miércoles, 21 de diciembre de 2011

SUBESSE IN TENEBRIS

       SUBESSE IN TENEBRIS.
 (EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
               CAPITULO 17.
                            6 MESES DESPUES…
Ya han pasado los nueve meses del embarazo de Sara. Gloria tiene en su poder, la lanza del destino.
En toda Austria buscaron esa lanza, y nada pudieron hacer las autoridades para encontrarla.
Despues de aquel día, en la lanza fue robada. Gloria la escondió en el sótano de la casa. Ahí quedara guardada hasta que llegue el momento, en que tenga que ser usada.
Por otra parte, la pequeña estaba muy molesta, ya que su panza estaba gigante. Parecía que en cualquier momento iba a estallar.
La niña iba de acá para allá, ya sentía como él bebe, pateaba mucho más fuerte de lo que lo hacía antes.
Sara había engordado como unos veinte kilos, ya que después del quinto mes, se la pasaba comiendo. Como si estaría por venir el fin del mundo. Parecía una termita. Arrasaba con todo lo que sea alimento y encontraba en su camino.
Gloria, la veía perfecta. Estaba fuerte para traer este nuevo niño al mundo.
Ella hizo un buen trabajo. La cuido muy bien.
Era 31 de diciembre, cuando la niña sintió que algo corría por sus piernas. Era como agua. Ella no sabía.
Había roto bolsa, justo cuando ella se estaba cambiando, después de darse un baño. El nacimiento había comenzado.
Llamo a gritos a Gloria para que venga a ayudarla.
                   -. ¿Qué sucede?.- pregunto Gloria.
La niña, tan solo se levantó y le mostro lo que le había sucedido.
Al ver esto, Gloria corrió al teléfono y llamo un taxi para poder llevar a la niña al hospital.
Una vez que pudo comunicarse con el taxi, fue hacia el cuarto de la niña y la ayudo a cambiar. Gloria estaba muy contenta.
                        -. No tengas miedo.- dijo Gloria.
                        -. Tengo un poco nada más.- respondió la niña.
                        -. Yo estoy aquí para ayudarte y para cuidarte, ¿okey?.- dijo Gloria.
                        -. Sí. Gracias por todo lo que hiciste por mí.- respondió la niña, con algunas lágrimas en sus ojos.
                       -. No llores, tienes que estar contenta, de que tu hijo está por venir.- dijo Gloria, con una gran sonrisa en su cara.
Las dos se abrazaron y se dijeron que se querían. Luego de haberse cambiado, la niña y Gloria, ya estaban listas para irse hacia el hospital.
Bajaron del cuarto, y esperaron el taxi. Tardo tan solo unos quince minutos desde que lo llamaron.
Una vez que llego, la dos, salieron  y se subieron al taxi.
Mientras iban al hospital, a Sara le comenzaron a dar algunos dolores. El nacimiento se estaba acercando cada vez más.
                         -. Respira. Tranquila Sara.- decía Gloria para tranquilizarla.
Pero los dolores eran cada vez más fuerte. Ya no resistía.
Pero por suerte, pudieron llegar rápidamente al hospital.
Bajaron del taxi, y fueron caminando lentamente hacia la puerta del hospital. La abrieron y entraron.
Una vez adentro, fue a recepción y dijo lo que le sucedía a Sara. Le dieron una silla de rueda y le dijeron que vaya a la habitación 666.
Tomaron el ascensor y fueron hacia la habitación, ahí se quedaron tranquilas. Bueno solamente Gloria estaba tranquila. Sara estaba muy nerviosa.
De pronto, vuelven los dolores, pero esta vez más fuertes.
                       -. Respira, tranquila.- dijo Gloria.
Pero estas palabras, no la calmaban a Sara.
Los dolores seguían, eso quería decir que el nacimiento, ya estaba en puerta.
De repente, entra un doctor y un enfermero.
                 -. Folgen sie den schmerz?.- le pregunto uno de ellos a Sara.
Pero ella, no sabía que responderles. Entonces, contesto Gloria.
                -.nur für eine weile.-
                -. Bringen sie zu  den gebärsaal.- dijo el doctor.
Luego el enfermero, le pidió a Gloria que siente a Sara en la silla.
Una vez que Sara se sentó, le pregunto a Gloria:
                     -. ¿Dónde me llevan?, ¿Qué te dijeron?.-
                    -. Me preguntaron si tenías muchos dolores, yo les dije que sí. Ahora te llevaran a la sala de parto.- respondió Gloria.
La niña, al escuchar lo que le dijo, comenzó a gritar.
                      -.¡¡¡ Nooo!!! Por favor Gloria.-
Pero, seguían avanzando con la silla de ruedas.
Sara trato de escapar, pero no pudo. Hasta que, se encontró con la puerta de la sala.
La subieron a la camilla, y el doctor vio que ya era momento.
                             -. Gut verpassen, war es an der zeit.-dijo el doctor mirando a Sara.
La niña la miro a Gloria, ya que no entendía lo que había dicho el médico.
                       -. Dijo que llego el momento.-
Entonces la niña, se concentró y comenzó a pujar para que él bebe comience a nacer.
