domingo, 30 de junio de 2013

SUBESSE IN TENEBRIS

SUBESSE IN TENEBRIS
(EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
PARTE 2.
Capítulo 19.
La pequeña Sara ya había terminado de cambiarse y Gloria y Zabut también estaban listos.
                           -. Vamos, pequeña.- dijo Gloria.
Un taxi estaba esperando en la puerta lista para partir.
                         -. ¿A dónde vamos?.- pregunto Sara.
                         -. Nos iremos a otro lugar, Sara. Donde estemos tranquilos los tres y no corramos peligro.- respondió Gloria.
Las tres subieron al taxi y se fueron de ahí.
Mientras tanto en el Vaticano, un visitante llegaba.
Lucifer estaba en la puerta de la iglesia de aquella ciudad de Italia.
Estaba pensando. Miro a su alrededor. Había gente que iba y venía. La mayoría turista que pasaban a la Basílica para conocerla por dentro.
Hasta que de pronto el tiempo se detuvo.
Todo estaba paralizado y Lucifer empezó a caminar hacia la puerta de la Basílica. Una vez que llega a ella. Se queda parado, mirando hacia el altar. Luego miro la estatua de Jesús que estaba en el centro colgado.
Y antes de que entrase él dijo algo:
                      -.O, pater. Cum venit ad me?, qui sum tui in sempiternum erit, et ovium. Plures delere me, et scio quoniam non opus plerique faciunt. sic omnis potestas esset, et ad quaerendum uti nescis.-
Luego comenzó a caminar, los pasos de sus zapatos tronaban a cada centímetro que daba.
Camino por toda la iglesia hasta que se adentró en el pasillo que lo llevaría a la oficina del Papa.
Muy lentamente se fue acercando a la puerta, y una vez ahí, puso su mano en el picaporte de la cerradura y la giró. Abrió la puerta. Y ahí lo encontró al Papa sentado en su sillón.
Al verlo sonrió, y con un solo movimiento de su mano derecha. El tiempo volvió a la normalidad.
El Papa se sorprendió al verlo y trato de levantarse rápidamente para escapar pero no pudo hacerlo, ya que Lucifer lo tomo de la garganta y lo arrincono contra la pared.
                  -.Ubi tu, Deus vermis?.- pregunto Lucifer.
Pero el papa no contesto a lo que decía y empezó a rezar un padre nuestro mientras que con sus dos manos apretaba la gran cruz de oro que siempre lleva colgado en su cuello.
                 -.posse nocere vobis videtur me, istae preces nihil mea interest. Si non advertas, quia Deus non habet potestatem in terra.- dijo Lucifer mirándolo fijamente a los ojos.
Juan Pablo V seguía rezando, pero por más que el hacía esto sabia por dentro que no resultaría. Lucifer tenía razón, dios ya no tiene poder en la tierra.
                 -.ut 'quid vis tibi?.- pregunto el Papa.
                 -. Quaero ubi apparuit hasta.- dijo Lucifer.
                 -. Non est hic hasta, numquam nobis. Hoc Viennae.- dijo Juan Pablo V.
Lucifer tan solo lo miro con sus ojos rojos. Suspiro. Luego le dijo:
                       -.tibi gratias ago.-
El dios del infierno, soltó el cuello del máximo pontífice y lo dejo caer al suelo.
El Papa se tocó el cuello y Lucifer se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta. Pero antes atravesar la puerta dijo:
                      -.Spero te paratum. ego auferam caput tuum iuraveris.-
Luego se fue por donde vino.
El papa toco la alarma ni bien Lucifer dejo su oficina y en unos dos minutos llego toda la custodia al lugar.
Pero ya nadie había en aquel pasillo, Lucifer ya había desparecido.
Mientras tanto Gloria, Zabut y Sara estaban en el aeropuerto.
