domingo, 14 de agosto de 2011

INVASIÓN - CAPITULO 6

Mis ojos se abren violentamente. Un ruido a vidrio  estrellándose contra el piso vino desde la cocina. Me levanto rápido. Todavía es de noche. ¿Quién está aquí adentro?. Debo tener mucho cuidado. Fui caminando hasta la puerta. Me apoye en ella, me despabile un poco y luego tome el picaporte. Abrí la puerta lentamente. No veía nada. Se escuchaban ruidos raros, cosas que caían. ¿ quién rayos entro a mi casa?, no me animo a salir, y ¿si son mis padres?, ¿ qué es lo que debo hacer?.
No me queda otra cosa más que salir. Abro la puerta de par en par. Salgo de mi cuarto, caminando muy lentamente hasta las escaleras. Tengo que bajar, pero no sé qué hacer. Pero nada iba a salir bien, yo sabía que no debía salir de mi cuarto. Sabía que tenía que quedarme adentro. ¿Por qué Salí?.
Esas cosas estaban adentro de mi casa, y me vieron parado, ahí como un idiota.
Comenzaron a subir con una velocidad inexplicable. Fueron tan rápidos que no tuve tiempo de cerrar la puerta de mi cuarto con llave.
Otra vez me volvió a pasar, como en la estación de servicio, pero esta vez son muchos. No puedo resistir.
La puerta se está abriendo cada vez más. ¡Mierda!, pensaba por dentro, ¿cómo pudieron entrar si yo cerré la puerta con llave?, sé que el portón seguramente lo pudieron haber abierto. Pero la puerta de entrada no. Como lo hicieron. Ya no soporto.
Lo demás ya no necesito contarlo. Ellos me ganaron, era obvio, la fuerza que ellos hicieron para entrar, me termino por tirar al suelo y esta vez no podía escapar.
Ya era mi fin, ni bien me vieron ahí tirado, no lo dudaron y lo único que pude hacer, es gritar con todas mis fuerzas para…
                    LUNES 10:00 HS.
… despertarme en mi cuarto, aturdido  perdido y mareado. Ya era de día, todo había sido un sueño. Un mal sueño.
Pero, esta vez sí hay ruidos en mi casa.
No voy a volver a hacer lo mismo que hice en el sueño. Mejor voy a quedarme acá. Estoy a salvo. Aunque comienzo a sentir pasos. Están subiendo la escalera. Necesito buscar algo para defenderme, pero primero cierro la puerta con llave. Una vez que lo hice, comienzo a buscar algún elemento para defenderme de lo que sea que haya adentro de mi casa, y que de a poco está subiendo la escalera.
Ya está arriba, y se está acercando. Ya lo siento cerca.
Vamos tengo que encontrar algo. Algo tengo que tener. ¡si, bingo!, mi bate de baseball. Creo que nunca lo use, y este es un buen momento para estrenarlo.
Me preparo para abrir la puerta, giro la llave. La puerta ya está lista para abrirse. La adrenalina era cada vez más en mi cuerpo. Mi corazón se aceleraba cada vez más. Creo que voy a estallar.
Tomo aire y abro la puerta con furia, y cuando estoy justo por atacar, lo que estaba de espaldas a mí, se da vuelta, y veo que es mi padre. En ese momento, lo único que hice fue soltar ese bate y abrazarlo. El hizo lo mismo me abrazo muy fuerte y me dijo :¡ hijo, ¿estás bien?, perdona que nos hayamos ido con tu madre. No tuvimos tiempo en venir a despertarte todo paso muy rápido.
Pero ya no me importaba lo que había sucedido, de que ellos se habían ido sin mí. Ahora están acá conmigo. Y eso me pone feliz de la vida.
No pensaba en nada, ya lo que me había sucedido ayer, lo había olvidado por completo.
De pronto, mi padre me dice:¡tenemos que irnos!, no podemos quedarnos acá.
Entonces este era el momento de preguntar, que es lo que sucedía, y esa fue mi pregunta.
La respuesta de mi padre fue la siguiente:
El domingo a la mañana temprano llamaron a la puerta, tu madre atendió. Y todo pasó muy rápido, entraron unos soldados a la casa y nos llevaron. No pudimos despertarte. Les dijimos que teníamos que ir a despertarte para que vengas con nosotros, pero nos dijeron que teníamos que mantenernos callados. Nos subieron en un colectivo y nos llevaron a una base militar, que está muy cerca de aquí.