Estaba haciendo toda su fuerza, en ese momento. Sara estaba dejando todo.
                     -. Push, push.- decía el doctor.
Él, quería que pujara más, así, él bebe nace.
Pero la niña, no podía estaba realmente cansada.
              -. Reist einer minute, und nimmt dann die gesamte luft, die sie.- le dijo el doctor a Sara.
Gloria como vio que no entendía, le dijo:
                 -. El doctor dijo, que descanses un minuto, luego que tomes todo el aire que puedas y pujes.-
La niña, dio una respuesta con la cabeza.
Luego tomo aire y comenzó a pujar.
                  -. Und sein kopf ist im begriff, zu verlassen.- dijo el doctor.
                -. Vamos Sara, ya casi puede ver su cabeza.- dijo Gloria.
Sara tomo la misma cantidad de aire, y pujo.
Cuando, hizo fuerza sintió como salió la cabeza del niño.
En ese instante, comenzaron a aparecer imágenes.
Aquel campo perfecto, donde ella había estado. Aquel campo donde conoció al extraño.
Todo estaba perfecto, el sol brillaba como si fuera de oro. El cielo estaba celeste como el mar. Se podían ver algunas aves cantar, mientras volaban.
Todo estaba bien.
De pronto, a lo lejos, ve al extraño. Venia caminando como aquel día en que lo conoció, todo vestido de blanco.
Estaba perfecto. Ella sonrió al verlo. Pero el, no.
Tan solo siguió caminando hacia ella, y una vez que estuvo cerca, introdujo su mano derecha dentro del vientre de Sara.
La niña, dio un grito de dolor. Ahí se encontró nuevamente en la sala de partos.
El doctor le seguía diciendo que pujara, que ya faltaba poco. Pero cuando ella, tomaba aire y cerraba los ojos para hacer fuerza se encontraba en aquel lugar.
Aunque esta vez estaba adentro del castillo, principalmente, en el cuarto donde estaba su padre. Ahí vio, como azotaban a su padre, con látigos, cadenas, y muchas herramientas de tortura.
Sara, lloraba. Era horrible lo que estaban haciendo. Ella trataba de gritar para que se detengan, pero no le hacían caso.
En ese cuarto, también se encontraba el extraño. Estaba vestido con un traje rojo, como las mismas llamas del infierno. El, estaba todo lo contrario a Sara, se reía sin parar.
La niña, se fue contra él, y le dio una bofetada.
El extraño, la miro y se rio.
                       -. ¿Por qué eres así?. ¿Quién eres dímelo?.- pregunto la niña a los gritos.
Pero el, no contestaba.
Nuevamente, volvió al hospital.
                     -. Vamos Sara puja, que ya nace.- dijo Gloria.
Al escuchar estas palabras, Sara tomo aire y dio lo último que le quedaba.
Fue ahí, cuando cerró los ojos y se encontró con el extraño. Estaba sentado como en una especie de trono. Como si el, fuese un rey.
Ahí la vio. Ella estaba al final de la escalera de mármol negro que finalizaba en el trono.
Entonces comenzó a bajar muy lentamente.
Escalón por escalón.
Hasta que, de pronto, se encontró con ella. Los dos estaban de frente.
Pero cuando abrió los ojos se encontró, nuevamente en la sala de parto.
                       -. ¡¡¡Noooooo!!!.- grito Sara.
Luego de gritar, se desmayó. Pero por suerte el niño, había nacido.
El doctor, lo levanto muy cuidadosamente. Cortaron el cordón umbilical. Luego, se lo llevó a Sara que estaba desmayada. Al ver esto el doctor la reanimo. Pero ella no despertaba.
Gloria, miraba él bebe y sonreía. Estaba muy contenta.
Por otra parte, la pequeña volvió a ese lugar en donde se encuentra el extraño y su gran trono.
                   -. Dime, ¿quién eres?.- pregunto Sara con lágrimas en los ojos.
                  -. Soy, Lucifer.- respondió.
La niña, se quedó con la boca abierta. Pero el, le dio un empujón, y antes de irse le dijo:
               -. Gracias por empezar el trabajo, que nos llevó miles de años.-
Luego la niña volvió a la sala de parto, y se encontró con él bebe, en brazos de Gloria.
                   -. Mira, es hermoso.- dijo Gloria.
Sara, lo miro y vio que era perfecto.
Pero de pronto, comenzaron a sentir un temblor muy leve que cada vez más fuerte se hacía.
Aquel sol que había aquel día, se fue tapando muy lentamente y nubes negras acompañadas de rayos, aparecieron el cielo.
Ellas tan solo sentían todo eso. Pero, en el mundo estaba ocurriendo lo mismo.
Todo el mundo se estaba oscureciendo, algunos volcanes en el la tierra hicieron erupción y cubrieron ciudades y pueblos de cenizas.
Se podía percibir el olor a azufre en el aire. El infierno estaba llegando, muy lentamente.
Todo era un caos. Tan solo unos segundos pasaron para que el mundo quedara en las tinieblas.
Mientras que eso pasaba, la pequeña Sara tomaba con sus brazos a su hijo.
                    -.¿ cómo se llamara?.- pregunto Gloria.
                   -. Zabut.- dijo Sara, mientras lo miraba.