Gloria estaba esperando la señal de Lucifer para saber a donde tenían que ir ahora.
                             -. ¿A dónde iremos?.- pregunta la pequeña Sara.
                            -. Nos iremos lejos de aquí y no volveremos.- respondió Gloria.
                             -. ¿Quiénes son las personas que quieren separarnos?.- pregunto Sara.
                             -. Hay cosas que todavía no vas a entender. Mientras vayas creciendo entenderás. Por ahora yo te protegeré.- respondió Gloria.
De pronto, Gloria escucha una voz.
                         -.Astaroth.-
Ella se dio cuenta que era Lucifer y como paso en el Vaticano el tiempo se detuvo y de entre la gente el dios del infierno apareció caminando.
                        -.dominus meus.- dijo Astaroth.
                        -.ut eatis ad Italiam. vade ad Vat.- dijo Lucifer.
                        -.Ibi sit hasta?.- pregunto Astaroth.
                        -.Etiam est.- respondio Lucifer.
                        -.cras velle?.- pregunto Astaroth.
                        -.nulla. Sit tempus pertranseat. ego autem dico vobis quoniam regnabit in memoria aliquam ligula.- dijo lucifer cerrando los ojos.
Su boca decía algo, parecía como si estuviera diciendo alguna especie de oración o algunas palabras que el solo sabe.
Mientras murmuraba el cielo se puso más oscuro de lo que estaba y el olor a azufre empezó a gobernar la tierra, era muy fuerte.
                         -.Spero Deus potest auxilium pópuli omnes, jajajajaja.- dijo Lucifer.
Mientras dijo eso, en la costa de las islas del caribe una gran ola de agua se acercaba a ella, acompañada de una nube negra con mucho olor azufre.
Todo paso muy rápido, la ola mato a toda la gente que en ese momento estaba en el lugar disfrutando del sol.
Y el agua hizo desparecer toda la isla. Dejando a un lugar sumergido.
Pero Lucifer no terminaba.
                         -.lamque ultima.- dijo el dios del mal.
El agua del caribe además de tragarse la isla, comenzó a subir la temperatura. Tanto que llego al punto de que los peces y todos los animales que había ahí empezaron a cocinarse.
Un poco de azufre hizo también que todo lo que había de vida en ese lugar muriese.
Ya nada había. Todo había dejado de existir en ese lugar.
Luego Lucifer abrió los ojos y lo miro a Astaroth.
                      -. Dux tam carum Inferno. II apparentibus et non ibi subsistes ad tempus, cum in Beelzebub habet, plus est.-
                        -.Utique Domine.- dijo Astaroth.
Luego Lucifer se fue y todo volvió a la normalidad, mientras que Astaroth le dijo a Sara.
                        -. Vamos pequeña, ya el vuelo se va.-
                        -.¿ A dónde vamos?.- pregunto nuevamente Sara.
                        -. Nos vamos a Italia. Te gusta?.- dijo Astaroth.
                        -. Si.- respondió la pequeña.
Se levantaron de sus asientos y se fueron hacia el lugar en donde tienen que abordar. Le dieron los boletos a la mujer que se encuentra antes de subir y luego caminaron hasta el interior del avión lista para su próximo destino Italia.
Mientras tanto en el infierno, lucifer junto a todo su ejército y hablando desde el balcón de su castillo, dijo:
                    -. filioli mei. Lorem et detraham in tempore certiorem Dei. parati sumus, et dedit ei potum horror hominibus. Et nos vero et exspectare longum, et erit super nos.-
Todos los demonios se volvieron locos, levantaron sus manos festejando lo que Lucifer dijo.

