martes, 10 de abril de 2012

SUBESSE IN TENEBRIS.

        SUBESSE IN TENEBRIS
(EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
PARTE 2.
                       Capítulo 2.
El cuerpo del cura, fue enterrado en el cementerio que está en el interior del vaticano.
Nadie de los que estaban ahí, podían creer lo que había sucedido. Un demonio estuvo en el vaticano, y nadie se dio cuenta.
Eso quiere decir, que dios no tiene tanto poder como para  rechazar a estas fuerzas malignas.
Luego del ritual que se llevó a cabo con el cuerpo del cura. Todos se dirigieron hacia la sala principal. Ahí esperaron unos minutos hasta que aparezca Juan Pablo V.
Ninguno decía nada, nadie se atrevía a decir algo.
De pronto, se abre una puerta e ingresa el papa.
                   -. Cari fratelli, vi dico, che cosa é succeso il giorno della data. Dobbiamo essere piú vigili che mai. Quanto é succeso oggi non lasciare queste quattro mura, uno deve sapere cosa é suceso all´interno del vaticano. Siamo tutti d´acordo?.- dijo Juan Pablo V.
Todos con sus cabezas dijeron que si.
Luego comenzaron a retirarse, ya la reunión había terminado.
Pero el papa, llamo al cardenal y al cura argentino.
                  -. Si prega di voi fratelli restare qui un secondo.-
Al escuchar esto, los dos se acercaron lentamente.
                   -. Si, signore vuoi dirci?.- pregunto el cardenal.
                  -. Voi siete gli unici che pessono fermare tutto questo. Si prega di fare tutto il possibile in modo che in questo mondo comincia a gobernare la morte.-
                 -. Lasciare che la nostra vita, che ció non accada.- dijo el cura.
Luego, los dos se fueron lentamente. Salieron del vaticano, y se dirigieron al mismo auto que los había llevado cuando llegaron.
Se subieron y se fueron rumbo al aeropuerto internacional de Italia.
Ninguno de los dos, hablo de lo que había sucedido en el vaticano.
Estuvieron callados hasta que el avión despego.
Tuvieron algunas charlas, pero el tema del apocalipsis no se hablo.
Hasta que de pronto, el cura le pregunta al cardenal:
                    -. ¿Podremos detener esto?.-
El cardenal se quedo pensando, hasta que respondió:
                    -. Haremos todo lo posible para que eso suceda.-
Mientras tanto, en el vaticano el papa estaba sentado solo en la gran sala de reunión. Pensando y mirando por la ventana al mismo tiempo.
Mira, aquel paisaje de película de terror, el cual era, un cielo cubierto de noves negras que se movían, por el viento fuerte que había y El frio azotaba muy fuerte al viejo continente.
Ve, como la gente sigue su vida. Su rutina diaria, sin saber que algo sucederá. Solo se podrá detener, si el cura y el cardenal, encuentran al demonio que busca la lanza del destino.
De pronto, el papa se para de su asiento, y comienza a caminar hacia la puerta de salida. La abre y sale de la sala.
Camina unos cuantos pasos, hasta llegar a su oficina. Abre la puerta y entra. Luego va hacia su escritorio y abre un cajón que se encontraba del lado derecho. Ahí, encuentra una llave de oro. Tenia grabada en ella una cruz invertida.
El papa tomo esa llave y se fue.
Una vez que salió, camino por un pasillo largo, hasta llegar a unas escaleras que llevan hacia las profundidades del vaticano. Mientras mas bajaba, más oscuro se ponía el camino. Aunque había algunas antorchas, le costaba ver donde pisaba.
Camino, hasta toparse con el final de aquel pasillo. Ahí fue donde encontró una puerta de oro puro.
En ella había una grabación que decía:
                            LONGINO.
Despues de leer esto, se acercó e introdujo la llave en la cerradura. Una vez que la puerta, ya estaba sin su seguro. Empujo la puerta e ingreso.
El cuarto era grande, había muchas cosas, que nadie vio jamás. Ni siquiera, él había visto todo esto, a pesar de ser el mismísimo papa.
Este lugar contiene lo mas sagrado de la historia de la religión, cosas que todos quisieron tener algún día y que armaron guerras y crearon armas para poder llegar a ellas, sin que nadie se interponga.
Había cuadros pintados de los caballeros templarios, cuadros en los que estaban grabadas aquellas batallas, por estas cosas. Pero había un cuadro justo en medio, que era del hijo de dios, ya en su cruz.
Estaba sorprendido al ver esto, y aunque el tenia la llave de este lugar, era prohibido su ingreso. Solo los descendientes de los caballeros templarios, tienen acceso.
Pero algo recordó el. Hay una ley que dice:
              -. EN EL CASO DE QUE LAS COSAS MAS SAGRADAS Y PODEROSAS CORRAN PELIGRO, DEBERÁN SER RETIRADAS, POR AQUELLOS QUE TENGAN LA LLAVE.-
Entonces, sonrió y siguió avanzando.
No miraba hacia adelante, tan solo para los costados, hasta que, de pronto, se encontró con lo que buscaba.
La lanza del destino, estaba frente a él. Detrás de una vitrina de vidrio se encontraba  y al lado de la lanza también había cosas, que tan solo el, vera.
El santo grial, el santo sudario, la corona de espinas que Jesús tuvo en su cabeza, el pañuelo con la cara dibujada con la propia sangre del hijo de dios, que perteneció a la verónica, con el cual limpio su cara, cuando cayo por sexta vez, mientras llevaba su cruz.
Y por ultimo, estaba la cruz. La verdadera, junto con ella estaba los clavos, que se podían distinguir que aun tenían sangre.
De pronto, giro su cabeza, y encontró dos libros, sus títulos estaban escritos en hebreo, están decían:
                   יהודה איש קריות בברית (testamento de Judas).
            הרצון של מריה מגדלנה  (testamento de María Magdalena).
Al ver esto, quedo sorprendido y mas aun cuando vio un libro que decía:
                 הסיפור האמיתי של ישו. דווח על ידי מרי השליחים המגדלית ומרים הבתולה. (La verdadera historia de cristo. Relatada por los apóstoles, María Magdalena y La virgen María).
Tomo este libro, y tan solo leyó algunas hojas. Hasta que una lagrima corrió, por su mejilla, y lo dejo.
Seco su lágrima, nuevamente fue hacia donde estaba La Lanza. La verdadera lanza.
Pero, algo comenzó a sucederle al papa. Escuchaba una voz, no sabia de donde venia.
Mira atrás del para ver si había algún guardia, pero nadie había.
Para quedarse mas tranquilo, fue hasta la puerta y se asomo, pero nadie se veía en el pasillo.
Pero sus ojos notan algo, ven una figura. Trata de buscarle la forma. Es como una sombra, que se mueve para todos lados.
De pronto, esa sombra desaparece.
Hizo la señal de la cruz, y volvió a entrar al cuarto. Aunque esta vez, fue rápido hacia la lanza.
Con la misma llave con la que abrió la puerta, abrió la cerradura de la vitrina, que contenía a la lanza.
Tan solo tenia que tomarla. Pero, de pronto, el lugar se vio invadido por olor a azufre.