SUBESSE IN TENEBRIS
(EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
PARTE 2.
Capítulo 3.
El papa,
sintió ese olor que solamente, podría venir de un solo lugar, el infierno.
Pero, no le
importo. Y una vez que abrió la vitrina, que contenía a la lanza. Estiro sus
manos y la tomo.
En ese
momento la miro, era de bronce. Y todavía tenia filo.
De pronto,
volvieron las voces a él. No sabia que decían, ni tampoco de quien era.
Lo único que
escuchaba, eran como una especie de susurros al odio.
Muchas
personas, quisieron tener esta lanza en las manos y no pudieron. Y en este
momento, el la tenia.
La miraba,
no podía sacarle la mirada de encima a esa lanza.
De repente,
se da cuenta, que el olor a azufre es cada vez más fuerte.
Mira para
atrás, y no ve nada. Alguien estaba ahí, en ese mismo lugar, pero no se podía
ver.
Entonces
tomo la decisión de irse de ahí. Dejo la lanza, y salió del lugar a toda
velocidad.
Nuevamente
caminaba por ese pasillo oscuro, hasta que, alguien apareció.
No se podía
distinguir bien, tan solo se veía como una sombra.
Trato de
mirar, pero era imposible. Tenia forma de persona, pero no se podía distinguir
el rostro, ni las manos. Era todo negro.
Entonces el
papa, saco su cruz y comenzó a rezar. Pero esa sombra, no se iba de ahí.
De pronto,
pudo ver como avanzaba hacia él.
El papa, no
sabia que hacer, y aunque rezara, no le iba hacer ningún daño, a ese
demonio. Si es que era uno.
Rezaba y
rezaba, hasta que esa sombra en un abrir y cerrar de ojos, la tuvo frente a el.
No respiraba.
No emitía ningún sonido.
Hasta que de
pronto, aquella sombra se desvaneció, dejando un silencio que invadió todo el
pasillo.
El papa,
hizo la señal de la cruz y se fue de ahí.
Camino muy
rápido. Tenía miedo. No sabia que hacer. Transpiraba.
Cerró todo como
estaba y se fue hacia su cuarto. Pensó. Pero no podía. Todavía tenía esa imagen
de aquella sombra que se apareció.
De pronto,
va hacia una mesa. Sobre ella, había un teléfono. Lo tomo y marco el número de
quien quería llamar.
Un teléfono
en un avión privado suena. Era del padre argentino que estaba volviendo a su
país, para hacer lo que el papa le pidió.
-. Cardinale, buon
pomeriggio, io sono Giovanni Paolo V. Devo dire qualcosa di importante.-
-. Si, mi dica. Cosa é
successo?.- dijo el cardenal.
-. Sono andato nella camera
dove le cose sono sacre. Cose che solo visto i cavalieri Templari.- respondió
el Papa.
-. Signore, tu sai che
solo i discendenti dei cavalieri puó
entrare. Che era li?.- pregunto el Cardenal muy preocupado.
-. Non lo so. Ma qualcosa é
successo quando sono andato.- respondio el papa con voz muy nerviosa.
-. Cosa é successo?.- pregunto
con una voz mucho mas preocupada el Cardenal.
-. Apparve un´ombra mi si
avvicinó. Trascorso pochi secondi. Ma poi scomparve.- dijo Juan Pablo V.
-. Ti sentí bene?. Non suona
molto di buono da dire.- le dijo el Cardenal.
Una vez que
el Cardenal, dijo esto ultimo. Solamente se escuchaba la respiración del papa.
-. Voglio al piú presto, trovare
il demonee ucciderlo. Tempo non molto sinistra. Fermare tutto questo, il
vaticano non é piú un luogo sicuroe Dio
non ha alcun potere su di noi,
che ci protegge.- dijo el Juan Pablo V.
-. Bene signore, ci sono poche
ore di Argentina. ma noi dormire e la prima cosa alla ricerca del diavolo.- respondio el Cardenal y espero
a que el Papa dijera algo.
-. Non puó riposare, il diavolo
non riposa mai.- dijo el Papa con un tono de orden.
