían corriendo  a toda velocidad, con sus ametralladoras.
Cuando llegamos al galpón, justo salían tres tanques de guerra, sin importar que se les cruce a su paso.
Entramos y luego de que todos estábamos según un cartel en el área de contención. Un soldado vino y cerró el portón del galpón. Luego un soldado que estaba del lado de adentro lo trabo con un pasador, que por que se podía ver era indestructible.
Toda la gente estaba callada. Esperando a que suceda algo.
Del otro lado, se podían escuchar las corridas de los soldados y las ordenes de los superiores. También se se escuchaban los motores de los jeeps y tanques.
De pronto todo quedo callado, tan solo se escuchaban los motores que regulaban.
Hasta que se escuchó una voz a los lejos que dijo: ¡ ahí vienen! Todos preparados, francotiradores ustedes son los primeros en disparar.
Todas las personas que estaban refugiadas en el galpón se comenzaron a abrazar, las mujeres que tenían niños, los agarraban y los abrazaban.
Otros tan solo se persignaban, rezaban, o se agarraban de las manos.
Pasaron unos dos minutos y no hubo un solo disparo.
Yo por suerte tenía mi arma. Y mi uniforme.
Estaba preparado para lo que se viniera. Mi madre estaba apoyada en el pecho de mi padre y con su mano izquierda en mi mano.
Pero que era lo que sucedía realmente. Nadie disparaba. Pero no termine de pensar esto que la misma voz que dio la orden de que se preparen grito:¡ fuego!.
Fue ahí que se escucharon los francotiradores disparar.  Se escucharon los disparos uno atrás del otro. Fueron como treinta o más. Hasta que nuevamente aprecio la voz y dijo: ¡ vienen más, fuego a discreción!.
Era como la segunda guerra mundial o Vietnam. Era disparos tras disparos de ametralladoras. Luego los tanques. No podía creer lo que estaba sucediendo era la guerra lo que se disputaba afuera, una guerra que no sabían si iban a ganar los militares.
Ya la gente se estaba poniendo nerviosa adentro. Los niños lloraban sin parar. Todos estaban con sus oídos tapados, para no escuchar los disparos que en el galpón retumbaban sin parar.
De pronto todo se calló. Y se comenzaron a escuchar las voces de los soldados de afuera que decían que todo estaba despejado.
Aunque el peligro ya había pasado, nos tuvimos que quedar ahí adentro. Hasta que saquen los cuerpos de los infectados que habían liquidado los soldados.
                           MARTES 03:30HS.
Después de tanto esperar, el soldado que estaba adentro corre el pasador y abre el portón.
Toda la gente salió asustada. Mirando para todos lados como perseguidos. Mirando que no quede uno de esos infectados.
Por otra parte, yo con mis padres me fui hacia la carpa en donde estamos. Y una vez ahí no pude contenerme y comencé a contarles lo que me dijo el soldado en mi casa.
Mi padre me escuchó atentamente y mi madre me miraba como que queriéndome entender. Hasta que mi padre me interrumpe y dice: ¡ está bien hijo, vos decís que este sitio no es seguro. Pero ¿a dónde vamos a ir?, esas cosas están por todos lados, según lo que te conto el soldado. Entonces que debemos hacer, no es seguro quedarse ni tampoco irse.
Después de escuchar estas palabras lo mire a mi padre y le dije: ¡yo voy a protegerlos de todo!.
¡Está bien!, dijo mi padre, pero será mejor que descansemos ¿sí?.
Yo no le respondí y me tire a la cama, ellos me siguieron y también se acostaron. No tardaron mucho en dormirse.
Yo por otra parte, me quede acostado con los ojos abiertos, mirando el techo de la carpa. Pensando en toda la situación que vivimos todos hace un instante.
Mientras pienso, agarro mi arma y la coloco a mi lado. Tengo que estar preparado para todo lo que pueda llegar a suceder. Debo estar alerta. Puede que si no lo estoy, sea demasiado tarde.

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