                                    CONTINUARA…

viernes, 16 de diciembre de 2011

SUBESSE IN TENEBRIS

  SUBESSE IN TENEBRIS.
 (EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
               CAPITULO 16.
El avión ya piso suelo austriaco, Gloria estaba más tranquila.
Bajaron del avión con sus pequeñas maletas y salieron del aeropuerto. Tomaron un taxi y se fueron hacia uno de los pueblos cercanos a Viena, que se llama murzzuschlag. Ahí es donde estarán viviendo.
Desde el aeropuerto hasta el pueblo les tomo, una hora en taxi.
Una vez que llegaron, bajaron del taxi. Gloria primero le pago al taxista y luego las dos entraron a la casa.
Tenía un estilo bien europeo, había hoteles alrededor y estaba un poco poblado. El invierno aquí llegaría, en unos meses.
La casa era de dos pisos, y por suerte estaba toda amueblada.
Contaba con todo lo que una casa necesitaba, no le faltaba absolutamente nada.
Tenía unos grandes sillones en el living, también había un gran hogar al que seguramente en el invierno, dará muchísimo calor a toda la casa.
La cocina también era enorme y tenia de todo.
Luego de inspeccionar todo, se fueron al segundo piso de la casa, ahí había un pasillo que llevaba a los cuartos, que al igual que todo lo de abajo, eran enormes. Tenían unas camas muy grandes y cómodas. Los cuartos contaban con baño personal.
Las dos estaban muy cansadas después del viaje que hicieron y optaron por acostarse a dormir, ya que ahí era de madrugada.
Durmieron alrededor de cinco horas, estaban realmente cansadas.
Una vez que las dos despertaron, bajaron a la cocina y se prepararon algo de comer.
Sara se sorprendió al ver que había comida. Parecía como si todo hubiese sido planeado.
Luego de comer, cada una se fue a su baño y se bañó. 
Ya estaban más tranquilas, después de lo sucedido en el aeropuerto. Pero todavía Sara, se preguntaba, ¿cómo pudo haber sobrevivido a esos disparos Gloria?. Ella vio que le dio justo en la cabeza. ¿Cómo pudo haber sido posible esto?.
De pronto, escucha que Gloria la llama.
La niña sale de su cuarto y va hacia el living. Gloria estaba sentada en uno de los grandes sillones.
              -. Ven siéntate.- dijo Gloria.
Sara fue y se sentó a su lado.
              -. ¿Qué sucede?.- pregunto la niña.
              -. Quería saber cómo estabas, después de lo ocurrido en el aeropuerto.- dijo Gloria.
             -. Bien. Nada más que estoy un poco confundida por lo que te hicieron a ti.- dijo Sara.
              -. A mí no me hicieron nada.- dijo Gloria.
Sara se la quedó mirando y le dijo:
                -. Pero te dispararon en la cabeza. ¿No?.- dijo la pequeña.
Gloria se levantó del sillón y le dijo:
              -. Nada me sucedió, ¿Dónde ves un disparo?.- dijo corriéndose los pelos de su frente.
La niña miro y no encontró nada. Entonces sonrió.
              -. Perdón, quizas fue mi imaginación.- dijo Sara.
Gloria, se acercó a ella y la abrazo, te prometo que no voy a dejar que alguien te haga daño. Yo, seré tu ángel.
Luego de esta pequeña charla, se cambiaron y salieron a dar una vuelta, tenía que aprovechar los días lindos, ya que en unos meses, el invierno caerá sobre Viena.
Salieron afuera, había muy poca gente en la calle a pesar de que eran las seis de la tarde.
                -. Ven quiero que conozcas un lugar.- dijo Gloria.
             -. ¿Qué lugar?.- pregunto la niña.
             -. Vamos al museo de historia de arte de Viena.- respondió Gloria.
La niña, no tenía muchas ganas de ir, ya que es pequeña y hay cosas que no entendería.
Tomaron un taxi y se dirigieron hacia el museo.
Mientras se dirigían al lugar, Gloria le iba contando todo, como si fuera una guía de turistas.
Despues de un largo recorrido al fin pudieron llegar.
Había algo de gente, no mucha ni tampoco muy poca. Solo se podía caminar tranquilamente.
Gloria, una vez que entro al museo, comenzó a caminar muy rápidamente. La niña no podía caminar tan rápido, hasta que se soltó de su mano.
                      -. No puedo ir tan rápido.- dijo la niña con cara de enojada.
Gloria se dio vuelta y le dijo:
                   -. Muy bien. Ya regreso quédate aquí.-
 Luego, la maestra se fue muy rápidamente quien sabe dónde. Mientras que, Sara se sentó un asiento que había en el lugar, ya que estaba cansada.
Por otra parte, Gloria seguía caminando entre la gente. Empujando sin darse cuenta.
Pero de pronto, algo sucedió en su cabeza, fue como un click que sonó en su interior. Sus ojos se pusieron blancos.
y comenzó a caminar como hipnotizada, hacia una dirección que la llevaba a la lanza del destino. Que esta en este museo.
Muy lentamente, iba acercándose. Mientras lo hacía, afuera, el cielo comenzó a cubrirse muy rápidamente de nubes negras. Y comenzó a llover a cantaros.
El museo, prendió las luces. Pero se apagaron como si fueran velas, y un soplido hubiera extinguido su fuego.
La gente, estaba tranquila. Creyeron que era una tormenta.
Pero, en otro lugar del museo, Sara tenía miedo. Estaba llorando, ya que Gloria se había ido. Entonces se levanta de donde estaba sentada. Y comienza a caminar hacia donde fue Gloria.
Hizo tan solo tres pasos, hasta que sintió una mano que la agarro. La niña se asustó, pero de pronto, se dio cuenta que era Gloria.
                    -. Debemos irnos.- dijo la maestra.
Al escuchar esto la niña, tomo su mano y salieron en busca de un taxi.
Esperaron alrededor de media hora, pero se alejaron de la puerta del museo, cuando Gloria escucho que uno de los guardias dijo que la lanza había sido robada.
                  -. ¿Quieres un helado?.- le pregunto Gloria a la niña.
                -. Si.- respondió Sara.
Esta vez, le salió bien la jugada a Gloria. Las dos se fueron de la puerta, sin que nadie sospechara que en verdad la ladrona estaba enfrente de sus ojos.
Gloria, tenía la lanza del destino. Pero, ¿para qué quiere esa lanza?, ¿ de qué le puede servir?.
Las dos estaban sentadas en el interior de la heladería, y veían como llegaba la policía y algunas cámaras de televisión.
                    -.¿ qué sucede?, ¿Por qué esta esa gente ahí?.- pregunto la niña.
                  -. No lo sé, parece que robaron algo.- respondió.
Al escuchar esto Sara no le dio importancia y siguió entretenida con su helado.
Mientras que Gloria, miraba muy fijamente hacia afuera, Y por dentro, sonreía. 