-. Se, appena arriviamo,
inizieremo la nostra ricerca e che hanno notizie.- respondió el Cardenal.
Una vez que
termino de hablar con Juan Pablo V. corto el teléfono que tenia el avión privado.
Se quedo
pensando tan solo unos segundos, el padre que venia sentado al lado de él, lo
miraba. Tratando de saber algo.
De pronto,
el cardenal mira al cura y le dice:
-. El papa fue a la sala donde
están las cosas sagradas.-
-. ¿Qué?, el, sabia que no puede
entrar. Solo los descendientes de los caballeros templarios pueden entrar a ese
lugar.- dijo el Cura.
-. Si, él lo sabe. Pero tiene la
llave del lugar.- dijo esto y el cura lo interrumpió.
-. Si,
pero las leyes del vaticano, dicen que solo ellos puedan entrar a ver esas
cosas. Solo ellos.- dijo el cura con voz de enojado.
-. Él, lo sabia a eso, pero algo
le sucedió cuando salió del cuarto.- dijo el Cardenal.
-.¿que sucedió?.- pregunto el Cura.
-. Una sombra apareció y estuvo
frente a él. Y dice que el vaticano ya no es un lugar seguro, dios ya no nos
protege.- dijo el Cardenal, mirándolo directamente a los ojos.
Los dos se
quedaron pensativos. No dijeron ni una sola palabra los dos.
Estuvieron
así unos segundos, hasta que el Cardenal siguió leyendo y el cura se recostó en
el asiento y cerro los ojos.
Pasaron unos
cuarenta minutos cuando el cura, abrió los ojos y vio al cardenal que estaba
durmiendo, todo el avión estaba callado.
De pronto,
le dieron ganas de ir al baño. Entonces se para y camina hacia él.
Hace unos
cuantos pasos, pero nota algo extraño afuera. Se acerca a la ventanilla y ve
una especie de neblina. Ni siquiera se podían ver, las alas del avión.
Pero sus
ganas de ir al baño, hicieron que deje ver hacia afuera.
Camino
rápido por el pasillo hasta llegar a la puerta del baño. Entro y comenzó a
orinar.
Luego, tiro
la cadena y se lavo las manos. Se miro en el espejo unos minutos y salió.
Pero, cuando
abrió la puerta se encontró con todo el avión con las luces apagadas. ¿Qué es
lo que sucede?, se pregunto.
Hizo unos
pasos, nada más. Porque el avión comenzó a sacudirse.
Al ver que
comenzó a suceder esto, fue rápido hacia donde estaba el cardenal. Pero, de
pronto, por las ventanas se veía una luz roja. Aunque vio eso, tan solo siguió
su camino, hasta llegar a ver al cardenal.
-. ¡¡¡Nooooooooooooooo!!!.-
grito el cura.
El cuerpo
del cardenal, estaba todo mordido, como si hubiese sido atacado por leones.
El cura se
desespero, no sabia que hacer.
Pero, de
pronto, algo sucedió. Su cuerpo se elevo, como si estaría volando.
Su cuerpo en
el aire, giro hasta que dar mirando hacia la cabina del avión.
No sabía que
era lo que estaba sucediendo.
Pero desde
la cabina del avión salió aquel hombre de blanco, que seguía a Sara en sus
sueños.
El cura, se
quedo con la boca abierta al ver a ese hombre, ya que sabía quien era.
-.
Tua stupri. Sunt cecidit ángelus. Si occideritis me curo. ego ad caelum.- dijo el cura.
-. An tu in coelo. Ego percutere te
in inferno.- respondió Lucifer.
Pero, de
repente, una luz blanca gobernó el avión. Y lucifer tapando su cara fue
retrocediendo.
-. Non quidem regere animas.- dijo
Lucifer, mostrando sus ojos rojos de ira.
Luego, el
cura abrió los ojos y se encontraba tirado en el piso. El cardenal, tenia una
cruz en la mano derecha y en la izquierda agua bendita.
-.¿estas bien?.- le pregunto el
cardenal.
El cura, tan
solo movió la cabeza dando a entender que si.