Por otra parte, en la tierra los cielos en algunas partes se despejaron y el sol gobernó. La luz había llegado para quedarse, pero nadie sabe por cuánto tiempo más.

viernes, 28 de junio de 2013

SUBESSE IN TENEBRIS

SUBESSE IN TENEBRIS
(EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
PARTE 2.
Capítulo 18.
Sara abrió sus ojos su padre ya estaba despierto, la estaba esperando.
                      -. Hija.- dijo con una sonrisa.
La pequeña se levantó y se acercó al padre. Lo abrazo y se quedó mirando el bosque junto a él.
                     -.¿ a dónde iremos?.- pregunto Sara.
                     -. Tú debes volver, hija. Yo me quedare aquí.- respondió el padre.
                    -. Pero no quiero volver. Quiero quedarme contigo.- dijo Sara.
El padre suspiro y le dijo:
                    -. Prometo que nos vamos a volver a ver, ahora vete de aquí. Por favor.- dijo el padre.
La pequeña derramo algunas lágrimas.
                   -. Pero…- el padre no la dejo continuar, con tan solo un movimiento con su cabeza le dio a entender que nada tiene que hacer ahí.
Sara lo miro a los ojos y muy lentamente se fue caminado por el bosque hasta perderlo de vista.
Lloro por todo el camino, hasta que, de pronto una luz la encandilo.
Tan solo duro unos segundos aquella luz y sus ojos volvieron a ver, pero ya no estaba en aquel bosque. Estaba en el hospital. No entendía lo que pasaba y empezó a gritar.
Llegaron los doctores y enfermeros. Le decían que no gritara que se tranquilice, pero ella no entendía lo que ellos le decían porque hablaban en otra lengua.
Hasta que uno de los doctores, la inyecto con calmante y la pequeña cerró los ojos.
Por otra parte, en la casa donde estaban los demonios, nada estaba bien.
Astaroth estaba enojado. No podía creer que la lanza no funcionara.
Maldiciendo en latín por toda la casa estaba. Algo había hecho mal. Pero, ¿qué?.
De pronto, escucha el teléfono. Va hacia él y atiende.
                           -.holla.-
                           -. Mrs. Gloria?.- dice una voz.
                          -. Ja, bin ich.- responde.
                          -. Arzt spricht das Krankenhaus, wo diese kleinen.- dijo la voz.
                         -. Was ist passiert?.- pregunto Gloria.
                          -. informieren wir Sie, dass die kleine erwachte.-  dijo el doctor.
                         -. Ich kann gehen sehen?.- pregunto Gloria.
                         -. wenn Sie kommen können, haben wir einige Studien zuerst. dann könnte ich nach Hause gehen.- dijo el medico.
                         -. Nun, ich werde da sein, in zehn Minuten.- dijo Gloria.
Luego colgó el teléfono y fue nuevamente hacia la sala.
Los cuerpos del cardenal y del cura estaban en el suelo.
Mientras que Belcebú estaba prendido como un parasito en el pecho del cardenal, bebiendo de su sangre.
No había tiempo para que Belcebú se siga alimentando, tenían que ir hacia el hospital a buscar a Sara.
Astaroth tomo a Belcebú lo arreglo le quito la sangre y se fueron, pero no tomaron ningún taxi, tan solo desparecieron tele transportándose hasta el hospital.
Aparecieron en el baño del centro médico. Pero, antes de salir, apareció Lucifer.
                           -.Quid factum est Astaroth?.- pregunto el ángel de luz.
                          -.Nescio mi. Lanceae non operari.- respondió Astaroth.
                         -.ubi sit lancea?.- pregunto Lucifer.
                         -.Est vir in domo.- respondió Astaroth.
Lucifer se quedó pensando un momento y dijo:
                          -.ire adepto puella. Ibo ad investigandum hastam et ad inferos the'll te accipere Nebiros sabra veritatem.- dijo el dios de las tinieblas, luego despareció.
Mientras tanto Astaroth salió del baño y se dirigió hacia el cuarto en donde está la pequeña.
Una vez que llego Astaroth se dio cuenta que no había nadie y ya no podía esperar. Entonces se hizo invisible. Atravesó la puerta y camino hacia donde está la pequeña Sara.