SUBESSE IN TENEBRIS

       SUBESSE IN TENEBRIS.
 (EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
               CAPITULO 15.
El avión ya estaba viajando hacia Viena. Ellas, pudieron escapar de la amenaza que eran esos dos hombres.
La pequeña Sara estaba durmiendo y algo ocurría en su sueño.
 Se encontraba en ese castillo de nuevo, siempre en el mismo lugar aparecía.
En aquella cama grande, de hierro. El extraño estaba sentado junto a ella. Mirándola. Sonriendo.
                     -. ¿Por qué no me ayudas?.- pregunto la pequeña.
                    -. Te estoy ayudando. Pero no te das cuenta de eso.- respondió el extraño.
Sara, lo miro. Pensó por unos segundos y luego le dijo:
                     -. No pude ver quien es la persona que está en aquel cuarto tan sombrío. ¿Recuerdas?.-
                   -. Claro que lo recuerdo.- respondió el.
El extraño, se levantó y le pregunto:
                -. ¿Quieres saber quién es?.-
La niña, con su cabeza, dijo que sí.
Los dos tomados de la mano, comenzaron a caminar. Salieron del cuarto y luego se adentraron por aquel pasillo que lleva al cuarto.
                       -. Solo quiero decirte, que lo que veas ahí, seguramente no vas a entender porque sucede.- dijo el extraño.
 Sara, no dijo nada. Tan solo lo miro, tratando de entender que era lo que le quería decir.
Caminaron y caminaron hasta llegar al cuarto.
Se encontraron con la puerta de hierro que divide el pasillo con el interior del cuarto.
               -. Quiero que entres conmigo.- le pidió la niña.
              -. Muy bien, entrare contigo, si tú lo deseas.- dijo el extraño.
El, abrió la puerta. Y entraron.
Todo estaba igual que la última vez.
El, se quedó parado cerca de la puerta. La niña, en cambio, siguió caminando hacia donde estaba aquella persona.
No entendía porque le llamaba tanto la atención, el saber quién era el que estaba ahí. Algo en su corazón lo decía, pero no sabía todavía.
Se iba acercando muy lentamente hacia él. Hasta que de pronto, se encontró frente a esa persona, encapuchada, con golpes en el cuerpo.
Estiro su mano derecha, tomando la capucha.
Pero, de pronto, el encapuchado se hizo para atrás, como si tuviera miedo.
                    -. No, por favor. No me golpeen mas.- dijo.
La niña, también se asustó. Miro al extraño, que estaba parado con sus brazos cruzados. Mirándola.
               -. Hazlo.- dijo el extraño.
Sara temblaba. Pero nuevamente, estiro su mano, tomo su capucha. Tomo aire. Y luego hizo lo que tenía que hacer. Tiro de ella y esa persona quedo con la cara descubierta.
                        -. Noooooooooooo.- fue lo que dijo gritando.
No podía, creer lo que estaba viendo con sus propios ojos.
Comenzó a llorar. Cayó de rodillas. Se agarró su cara con las manos y lloro.
                      -. No puede ser. ¿Qué es lo que sucede aquí?. ¿Qué es todo esto?.- pregunto la niña llorando sin parar.
El extraño, se acercó muy lentamente a ella, y la levanto y puso su pecho para que ella, llorara en el.
                -. Yo te dije pequeña. No entiendes porque sucede esto.- dijo el extraño.
            -. Entonces, házmelo entender.- dijo Sara gritándole.
 El extraño, la tomo de los hombros y la miro.
        -. El merece que le pase esto.- dijo él.
       -. Pero, ¿Por qué mi padre?. ¿ Qué tiene que ver con esto?.- dijo la pequeña, sacándose las manos del extraño.
     -. El, te hizo sufrir mucho a ti. Yo te estoy ayudando. El, merece que esto le esté pasando. Tiene que pagar por todo sus actos.- dijo el extraño enojado.
La niña, no paraba de llorar, no entendía porque su padre estaba en este lugar y porque estaba golpeado.
Pero, por otro lado, él tenía razón de lo que decía. Muchas cosas paso ella junto a su padre.
                     -. Vete, quiero que te vayas. Quiero quedarme junto con mi padre.- grito enojada.
                   -. Está bien me iré. Te estaré esperando afuera.- dijo el extraño.
Una e vez que salió. Sara fue hacia su padre, llorando.
                -.¿ qué te hicieron?.- pregunto la niña.
               -. Sed, tengo sed.- dijo él.
              -. ¿ qué es todo esto, padre?.- pregunto la niña.
             -. ¿Acaso no te diste cuenta que es todo esto?.- pregunto el padre con dificultad.
            -. No sé, dímelo tu.- dijo Sara.
            -. Tú debes darte cuenta sola. O pregúntaselo a él.- dijo el padre.
La niña, seguía sin entender. Abrazo a su padre muy fuerte.
                -. Perdóname, Sara. Yo no quería que pase todo esto. Me arrepiento de todo lo que te hice.- dijo el padre llorando.
               -. Te perdono, padre. No llores.- dijo la niña con lágrimas en sus ojos.
Luego, Sara se levantó y se lo quedo mirando.
             -. Ayúdame, sácame de este lugar.- suplico el padre.
           -. No puedo, estas encadenado.- dijo la niña.
El, se miró las muñecas de sus brazos y los tobillos.
         -. Tienes razón, ya ni siquiera me había dado cuenta de eso.- dijo el padre riéndose.
Hubo un silencio entre los dos. Se miraron, y con esas miradas, se dijeron todo lo que nunca se habían dicho.
         -. Vete, quiero quedarme solo. Despídete de mí.- dijo el padre llorando.
Pero la niña, no se despidió de él, y se fue muy lentamente.
Salió de aquel cuarto, que guardaba a su padre, golpeado, torturado.
Comenzó a llorar sin parar nuevamente, y pensó que rayos estaba pasando.
El extraño se acercó muy lentamente, y la abrazo muy fuerte. Pero, Sara lo empujo.
                     -. Déjame, ¿ quién rayos eres tú?.- dijo la niña.
El extraño, se la quedó mirando. No decía nada. Tomo un poco de aire y dijo:
                  -. Todavía no es tiempo.-
Le tapo los ojos a Sara, ella al ver que hizo esto toma las manos del extraño y se las saco de encima. Pero cuando vio en donde estaba. Se dio cuenta que se encontraba arriba del avión. Y tenía sujetadas las manos de Gloria.
                     -. ¿Qué paso Sara?.- pregunto Gloria.
La niña, no dijo nada. Tan solo miro hacia la ventanilla, pero nada veía, ya que el avión está atravesando las nubes.
                    -. Ya estamos por llegar, faltan unas horas nada mas.- dijo Gloria.
Pero Sara seguía sin hablar.
Al ver esto, Gloria, la dejo tranquila.
Mientras que la pequeña, se preguntaba,¿ quién era el extraño de sus sueños?. ¿Qué hacia su padre ahí?. ¿Por qué estaba golpeado?.

