sábado, 14 de julio de 2012

SUBESSE IN TENEBRIS!


SUBESSE IN TENEBRIS
(EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
PARTE 2.
                       Capítulo 4.
El avión llego a Buenos Aires. Eran las siete de la mañana, hacia calor. Demasiado.
Era como estar en el mismísimo infierno.
Una vez que el cura y el cardenal  bajaron del avión se fueron directamente hacia la iglesia en donde ellos viven, para dejar sus cosas. Luego, saldrán a buscar a la niña y al demonio que la acompaña.
Aunque ellos no saben que el demonio y la pequeña, están en Austria.
Llegaron rápidamente a la iglesia, cada uno se fue a su cuarto para prepararse.
El cardenal, lo primero que hizo fue agarrar las cosas para un exorcismo. Las dejo sobre su mesa de luz y se fue hacia el baño. Una ducha le vendrá muy bien.
Por otra parte, el cura cuando entro a su cuarto se quedo pensando en lo que sucedió arriba del avión. No podía sacar de su cabeza aquellas imágenes diabólicas.
Mientras se sacaba toda su ropa para comenzar a bañarse, pensaba y pensaba. Su mente ya no estaba bien, quedo shockeado por lo que había sucedido.
Lleno la bañara con agua caliente y se metió.
Cerró sus ojos, y descanso un poco. Necesitaba relajarse.
Pero el, no se dio cuenta y lentamente comenzó a dormirse y en su cabeza comenzaron a escucharse voces.
                   -.vigilantibus.-
El cura, abrió los ojos.
Estaba tirado en el pasto, en un inmenso campo.
No entendía como había aparecido ahí.
Trataba de buscar aquella voz, que le dijo que despertara, pero no la encontraba a su alrededor.
Se levanto, y se quedo parado mirando unos minutos todo el lugar. Pensaba o mejor dicho trataba de pensar donde estaba, pero no entendía. En su cabeza, llovían preguntas sin respuestas.
De pronto, visualiza un gran castillo a lo lejos. Y cuando quiso tratar de razonar en donde estaba. Sus piernas estaban en movimiento, rumbo a ese gran lugar.
Iba caminando por un sendero, muy angosto. A sus costados había arboles, tan altos que podían llegar hasta el cielo.
Y mientras mas avanzaba, por delante de él, se cruzaban algunos conejos.
Todavía faltaba mucho para llegar. Pero el seguía caminado sin parar. Hasta que de pronto, ve una árbol de manzanas. Tan rojas que parecían diamantes colgando.
Fue hasta el, y tomo una. Y mientras seguía su viaje iba disfrutando de aquella fruta.
Hizo unos cuantos metros, hasta que se cruzo con una bella mujer.
Era la más hermosa del universo. El cura no podía creer lo que sus ojos veían.
Ella al verlo a él, se quedo parada. Mirándolo directamente a sus ojos.
El corazón del hombre de dios, comenzó a latir con fuerza. Jamás había sentido algo igual.
No sabia que hacer, si saludarla o que.
Cada vez se iba acercando más a ella. Y su corazón latía con más y más fuerza. Y una vez que la tuvo enfrente de él, dijo:
                   -.¡hola!.-
Ella lo miro, no entendía.
                -. ¿No entiendes lo que digo?.- pregunto el cura.
Pero, ella no respondía. Lo único que hizo fue sonreír. Luego lo tomo de la mano y mirándolo a los ojos le dijo:
              -. No digas nada y sígueme.-
La voz de esa mujer, entro en sus oídos. Era la voz de una sirena. Tan hermosa que su mente quedo paralizada. Lo único que le quedo por hacer, fue seguir caminando junto a ella.
Caminaron por todo el sendero sin hablar. Tan solo, cruzaban algunas miradas y sonrisas.
Hasta que después de una larga caminata, llegaron al castillo.
Aquel lugar parecía salido de un cuento de hadas, el castillo era imponente.
Los dos siguieron caminando. Atravesaron un parque gigante, tenía algunas fuentes y flores de todos los colores que una persona se puede imaginar.
La mano del cura no soltaba a la muchacha. Hasta que, de pronto, él le pregunta:
               -.¿hacia donde me llevas?.-
Ella le sonrió y le respondió:
             -. Conocerás  a mi padre, el rey de todo este lugar.-
El cura se quedo pensando. Pero, su mente se distraía con la belleza del lugar.
Luego de caminar, por ese parque enorme. Llegaron a una puerta, la cual era la entrada del castillo.
                -. Tu espérame aquí.-
El, se quedo parado. Mirando para todos lados.
Un poco asustado.
De repente, ve como una especie de guardias que se acercaban hacia él.
Al ver esto, se quedo quieto. Trataba de no mirar, pero inevitable.
Hasta que, uno de los guardias le grita:
               -.!!!heyy, alto ahí!!!.-
El cura se quedo parado y mirando para todos lados.
Pero, cuando quiso darse cuenta los dos guardias estaban ahí.
               -.¿tu que haces aquí?.- pregunto uno de los guardias.
El, no sabia que responder.
          -.creo que le cortaron la lengua.- dijo el otro guardia entre risas.
Pero, el cura fue más rápido que ellos y salió corriendo.
Los guardias, al ver esto. Comenzaron a seguirlo, desvainaron sus espadas y corrían detrás de él.
No paraba de rezar y rezar, pero la ayuda no venia. Hasta que, se adentro en un bosque que estaba cerca.
Corrió y corrió sin parar. Entonces de detuvo, para recuperar el aire.
Pero algo paso cerca de su cabeza, clavándose en un árbol. Era una flecha.
No sabia que hacer, estaba muy cansado. Pero, decidió correr con todas sus fuerzas.
Mientras corría, podía sentir el sonido de las flechas pasando muy cerca de su cabeza.
El, solo rezaba que no se cayera. Si eso sucedía, lo iban a matar esos guardias y todos los que están atrás, ya que ahora hay arqueros.
Pero, la suerte ni dios ni nadie estaba de su lado, ya que una flecha lo lastimo. Dio un grito de dolor y cayo al pasto.
No paraba de gritar, el dolor se había apoderado de él.
Miro su pierna izquierda y vio la flecha clavado en su pierna. De lado a lado estaba.
De pronto, ve que se acercan los guardias que lo corrieron y otros más.
 Trato de arrastrarse pero no podía.
Hasta que, se dio cuenta que ya estaban ahí. Había arqueros apuntándolo y ahí estaban también los dos guardias.
                      -. Déjenmelo a mi.- dijo uno de los guardias.
Con su espada en mano, se acercó al cura.
                    -. No, por favor. No me mate, yo no hice nada.- decía el hombre de dios.
                   -. ¡¡¡Todos dicen los mismo. Pero debes morir!!!.- grito el guardia.
Pero antes de que su espada, corte su cabeza el cura, se despertó en su cama.
                      -.¿que paso?.-se pregunto.
No podía entender como había llegado a su cama.
Miro la hora y vio que faltaban cinco minutos para ir en busca del padre de la niña.
Se levanto de la cama, pero al hacerlo sintió un fuerte dolor en la pierna izquierda y dio un grito.
Se saco la sotana y el pantalón de vestir negro que llevaba y se vio que tenía un agujero y lo peor de todo, es que estaba perdiendo sangre.
Se fue arrastrando hasta el baño, tomo el botiquín de primeros auxilios y comenzó a curarse la herida.
Mientras se curaba, pensó. ¿Qué rayos fue eso que soño?.