No había nadie en el cuarto. Igualmente nadie iba a poder sentir su presencia. Se fue acercando lentamente con Belcebú en brazos y cuando ya estaba lo demasiado cerca de Sara, tan solo, la tomo de la mano y los tres desparecieron.
En un abrir y cerrar de ojos estaban de vuelta en la casa, Astaroth llevo al cuarto a Sara y luego fue hacia la sala. Ahí vio que los cuerpos ya no estaban.
Pero si estaba Lucifer.
                       -.Astaroth bene. et penes me habeo ad inferos perhibet hasta. Expectate hic donec evigilet, puella. Revertar ad te, quid facere debeam.-
Astaroth lo miro y tan solo asintió con su cabeza. Luego Lucifer desapareció.
Mientras tanto el demonio fue hacia el cuarto de la pequeña y acercándose a ella con su mano derecha la hizo despertar nuevamente.
                       -. ¿Gloria?.- dijo la pequeña abriendo lentamente sus ojos.
                      -. Si, pequeña. Aquí estoy.- dijo el farsante sonriendo.
                      -. ¿Dónde está zabut?.- pregunto Sara.
                      -. Aquí esta pequeña.- dijo Gloria acercándole a su hijo.
Sara tomo a su hijo y lo miro.
                      -. Te extrañe mucho.- dijo Sara mirando a Zabut.
                      -. Bueno ahora debes descansar.- dijo Gloria.
                      -. Debo contarte algo. Soñé con mi padre.-  dijo la pequeña.
 Astaroth se quedó mirándola, pero luego dijo:
                      -. Muy bien después me cuentas que es lo que soñaste, ahora descansa un poco más. En unas horas te hare la comida así vuelves a estar fuerte.-
Sara se acomodó en su cama y se fue durmiendo lentamente, mientras que Astaroth se fue con Belcebú.
Los dos demonios estaban en la sala de la casa, esperando una respuesta de Lucifer. Querían saber qué es lo que pasaba. Entonces Astaroth decidio por invocar a Sargatanas jefe superior del infierno.
La casa comenzó a temblar hasta que una gran llamarada en forma de tornado hizo que otro demonio llegue a la casa.
                        -. Domine, vis?.- pregunto Sargatanas.
                        -.curat filium meum consequat. Ibo ad inferos.- respondio Astaroth.
                        -.Bene dominum meum.- dijo Sargatanas tomando forma en aquella maestra.
Mientras tanto Astaroth apareció en el infierno, cruzo aquel gran patio que tiene el castillo y que tantas veces a caminado por ahí Sara.
Camino por el gran pasillo hasta llegar a la sala en donde se encontraba Lucifer sentado en su trono de oro.
Inclinándose ante Lucifer, Astaroth dijo:
                    -.dominus meus.-
                    -.Nebiros.- dijo Lucifer.
                    -. Dominus meus.- dijo Nebiros apareciendo de entre las sombras.
                    -.Tu mihi verum dicere. hoc est realis lancea hasta libatis?.- pregunto Lucifer.
Nebiros se acercó lentamente a lucifer levitando por los aires. Tomo la lanza. Y con sus manos abiertas, cerro sus ojos y dejo que su poder trabaje.
Una fuerte luz comenzó a iluminar esa gran sala oscura. Luego lo hizo la lanza, y Nebiros abrió sus ojos. Y el artefacto que tenía en sus manos se quebró.
Lucifer se quedó mirando sorprendido, no era la lanza verdadera.
El dios de las tinieblas se levantó de su trono y apretando sus dientes, dijo:
                         -.damnant.-
Astaroth y Nebiros se lo quedaron mirando. No sabían que decir.
                       -.aliquid curabo. sed in itinere gravida Astharoth II. dabo ei mandatum pape.- dijo Lucifer.
Nebiros desapareció y Astaroth volvió a la tierra.
Una vez que llego a la casa Astaroth le dijo a Sargatanas:
                     -.vade ad inferos. Erat mutationem consilii videtur.-
Sargatanas desapareció. Mientras que Astaroth se dirigió hacia el cuarto de la niña y la despertó.
                    -. Sara, despierta. Debemos irnos.- dijo Gloria.
La niña no entendía nada de lo que decía Gloria.
                   -. ¿Qué sucede, Gloria?.- pregunto Sara.
                  -. Tenemos que irnos, vienen a buscarte a ti nos quieren separar.- dijo Gloria.
                 -. ¿Quién viene a buscarme?.- pregunto la niña.
                 -. No hay tiempo, en el camino te contare. Ahora debes cambiarte rápido.- dijo Gloria.