jueves, 15 de diciembre de 2011

SUBESSE IN TENEBRIS

       SUBESSE IN TENEBRIS.
 (EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
               CAPITULO 14.
Gloria, después de asesinar al hombre. Se fue rápidamente hacia el aeropuerto.
Pedro, salió hacia allá hace rato. Va a matar a Sara. Quizas ya esté en el aeropuerto.
Mientras Gloria se dirigía hacia el aeropuerto, pensaba en la pequeña. Tiene que estar a salvo.
Lo peor de todo es que no se puede comunicar con ella y avisarle que uno de estos tipos, el cual se llama Pedro, va hacia ella.
La pequeña Sara, ya está en el aeropuerto esperando a Gloria.
Está muy asustada, piensa quienes son esos hombres. Que quieren de ellas.
De pronto, ve que de un auto baja Pedro. Entonces, al ver esto, ella se va hacia el interior del aeropuerto. Comienza a perderse entre las personas que están en el.
Por otra parte, Pedro ya está adentro del aeropuerto, y comienza a mirar hacia todos lados, tratando de encontrar a la pequeña. Pero no puede verla por ningún lado.
Sara después de tanto correr entre la gente, llega hasta un baño de damas. Entra y cierra la puerta con la traba.
Comenzó a rezar para que no le pasara nada. Pero de pronto, escucha que golpean la puerta.
Ella no emitía ningún sonido. No quería que la escucharan, que pasara si fuera él. Seguramente iba a matarla. Seguían los golpes en la puerta. Hasta que de pronto, escucha la voz de gloria:
                             -. Sara pequeña, ¿estás ahí?.- al escuchar esta voz, la niña sale del interior del baño.
Las dos al verse se abrazan muy fuerte, pero Gloria siente que le apoyaron algo frio en su espalda, ella se da vuelta y lo ve a él. Pedro estaba apuntándola.
                 -. Entren.- dijo con cara de enojado.
Las dos entraron nuevamente al baño, él también lo hizo. Trabo la puerta.
                   -. Muy bien, tu Gloria sabes porque estamos aquí.- dijo nuevamente Pedro.
                -. Si, lo se.- respondió Gloria.
               -. Perfecto tu sabes el trabajo que vengo hacer aquí, así que no andaré con vueltas.- dijo Pedro sacando su arma.
              -. ¡¡¡Noooo!!!, ¿qué le harás?.- pregunto gritando Sara.
            -. Tú cállate, luego sigues tú.- respondió Pedro.
Apunto con su arma a Gloria. Ella no sabía qué hacer.
         -. Vamos dispárame.- dijo sin pensarlo.
                 -. Muy bien.- dijo esto y tiro del gatillo.
Gloria cayó al suelo, con un disparo en la cabeza. La pequeña no podía creer lo que veía. Gloria, estaba muerta.
No pudo hablar después de ver esta escena.
Pedro tan solo sonreía, pero todavía no había terminado su trabajo.
Miro a la pequeña Sara y le dijo:
                       -. Aquí no te matare.-
Pero antes de que la agarre, la mano de Gloria tomo el pie de Pedro destrozándolo.
                      -. ¡¡¡Aaaaaaaaaahhhhh!!!.- solo eso fue lo que pudo hacer, gritar con todas sus fuerzas.
                    -. Corre Sara ve hacia el avión, en diez minutos saldrá. Ve, yo estaré ahí, no te dejare te lo prometo.- dijo Gloria.
La niña al escuchar esto, salió corriendo hacia donde iba a despegar el avión.
Por otra parte, Gloria estaba con Pedro en el baño. Luchando para que suelte el arma de su mano. Pero pedro, no la soltaba. De pronto da unos cuantos disparos en la espalda de Gloria, pero no logra matarla, ya que sus heridas, se cerraron y quedaron como si no le hubiera hecho nada.
Gloria, le toma la otra pierna y se la rompe. Pedro cae al suelo, dando gritos de dolor.
Ella, comienza a acercarse muy lentamente hacia él,
Hasta quedar cara a cara.
                     -. No soy fácil de matar, idiota católico.- dijo Gloria.
                    -. Perdóname dios, por no poder terminar este trabajo.- dijo Pedro, luego tomo su arma y se pegó un tiro en la cabeza.
Gloria se lo quedo mirando. Luego, ella comenzó a abrir la boca, como lo hacen las serpientes grandes como la boa o la anaconda. La abrió tan grande, luego de eso comenzó a tragarse a Pedro, era impresionante ver lo que estaba haciendo. Parecía un león, cuando mata a una gacela.
Luego comenzó a tragarlo muy lentamente, al igual que las serpientes y una vez que lo comió, lo llevo muy lentamente hacia su estómago, y luego escupió solamente sus huesos. Que se desintegraron en un abrir y cerrar de ojos.
Ella, al terminar con él, se levantó del suelo y  salió del baño.
Corrió hacia donde tenía que despegar el avión.
De repente, ve a la pequeña Sara, desorientada sin saber a dónde ir.
                                -. ¡Sara!, aquí estoy.- dijo Gloria.
La niña, la miro y salió corriendo hacia donde esta ella.
                      -. Tenemos que ir para allá.- dijo señalando con su dedo hacia donde tenían que ir.
Las dos se fueron hacia el lugar en donde tenían que ir a tomar el avión.
Caminaron unos cuantos metros. Hasta que se toparon con la chica a la que le tienen que dar los pasajes.
                    -. Hola, ¿ya sale?.- dijo Gloria.
               -. Si, en cinco minutos. Apresúrense por favor.- respondió la muchacha.   
Las dos se fueron adentrando por el túnel al que lleva al avión.
Luego de atravesarlo, las dos ya estaban adentro del avión. Acomodaron las pequeñas valijas que tenían y se sentaron.
 Sara, estaba un poco asustada todavía por lo que había ocurrido. Pero Gloria, la abrazo y le dijo:
                 -. Quédate tranquila, todo estará bien cuando lleguemos allá.-
La niña, la miro y le sonrió.
                  -. Pensé que estabas muerta.- dijo Sara.
                 -. No moriré, yo soy tu ángel y tengo que cuidarte.- respondió Gloria.
Luego la niña, se acomodó en el asiento y miro hacia afuera, mientras se escuchaba que el piloto del avión, como pedía que se abrochen los cinturones.
Una vez que el piloto dejo de hablar, el avión comenzó a moverse muy lentamente. Ya estaba por despegar.
Cada vez más rápido iba el avión por la pista. Hasta que de pronto, Sara pudo sentir como el avión comenzó a tomar vuelo.
Iba tomando altura, cada vez más rápido, hasta que ella vio a la ciudad como el tamaño de un juguete.
 Ya iban diez minutos de que el avión estaba en el aire. Ahí fue cuando Sara comenzó a cerrar los ojos muy lentamente.
                        -. Descansa un poco querida Sara. Te hará bien. Tenemos un largo viaje.- dijo Gloria.
Luego la pequeña, cerró los ojos hasta encontrar el sueño.