Nos quedamos ahí hasta hoy a la mañana, nos dieron de comer, y ahora nos están esperando afuera. Vinimos a buscar tan solo ropa.
No podía creer lo que estaba escuchando, me quede sorprendido por todo lo que me había dicho mi padre. Pero me hizo reaccionar mi padre sacudiéndome. Me miro  y me dijo :¡ debemos irnos!.
Entonces fue ahí cuando reaccione, y fui hasta mi cuarto a buscar ropa.
Tarde unos minutos en armar un pequeño bolso con un poco de ropa. Luego salí de mi cuarto y mi padre ya me estaba esperando. Le pregunte por mi madre, y él me dijo que estaba en la base militar.
Quería verla, necesitaba su abrazo para saber que está bien.
Bajamos las escaleras y en la cocina estaban algunos militares, esperándonos altamente armados, con unas ametralladoras que solamente había visto en las películas y que creía que no existían.
Ni bien me vieron lo primero que hicieron fue apuntarme. Linda bienvenida, pensé. Me estaban apuntando militares en mi propia casa.
Mi padre trato de decirles que era su hijo. Pero ellos mucho caso no le hicieron. Llamaron por la radio a otros, que me agarraron y me llevaron en un jeep. Me senté. Sin hablar iba mirando hacia adelante. Los soldados que venían en el móvil conmigo no me sacaban la vista de encima. Me miraban como buscándome algo, con ganas de dispararme.
Fuimos por la ruta, hicimos el mismo camino que yo hice anoche. De pronto diviso el auto de Gabriel, había soldados a su alrededor. Lo estaban rociando con nafta para prenderlo fuego.
Al ver el auto, yo dije: ayer estuve hablando con ellos. No tendría que haberlo dicho, uno de los soldados me miro y me golpeo con su ametralladora. Ahí fue cuando me desmaye.
                             LUNES 15:30 HS.
Mis ojos se volvieron a abrir, el dolor de cabeza que tengo no puedo soportarlo. El dolor es del golpe que me dio ese soldado.
De repente, escucho:¡ al fin se despertó señor!.
Trate de levantar la mirada pero no podía. Trate de moverme, pero estaba encadenado. No podía entender nada. Estaba mareado.
Luego escucho otra vez esa voz, que me dice:¡quédese tranquilo, además del golpe, lo sedamos!.
¿Por qué?, pregunte.
¡no queríamos correr el riesgo de dejarlo suelto y que se convirtiera en esas cosas que andan por la calle!, me respondió con el mismo tono.
¡noo, estoy bien soy una persona normal!,¡suéltenme!, grite con todas mis fuerzas.
Después que dije eso, vino un soldado y me soltó.
No podía levantarme, estaba destruido.
Ahora vamos a llevarlo con su familia, ¿sí?, me dijeron levantándome.
Yo no les respondí, lo único que hice fue mirarlos a la cara, con ganas de matarlos por lo que me hicieron.
Después de pasar todo lo que pase, me llevaron en el mismo jeep hasta un lugar en donde había muchas carpas.
Me dejaron en una de las últimas carpas del lugar, ahí se encontraba mi familia seguramente. Me baje del vehículo y entre a la carpa, pero nadie había en su interior.
Me quede sentado en un pequeño asiento que había adentro de la carpa y me quede mirando que había. Y la verdad que muchas cosas no tenía, tan solo dos camas, una mesita y nada más. Me olvidaban también algunas lámparas y linternas seguramente para cuando anochezca.
No sabía qué hacer, no sabía dónde estaban mis padres y mi abuela. De pronto, entra una mujer con una bandeja con comida. Me mira como con ganas de decirme algo, pero no lo hace.
Me deja la bandeja arriba de la pequeña mesa, y se va.
Ni bien dejo la bandeja con comida, me levante y comencé a comer. Tenía muchísima hambre. Y aunque no era muy rica la comida, masticaba con ganas por el hambre que llevaba conmigo.
Después de unos veinte minutos, termine de comer, ahora me quedaba por ir a buscar a mis padres. Para que me expliquen todo esto.