Luego salió del cuarto y Sara comenzó a cambiarse rápidamente.

jueves, 27 de junio de 2013

SUBESSE IN TENEBRIS

SUBESSE IN TENEBRIS
(EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
PARTE 2.
Capítulo 17.
El cardenal se encontraba sentado en su cuarto de la catedral en donde el daba las misas de los domingos.
Estaba pensando un poco, preparándose para su misa.
De pronto, mira el reloj y ve que eran las nueve menos cinco de la mañana. Ya era hora de salir de ahí. Una cantidad de fieles lo esperaban a él.
Eran muy buenas las misas que daba el cardenal. Duraban alrededor de una hora o un poco más. La gente siempre escuchaba con mucha atención todo lo que decía él y lo que decía de la palabra de dios.
Luego de que terminaba, todos los fieles se iban del lugar. Volvían a sus casas contentos. Sabiendo que volvían limpios de culpa y cargo de todos sus pecados por estar presente en la misa.
Algunos quizas se quedaban un rato más para que el cardenal los confiese.
Una vez que toda la catedral quedaba vacía, el cardenal con sus ayudantes limpiaban todo.
Pero un día pasó algo raro. Dio su misa como todos los domingos y cuando termino. Un joven de no más de 12 años se quedó sentado en un banco estaba con sus manos apretadas y entre ellas un rosario. Lloraba sin parar y miraba hacia donde estaba la cruz.
El cardenal al ver al niño, se acercó muy lentamente hacia él y le pregunto:
                         -. Hola. Puedo ayudarte en algo?.-
El niño lo miro a los ojos y le respondió:
                       -. No quiero volver a mi casa, señor. Mi padre no es un buen hombre.-
El cardenal, lo miraba y no sabía que responderle. El niño lloraba y lloraba hasta que dijo:
                      -. Por favor, señor. Ayúdeme, no quiero volver a mi casa.-
Entonces el cardenal, lo llevo hacia donde está la cocina de la catedral y le dio un refugio.
Comió y charlaron un largo rato hasta que se hizo el atardecer. Luego el niño durmió en un cuarto que el cardenal le dio.
Pero de pronto el cardenal abre los ojos y se encuentra en la casa en donde estaban los demonios.
                   -. Oh, vemos que ya ha despertado.- dijo Astaroth.
El cardenal no entendía lo que pasaba.
                 -. ¿Dónde está mi compañero?.- pregunto el hombre de dios.
                 -. ¿Tu compañero?.¿El que te entrego a nosotros?, jajajajaja.- dijo Astaroth.
Trato de buscarlo entre el lugar pero no lo encontraba, hasta que escucho su voz.
                 -. Aquí estoy, señor.-
El cardenal giro su cabeza hacia la derecha y lo vio parado muy cerca de él.
                    -. ¿Por qué muchacho?.- pregunto el cardenal.
 El cura, miro el suelo. Luego levanto nuevamente su mirada. Pero no sabía que responderle.
                      -. Ya lo sabía muchacho, lo supe siempre. Sabía que ibas a entregarte a las garras del ángel caído. Pero tú no tienes la culpa, él te controlo y caíste en la tentación.- dijo el cardenal.
                     -. ¡¡¡BASTAAAAA!!!.- grito el cura.
Todos en la sala se quedaron callados.
                     -.¿ no se da cuenta que estamos acabados?. Ellos tienen más poder que nosotros. La gente no nos quiere. Y usted…- dejo una pausa.- usted no quiere que yo tenga tanto poder. Usted sabe que soy más fuerte y joven.- dijo el cura.
El cardenal seguía un poco mareado, pero ya casi podía ver y escuchar, pero no podía moverse, estaba atado en un silla.
                   -. ¿Qué dices compañero?. No puedo creer lo que estoy escuchando.- dijo el cardenal.
                  -. Bueno, basta de charla.- dijo Astaroth.
El cardenal, miro al demonio que estaba parado frente a él.
                 -. Muy bien cardenal, creo que le llegó la hora y a nosotros nos llegó la hora para usar la lanza del destino.- dijo Astaroth.
 Camino hasta un gran armario que había ahí en esa sala. Abrió una puerta. Y saco una caja negra. La llevo hasta el mismo lugar donde estaba antes y la abrió.
Dentro de ella había una tela color rojo, en ella estaba envuelta la lanza. La saco y lo tuvo en su mano derecha.
Lo miro al cardenal y luego miro al cura.
                        -. Tu esclavo. Ve en busca de Belcebú.- le dijo al joven siervo de Lucifer.
El cardenal y Astaroth se quedaron solos los dos en esa sala.
                        -. ¿Por qué?.- pregunto el cardenal.
Pero el demonio, no contestaba. Hasta que de pronto el cardenal empezó a orar en voz baja.
Astaroth levanto su mirada.
Fue ahí cuando el cardenal empezó a hacer un exorcismo en el lugar.