martes, 13 de diciembre de 2011

SUBESSE IN TENEBRIS

       SUBESSE IN TENEBRIS.
 (EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
               CAPITULO 13.
Después de ir al neuropsiquiatrico, ya estaban de nuevo en la casa. La niña estaba cansada y triste por haber visto al padre como estaba.
Era las ocho de la noche y estaban comiendo. Mañana era el día en que se iban a ir del país. Viena, ya las estaba esperando.
No se dijo ninguna palabra de lo sucedido en el día. Tan solo comieron y luego cada una se fue a su cuarto.
Sara lo primero que hizo fue tirarse en la cama y llorar.
Sus lágrimas caían como cascadas. Se sentía mal y no sabía porque.
De pronto, entre a su habitación Gloria y le dice:
              -. No llores Sara, ya mañana dejaras todo aquella vida atrás. Podrás dormir tranquila.-
Luego le dio un beso en su mejilla y se fue.
Sara, se quedó pensando en el futuro del padre. De repente, se quedó dormida.
                         -. Despierta Sara.- dijo una voz.
La pequeña abrió los ojos muy lentamente. Y se encontró en aquel castillo, con el extraño.
Se miraron. El sonrió. Pero Sara muy lentamente se levantó de la cama en la que estaba. Y le dijo:
                     -. Tu, nunca estas para ayudarme.-
El extraño, tan solo sonrió.
                    -. Yo te estoy ayudando.- respondió el extraño.
                   -. Quiero saber una cosa. ¿Quién es el encapuchado que está encerrado?.- pregunto la niña.
El extraño se puso de pie y estiro su mano derecha.
                   -. Ven conmigo y te mostrare quien es el.-dijo el extraño.
Sara tomo la mano del extraño. Luego salieron de aquel cuarto sombrío.
Comenzaron a caminar por aquel pasillo, que solo antorchas lo iluminaban.
La pequeña iba callada. No emitía sonido. El extraño, iba cantando una canción en la lengua que Sara no entendía.
Recorrieron todo ese pasillo, que la pequeña sentía que algo escondía.
De pronto, ella se da cuenta de que ya estaban casi por llegar a la puerta. Ahí fue cuando su corazón comenzó a latir muy rápidamente.
No sabía porque sucedía. Pero algo le decía que era algo bueno.
En un abrir y cerrar de ojos, los dos se encontraron frente a la puerta.
La niña lo miro. Él, también lo hizo.
                      -. ¿Quieres saber quién es?.- pregunto el extraño.
                    -. Sí, quiero saberlo.- respondió Sara.
                 -. Muy bien, pero debes entrar sola.- dijo el extraño.
La pequeña lo miro, pero no dijo nada. El, tan solo la ayudo a abrir esa puerta que era realmente pesada. Luego la niña entro.
El cuarto estaba oscuro, al igual que aquella vez cuando ella entro. Había algunas antorchas encendidas, que casi no iluminaban. Tan solo, lo hacía más tétrico.
Camino muy lentamente por ese cuarto. Miraba todo lo que había en ese lugar.
Estaba la mesa, con instrumentos de tortura, que ella ni bien los vio, recordó que los había visto lleno de sangre. Ahora aquella sangre estaba seca, y tenía mucho olor.
Pero no le dio importancia, siguió caminando y mirando.
Hasta que al fin, pudo ver a la persona que estaba buscando.
Esa persona, esta tirada en el piso atado con cadenas en sus pies y manos. Tenía muchos golpes en su cuerpo. Estaba lleno de sangre y tenía heridas, que por lo visto seguían perdiendo sangre.
Se quedó parada unos minutos, veía que esa persona se movía muy poco, y podía escuchar algunos quejidos por los golpes.
Comenzó a acercarse más y más, muy lentamente. Una vez que ya lo tenía enfrente de sus ojos, estiro su mano derecha para sacar la capucha que cubría su cabeza. Pero, de pronto, entra el extraño. Ella se lo queda mirando con su mano extendida hacia aquella persona encapuchada.
                                -. ¿Estas preparada para lo que veras?.- dijo el extraño.
                              -. Sí, estoy preparada.- respondió la pequeña Sara.
Entonces, la niña puso su mirada en la capucha de aquel hombre torturado. Su mano ya estaba cerca, un poco más tenía que estirarse y ya podía sacársela.