Me levante de mi silla y me fui hacia afuera. En donde iba a ver muchas cosas que me van a sorprender. 

                      LUNES 16:55 HS.
Comencé a caminar por este pasillo que divide las carpas. No podía creer todo lo que sucedía, había muchísima gente, hombres, mujeres, niños y ancianos.
Era un predio muy grande en el que estábamos, todo estaba armado como si estaría por llegar la guerra de la tierra contra el infierno.
Había alambres de púa por todos lados, además de eso había ametralladoras, tanques de guerra francotiradores y además solados camuflados que caminaban del otro lado del alambre.
Seguí caminando por este camino y de a poco quedaban menos carpas que pasar.
Pase por una carpa en la que salían una especie de científicos, lo cual me llamo mucho la atención. Entonces me detuve y me quede mirando. Había en una camilla de acero, una persona obviamente muerta, porque la estaban examinando. Seguramente hace rato que está ahí porque hay mucha sangre por todos lados. Se puede ver la cantidad de sangre que tienen los guardapolvos de esos científicos, y los guantes de látex era rojos completamente.
Me quede mirando un buen rato, hasta que vino un soldado y me dijo: ¡hey chico!, largo de aquí.
No dude en irme, no quería recibir otro golpe en la cabeza.
Camine unos cuantos metros más, hasta que sentí un silbido detrás de mí. Me di vuelta y ahí estaba mi padre, venía con su sonrisa de oreja a oreja.
Me abrazo nuevamente, me miro y me dijo :¡vamos con tu madre!.
Yo no le respondí y camine con el hacia la carpa en donde ellos están.
Tenía muchas ganas de ver a mi madre, de eso se dio cuenta mi padre, él no me hablo hasta que llegue.
Entre a la carpa y ahí la vi a mi madre sentada, y ni bien me vio se paró y me sonrió. Luego me abrazo y me beso en la mejilla, me miro y me dijo: ¡ yo sabía que ibas a estar bien hijo!.
Me quede callado, no hable en ningún momento tan solo quería abrazarla a mi madre.
Pero algo andaba mal mi abuela no estaba. Entonces yo le quise preguntar por ella, pero mi madre con un gesto en la cara me dio a entender que ella había sido asesinada por una de esas cosas o quizas por más de una.
Me senté con mis padres y comenzamos a hablar y mi padre me dijo lo que sucedía. Las palabras fueron las siguientes: “hijo seguramente querrás saber qué es lo que está sucediendo, ¿no es así?. Yo asentí con mi cabeza.
“muy bien, nadie sabe que es lo que sucede, según el rumor que se corre aquí por la gente del pueblo que esta igual que nosotros, los científicos están estudiando y dijeron que es virus que ataca al cerebro es algo muy parecido a la rabia, pero diferente. Todavía están viendo porque es, no saben si es por el aire, aunque esa hipótesis ya fue descartada pienso porque sino todos seriamos esas cosas que matan a la gente. Están pensando que sea el agua y que actúe horas más tardes. Pero ya hicieron estudios con algunas personas con el agua y nada ha sucedido.
Después de esta última hipótesis no existe otra.
Lo que sí se sabe, es que estas cosas andan solamente por la noche. No saben tampoco por que no andan de día. Aquí a la noche están todos muy alertas, porque se habló que a algunos kilómetros de acá, una base militar fue arrasada y no solo militares sino personas al igual que en esta base fueron liquidadas. Nadie quedo vivo.
Lo único que podemos hacer es mantenernos alerta y juntos. Por más que haya solados con armas, no podemos confiarnos en estos soldados con sus armas.
Yo solo lo escuchaba y asentía con la cabeza todo lo que él me decía.
De pronto una alarma sonó y de unos parlantes se escuchó una voz que dijo: ¡queremos avisar que dentro de treinta minutos el sol ya se estará ocultando, les pedimos que cuando suene la próxima sirena todos entren en sus carpas, tendrán luz por una hora luego se apagaran. Ya saben que no podemos tener luces encendidas por que atraen a esas hordas de infectados. Tampoco tienen que hacer ruido. Por eso les pedimos por favor que se mantengan callados. Muchas gracias!.
Mi padre mi miro y no me dijo nada. Tan solo se levantó y cerró con el cierre la puerta de la carpa. Yo me quede pensando en que no suceda nada esta noche.

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