SUBESSE IN TENEBRIS
(EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
PARTE 2.
Capítulo 4.
El avión
llego a Buenos Aires. Eran las siete de la mañana, hacia calor. Demasiado.
Era como
estar en el mismísimo infierno.
Una vez que
el cura y el cardenal bajaron del avión
se fueron directamente hacia la iglesia en donde ellos viven, para dejar sus
cosas. Luego, saldrán a buscar a la niña y al demonio que la acompaña.
Aunque ellos
no saben que el demonio y la pequeña, están en Austria.
Llegaron rápidamente
a la iglesia, cada uno se fue a su cuarto para prepararse.
El cardenal,
lo primero que hizo fue agarrar las cosas para un exorcismo. Las dejo sobre su
mesa de luz y se fue hacia el baño. Una ducha le vendrá muy bien.
Por otra
parte, el cura cuando entro a su cuarto se quedo pensando en lo que sucedió
arriba del avión. No podía sacar de su cabeza aquellas imágenes diabólicas.
Mientras se
sacaba toda su ropa para comenzar a bañarse, pensaba y pensaba. Su mente ya no
estaba bien, quedo shockeado por lo que había sucedido.
Lleno la
bañara con agua caliente y se metió.
Cerró sus
ojos, y descanso un poco. Necesitaba relajarse.
Pero el, no
se dio cuenta y lentamente comenzó a dormirse y en su cabeza comenzaron a
escucharse voces.
-.vigilantibus.-
El cura,
abrió los ojos.
Estaba
tirado en el pasto, en un inmenso campo.
No entendía
como había aparecido ahí.
Trataba de
buscar aquella voz, que le dijo que despertara, pero no la encontraba a su
alrededor.
Se levanto,
y se quedo parado mirando unos minutos todo el lugar. Pensaba o mejor dicho
trataba de pensar donde estaba, pero no entendía. En su cabeza, llovían
preguntas sin respuestas.
De pronto,
visualiza un gran castillo a lo lejos. Y cuando quiso tratar de razonar en
donde estaba. Sus piernas estaban en movimiento, rumbo a ese gran lugar.
Iba
caminando por un sendero, muy angosto. A sus costados había arboles, tan altos
que podían llegar hasta el cielo.
Y mientras
mas avanzaba, por delante de él, se cruzaban algunos conejos.
Todavía faltaba
mucho para llegar. Pero el seguía caminado sin parar. Hasta que de pronto, ve
una árbol de manzanas. Tan rojas que parecían diamantes colgando.
Fue hasta
el, y tomo una. Y mientras seguía su viaje iba disfrutando de aquella fruta.
Hizo unos
cuantos metros, hasta que se cruzo con una bella mujer.
Era la más
hermosa del universo. El cura no podía creer lo que sus ojos veían.
Ella al
verlo a él, se quedo parada. Mirándolo directamente a sus ojos.
El corazón
del hombre de dios, comenzó a latir con fuerza. Jamás había sentido algo igual.
No sabia que
hacer, si saludarla o que.
Cada vez se
iba acercando más a ella. Y su corazón latía con más y más fuerza. Y una vez
que la tuvo enfrente de él, dijo:
-.¡hola!.-
Ella lo
miro, no entendía.
-. ¿No entiendes lo que digo?.- pregunto el cura.
Pero, ella
no respondía. Lo único que hizo fue sonreír. Luego lo tomo de la mano y
mirándolo a los ojos le dijo:
-. No digas nada y sígueme.-
La voz de
esa mujer, entro en sus oídos. Era la voz de una sirena. Tan hermosa que su
mente quedo paralizada. Lo único que le quedo por hacer, fue seguir caminando
junto a ella.
Caminaron
por todo el sendero sin hablar. Tan solo, cruzaban algunas miradas y sonrisas.
Hasta que
después de una larga caminata, llegaron al castillo.
Aquel lugar parecía
salido de un cuento de hadas, el castillo era imponente.
Los dos
siguieron caminando. Atravesaron un parque gigante, tenía algunas fuentes y flores
de todos los colores que una persona se puede imaginar.
La mano del
cura no soltaba a la muchacha. Hasta que, de pronto, él le pregunta:
-.¿hacia donde me llevas?.-
Ella le sonrió
y le respondió:
-. Conocerás a mi padre, el rey de todo este lugar.-
El cura se
quedo pensando. Pero, su mente se distraía con la belleza del lugar.
Luego de
caminar, por ese parque enorme. Llegaron a una puerta, la cual era la entrada
del castillo.
-. Tu espérame aquí.-
El, se quedo
parado. Mirando para todos lados.
Un poco
asustado.
De repente,
ve como una especie de guardias que se acercaban hacia él.
Al ver esto,
se quedo quieto. Trataba de no mirar, pero inevitable.
Hasta que,
uno de los guardias le grita:
-.!!!heyy, alto ahí!!!.-
El cura se
quedo parado y mirando para todos lados.
Pero, cuando
quiso darse cuenta los dos guardias estaban ahí.
-.¿tu que haces aquí?.- pregunto uno de los
guardias.
El, no sabia
que responder.
-.creo que le cortaron la lengua.-
dijo el otro guardia entre risas.
Pero, el cura
fue más rápido que ellos y salió corriendo.
Los guardias,
al ver esto. Comenzaron a seguirlo, desvainaron sus espadas y corrían detrás de
él.
No paraba de
rezar y rezar, pero la ayuda no venia. Hasta que, se adentro en un bosque que
estaba cerca.
Corrió y corrió
sin parar. Entonces de detuvo, para recuperar el aire.
Pero algo
paso cerca de su cabeza, clavándose en un árbol. Era una flecha.
No sabia que
hacer, estaba muy cansado. Pero, decidió correr con todas sus fuerzas.
Mientras corría,
podía sentir el sonido de las flechas pasando muy cerca de su cabeza.
El, solo
rezaba que no se cayera. Si eso sucedía, lo iban a matar esos guardias y todos
los que están atrás, ya que ahora hay arqueros.
Pero, la
suerte ni dios ni nadie estaba de su lado, ya que una flecha lo lastimo. Dio un
grito de dolor y cayo al pasto.
No paraba de
gritar, el dolor se había apoderado de él.
Miro su
pierna izquierda y vio la flecha clavado en su pierna. De lado a lado estaba.
De pronto,
ve que se acercan los guardias que lo corrieron y otros más.
Trato de arrastrarse pero no podía.
Hasta que,
se dio cuenta que ya estaban ahí. Había arqueros apuntándolo y ahí estaban también
los dos guardias.
-. Déjenmelo a mi.- dijo
uno de los guardias.
Con su
espada en mano, se acercó al cura.
-. No, por favor. No me
mate, yo no hice nada.- decía el hombre de dios.
-. ¡¡¡Todos dicen los mismo.
Pero debes morir!!!.- grito el guardia.
Pero antes
de que su espada, corte su cabeza el cura, se despertó en su cama.
-.¿que paso?.-se
pregunto.
No podía entender
como había llegado a su cama.
Miro la hora
y vio que faltaban cinco minutos para ir en busca del padre de la niña.
Se levanto
de la cama, pero al hacerlo sintió un fuerte dolor en la pierna izquierda y dio
un grito.
Se saco la
sotana y el pantalón de vestir negro que llevaba y se vio que tenía un agujero
y lo peor de todo, es que estaba perdiendo sangre.
Se fue
arrastrando hasta el baño, tomo el botiquín de primeros auxilios y comenzó a
curarse la herida.
Mientras se
curaba, pensó. ¿Qué rayos fue eso que soño?.