De pronto, se da cuenta que ya tenía su mano en la capucha. Era hora de saber quién estaba ahí. Con su pequeña mano saco lo que cubría la cabeza de aquella persona.
Pero en un abrir y cerrar de ojos se encontró nuevamente en la casa de Gloria, ya había pasado la noche y los rayos del sol rompían la oscuridad.
                    -. Sara debemos irnos rápido.- dijo Gloria desesperada.
                   -. ¿Qué sucede?.- pregunto la niña.
                  -. Debemos irnos rápido,  no tenemos tiempo.- dijo nuevamente, mientras agarraba la ropa de la niña.
Sara no entendía que pasaba, entonces se levantó y comenzó a vestirse.
Su corazón latía rápidamente, no quería preguntarle que sucedía a Gloria, tan solo se vistió y se fue al baño a peinarse.
Una vez que termino de hacerlo, bajo y se sirvió un vaso de leche.
De pronto, llega Gloria y le dice:
                           -. Ya estamos listas para irnos.-
                           -. Pero es temprano.- dijo la niña.
Pero Gloria, se fue hacia su cuarto y al de la pequeña para traer las maletas.
De pronto, se escucha que llaman a la puerta. La pequeña, se acercó lentamente hacia la puerta y vio a dos hombres. Eran los que habían matado a la directora de la escuela.
Al ver a estas dos personas, la niña le aviso a Gloria. Y la maestra al escuchar esto, fue directo hacia el teléfono llamo a un taxi, y luego le dijo a la niña.
                  -. Quiero que agarres tus  maletas y salgas por atrás, ¿sí?.-
                -. Yo quiero irme contigo, no quiero irme sola.- respondió la niña.
                -. No, no. Quiero que vayas al aeropuerto y me esperes ahí. ¿Sí?. Yo no voy a tardar mucho. Cuando tú llegues a los minutos llegare yo.- dijo Gloria con una voz un poco nerviosa.
La niña tomo sus maletas y se fue por la puerta trasera de la casa.
Mientras que gloria, fue directo hacia la puerta principal de la casa. Abrió y vio aquellos hombres.
                 -. ¿Que desean?.- pregunto Gloria.
Pero uno de ellos, saco un arma. Era la que había matado a la directora y a los niños.
                       -. Sabemos quién eres, y esta vez no vas a poder escaparte. No tendrás la lanza del destino.- dijo uno de los hombres.
                      -. Jajajajajajaja, tú piensas que voy por la lanza del destino. ¿No?. Pero yo sé, que ustedes vienen por otra cosa a esta casa. No es para detenerme. Vienen por la niña.- dijo gloria con una voz como salida del mismísimo infierno.
                   -. Pero hasta aquí llegaste, maldito demonio. Pedro, ve a buscar a la niña, yo me encargare de ella.- dijo el hombre.
 Pedro su compañero, salió rápidamente con su auto, mientras que el otro, el cual no sabemos su nombre, saco de su saco una cruz y comenzó a rezar.
Gloria comenzó a sentirse mal, era como si su piel se prendía fuego. Todo su cuerpo ardía. Hasta que cayó de rodillas al suelo.
El seguía con su cruz en la mano. Y no paraba de rezar. Hasta que de pronto, se dio cuenta de que Gloria ya estaba en el suelo muy débil.
                      -. No pensé que ibas a ser tan débil, astarot, el gran duque del infierno. Fuiste fácil de derrotar.- dijo el hombre, apuntando nuevamente con su arma.
                     -. Despídete maldito, ustedes no ganaran esta vez. Nos vemos en el infierno, astarot.- dijo nuevamente.
Pero no llego a tirar del gatillo, ya que Gloria se había transformado. Se levantó tan rápido, que parecía mentira. 
El hombre quedo con los ojos abiertos, no podía creer lo que estaba viendo.
Gloria estaba justo frente de él, se miraron, hasta que la maestra rompió el silencio.
                      -. Tu alma ahora me pertenece.- luego de decir esto, con su mano izquierda, dio un golpe tan fuerte en el estómago del hombre, que lo atravesó.
Arranco todos los órganos del sistema digestivo, cuando Gloria saco su brazo lleno de sangre, el hombre, ya estaba muerto.
Tomo su cuerpo de las piernas y se lo llevo hacia la cocina. Ahí lo dejo.
Luego ella se limpió la sangre y se fue rápidamente, hacia el aeropuerto en un taxi. El vuelo saldría en quince minutos. Tenía que apurarse, antes de que llegue Pedro.
 Sara corre peligro.