                    -. Sanctus Michael Archangele, defende nos in proelio, contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium. Indicavitque ei potestatem Deus, nobis in oratione, et vos, O Princeps militiae caelestis, potestas a Deo data, in infernum detrude Satanam aliosque spiritus malignos, qui ad perditionem animarum quaerere mundi grassor. Amen.-
Al escuchar estas palabras el demonio se acercó al cardenal y lo tomo del cuello.
                   -. Tú piensas que con esas palabras puedes hacerme daño?.-
El cardenal no podía respirar. De repente, lo suelta.
                 -. Tu dios, ya no tiene poder aquí. Escucha a tu compañero. Tu dios ya no los protege.- dijo Astaroth.
                 -. Dios, siempre nos está protegiendo. Todo el tiempo nos protege. Que el ahora no esté aquí para ayudarme, no quiere decir que no esté presente. Todo lleva tiempo. Y como ustedes están ascendiendo a la tierra, también volverán a descender porque él los devolverá al lugar donde pertenecen.- dijo el cardenal.
Astaroth le dio la espalda y no dijo nada.
De pronto, llega el cura con Belcebú en brazos.
El cardenal, lo mira y lo sigue.
Astaroth tomo a Belcebú y lo dejo en el suelo.
El hombre de dios lo miraba, no podía creer todo lo que estaba sucediendo. Parecía un sueño.
 Astaroth con la lanza en su mano, se acercó lentamente hacia el cardenal.
                         -. Muy bien, espero que estés preparado. Tu destino es este. Tu destino es Morir.- dijo el demonio.
Y tomando la lanza con fuerza en un abrir y cerrar de ojos el artefacto estaba clavado en el cardenal.
El hombre de dios no grito. La lanza estaba en su estómago.
                       -. ¡¡¡Grita maldito gusano de dios!!!.- dijo Astaroth.
Pero el cardenal, no gritaba. El demonio removía la lanza en el estómago, pero no se quejaba.
De pronto, el demonio saca la lanza. Estaba llena de sangre.
El cardenal tosió un poco de sangre. Miro el piso y luego hacia arriba.
El demonio sonreía, disfrutaba de lo que estaba haciendo.
                      -. ¿Por qué?, ¿Por qué lo hiciste compañero?. Yo te crie como si fueras mi hijo.- dijo el cardenal.
Pero el cura, tan solo miraba. No hacia otra cosa.
De pronto, el cardenal vuelve a desmayarse, perdió mucha sangre.
Y ahí fue cuando volvió a su recuerdo.
                    -. ¿Estás listo compañero?.-
                   -. Sí, señor.- respondió el cura.
                  -. Estoy muy contento por ti. Al fin llego el día en que te convertirás en un cura joven y bueno. Serás el mejor. También quiero que sepas que yo te quiero como si fueras mi hijo. Te crie, te enseñe para que seas el mejor.- dijo el cardenal.
                  -. Lo se señor y se lo agradezco mucho. Jamás lo voy a defraudar.- dijo el cura.
Pero otra vez volvió a la realidad.
Astaroth clavo la lanza nuevamente pero esta vez en el pecho. Fue ahí cuando grito el cardenal.
                    -. Siiii, sufre maldita escoria.- decía Astaroth.
                    -.¡¡¡nooooo, bastaaaa!!!.- grito el cura.
Corrió hasta el demonio y lo empujo con todas sus fuerzas.
Astaroth cayó al suelo, pero la lanza seguía clavada en el pecho del cardenal.
El cura, saco la lanza con cuidado.
                    -. Discúlpeme señor, todo esto es mi culpa.-
El cardenal tosía sin parar y escupía sangre de su boca.
                  -. Máximo, tú estarás en el paraíso junto a dios, él no te dejara en el infierno.-
El cura lloraba sin parar. Lo desato y lo levanto.
                  -. Déjame aquí en el piso.- dijo el cardenal.
                  -. Señor podemos irnos. Yo detendré al demonio.- dijo Máximo.
                 -. No compañero, vete tú de aquí. Mi destino es este.- dijo el cardenal.
Pero el demonio fue muy rápido.
Se levantó y fue contra máximo. Lo tomo del cuello y lo levanto hasta que sus pies quedaron en el aire.
                    -. Tu destino ya está escrito, esclavo. Tu alma es de Lucifer, no estarás en el paraíso.- dijo Astaroth.
Apretó su cuello con tanta fuerza que rompió su cuello.
El cura había muerto.
Mientras tanto el cardenal, seguía tirado en el suelo, todavía estaba vivo.
El demonio soltó a máximo y se acercó al cardenal.
                           -. Muy bien, llego el momento. Bañare a Belcebú con tu sangre, así sabremos si la lanza funciona.- dijo Astaroth.
La lanza se volvió a clavar en el pecho pero con más violencia.
El cardenal dio un grito de dolor que se escuchó hasta en los exteriores de la casa.
La lanza había dado en el corazón, la sangre empezó a correr.
El demonio introdujo la mano en el pecho del cardenal y saco su corazón. Llevo el órgano del hombre de dios y roció con su sangre el cuerpo de Belcebú.
Pero de pronto se dio cuenta que nada sucedía. Belcebú seguí igual, no cambiaba de forma.

Algo había salido mal.