jueves, 8 de diciembre de 2011

SUBESSE IN TENEBRIS

       SUBESSE IN TENEBRIS.
 (EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
               CAPITULO 12.
La pequeña y Gloria ya estaban llegando al neuropsiquiatrico. La niña temblaba como si hiciese cien grados bajo cero. Estaba muy nerviosa.
Fueron unos diez minutos más, cuando se dieron cuenta de que ya estaban en la puerta.
La niña bajo primero, luego de pagar Bajo Gloria.
Las dos se dirigieron  hacia la entrada. Ahí un guardia de seguridad las atendió.
                        -. Si, ¿Qué desean?.-
                       -. Venimos a ver al padre de la niña, se llama Ignacio González.- respondió Gloria.
El hombre de seguridad fue a la garita de él y miro unos papeles.
Luego de mirar un buen rato, se acercó a la puerta y abrió. Las dos pasaron tomadas de las manos, como si el hombre de seguridad las iría a encerrar.
                        -. Acompáñenme, por favor.- dijo el hombre.
Caminaron por toda la entrada. Una calle llena de hojas secas, las conducían a la puerta principal del lugar.
Una vez que llegaron ahí, el hombre les abrió y entraron. Siguieron caminando acompañado de él.
Fueron por un pasillo muy largo en el que a sus costados tenía muchas puertas. Eran de acero.
Como si del otro lado tendrían encerrados dragones furiosos buscando libertad.
Mientras caminaban, se podían escuchar algún que otro grito, de algún loco que este por ahí.
                       -. Una pegunta.- dijo Gloria.
                      -. Si, dígame.- dijo el de seguridad.
                      -. ¿En dónde se encuentra el señor Ignacio?.- pregunto Gloria.
                   -. Están en el parque, es la hora en que todos salen después de comer.- dijo el hombre de seguridad.
Luego, él se encontró con un psiquiatra. Hablaron un poco, pero no se pudo escuchar que se dijeron.
Después de que hablaron, el de seguridad se fue y el psiquiatra que estaba ahí, las acompaño. Primero, se presentó y luego siguieron caminando.
                 -. Buenos días, soy el psiquiatra Fernando Gutiérrez.- dijo el estrechando la mano con Gloria.
Una vez que todos se presentaron, siguieron caminando rumbo al patio.
Luego de tanto caminar al fin llegaron.
Era inmenso el patio. Tenía árboles, asientos de todo. Para que esta gente que en verdad no está en sus cabales disfrute.
                            -. ¿Dónde está mi papa?.- pregunto la niña.
                          -. Allá.- dijo el psiquiatra señalando hacia donde estaba.
La niña miro hacia la dirección que le indicaba el psiquiatra, y vio que su padre estaba sentado, solo.
No había nadie a su alrededor. Tenía la mirada perdida.
Quien sabe qué pensaría. Gloria tomo la mano de la niña para acercarse a él. Pero Sara, la miro y le dio a entender que quería ir ella sola a ver a su padre.
Comenzó a caminar muy lentamente hacia él. Muchas cosas se le cruzaban en su cabeza. No eran buenas.
Mientras más se acercaba su corazón más rápido iba. Sus ojos muy lentamente se llenaban de lágrimas. Y aquel sol que alumbraba el día, se iba tapando con algunas nubes negras que llegaban amenazando en convertirse en una tormenta.
Este era el momento, en el que Sara iba a cerrar un círculo.
Esto era importante para ella. Aquella vida que llevo en algún tiempo, hoy se iba quedar atrás.
Ya estaba casi cerca del padre, de pronto ve que él, la estaba mirando. Una sonrisa se le hizo en su cara. Una sonrisa que la niña nunca había visto en él.
De repente, el padre se para y camina hacia la niña. Sara seguía su trayecto, hasta que los dos al fin se encontraron después de tanto tiempo.
Ninguno emitía sonido. Tan solo se miraban. Comenzaba a soplar un viento frio. Quizas algunos truenos se escuchaban.
                          -. Perdóname, hija. Perdóname por todo lo que te hice.- dijo el padre rompiendo el silencio.
 Sara comenzó a llorar, se tapó la cara con sus pequeñas manos, no podía decir nada.
                       -. Sé que estuve mal, y merezco estar en infierno. Merezco quemarme entre las llamas. Sé que lo que hice estuvo mal. No tengo perdón de nadie.- dijo el padre, esta vez con algunas lágrimas en sus ojos.
                     -. No sé por qué lo hacías. Todavía no logro entenderlo. Ahora mira como estoy. Tengo un hijo tuyo. A veces me siento con ganas de morirme, por todo lo sucedido. Pero sigo, con todo para adelante. Tengo una vida, una vida que tu creaste.- dijo la niña llorando.
               -. Perdóname, no sé lo que hice. Pero quiero que me perdones. Quiero que el día que llegue mi muerte, morir sabiendo que me perdonaste.- dijo el padre.
             -. Yo no puedo perdonarte. Porque ya nada de esto voy a olvidar. Nadie puede ayudarme. Tan solo yo llevare esta carga sobre mis hombros débiles. El día que yo me muera, será el día en que deje de cargar con este peso que llevo. Tu tan solo estas aquí. Quizas te lo merezcas. Eso no lo sé.- dijo Sara.
              -. ¿Para qué vienes aquí?.- pregunto el padre.
             -. Vengo a despedirme, me voy a vivir a otro lugar.- respondió la niña.
             -. ¿Será lejos?.- volvió a preguntar el padre.
            -. Viena, según Gloria.- dijo la niña.
Al escuchar ese nombre, es como que el padre se transformó. Fue como si hubiera escuchado el nombre del mismísimo Satanás.
Salió corriendo y comenzó a gritar:
                    -. ¡¡¡Esta aquí, está aquí!!!.-
Dos guardias lo corrieron y lo atraparon, de pronto se vio que todas las personas que estaban ahí comenzaron a repetir lo mismo que él decía.
Eran más de quinientas personas diciendo lo mismo. Sara se asustó y se fue corriendo hacia Gloria.
Una vez que llego hasta ella. Se quedaron mirando cómo se lo llevaban al padre.
Gloria la miro a la niña y le dijo:
                         -. Vamos.-
Las dos caminaron nuevamente por aquel pasillo, acompañadas del psiquiatra. Luego llegaron a la puerta principal. Ahí salieron  y caminaron por esa calle llena de hojas, que ahora están desparramadas por todo el lugar, por el viento que se levantó.
Una vez que llegaron a la entrada del lugar, se encontraron nuevamente con el hombre de seguridad.
Gloria vio, que había un taxi. Era para ellas y era el mismo hombre que hoy las había traído a este lugar.
El hombre de seguridad les abrió la puerta, y las dos salieron. Pero antes de subirse al taxi, Sara dijo:
                          -. Te perdono.-