sábado, 26 de noviembre de 2011

SUBESSE IN TENEBRIS

     SUBESSE IN TENEBRIS.
 (EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
               CAPITULO 8.
La pequeña Sara estaba en el auto, esperando a Gloria. Estaba asustada después de escuchar aquel grito.
Tan solo había silencio en la casa y en la calle. Se podía escuchar como el viento hacia chocar las hojas de los arboles entre ellas.
De repente, escucha que la puerta de la casa se abre. Y ve que sale Gloria.
                          -.¿qué paso?.- pregunta la pequeña.
                         -. Nada ahora lo vendrán a buscar.- dijo Gloria con cara de victoriosa.
                        -.¿que fue ese grito?,¿mataste a mi papa?.- pregunto la pequeña con algunas lágrimas en sus mejillas.
                       -. No llores Sara, no lo mate. Tan solo le dije las cosas como son. Ahora vámonos.- respondió la maestra mientras agarra a la pequeña y la sube al auto.
Una vez que las dos estaban dentro del auto, se fueron muy lentamente, y vieron como dos patrulleros paraban en la antigua casa de Sara.
Se bajaron cuatro policías con sus armas en mano. Entraron a la casa y comenzaron a buscar, y cuando fueron al cuarto de la pequeña, encontraron al padre de la niña.
Los policías sintieron olor a carne cocida. Él estaba de espalda a los policías, y cuando estos lo dieron vuelta.
Vieron que en su pecho tenía el 666, se lo había hecho con su propio cuchillo, que estaba tirado en el piso al rojo vivo. Estaba caliente como un herrero cuando pone el hierro en el fuego.
Los policías lo miraron y le preguntaron:
                       -. ¿Señor se encuentra bien?.-
                      -.!!!jajajajjajajaja¡¡¡, el vino aquí, es un enviado del diablo.- decía mientras reía y lloraba al mismo tiempo.
Uno de los policías tomo su radio y llamo al neuropsiquiatrico de la zona para que lo vengan a buscar. Se había vuelto loco. Pero los policías ni nadie saben por qué.
Lo único que se dijo es que el padre de la niña repetía lo mismo todo el tiempo. Las mismas palabras que les había dicho a los policías cuando entraron. Tan solo él sabe que es lo que sucedió adentro de ese cuarto.
Por otra parte, la niña ya estaba en su nueva casa curando a Gloria o mejor dicho ayudándola.
                      -. ¿No quiere que vayamos a un hospital?.- pregunto la niña.
                     -. No Sara tan solo es un rasguño, no te hagas problema.- respondió Gloria.
Luego de limpiarle las heridas, Gloria le pidió a Sara que se bañe y luego que vaya a dormir un rato la siesta, todo lo que paso seguramente la dejo agotada.
Entonces la niña se fue se bañó y luego se dirigió a su cuarto, pensando todavía que fue lo que le hizo al padre.
Entro y se recostó muy lentamente, le dolía un poco la cara de los golpes. Pero aun así con los golpes en su cara logro cerrar los ojos.
                            -. Sara, despierta.-
Escucho una voz muy suave, entonces comenzó a abrir los ojos muy lentamente y lo vio a él después de tres meses volvió a encontrarlo. El extraño estaba nuevamente frente a sus ojos.
                      -.¿dónde estuviste todo este tiempo?.-pregunto Sara.
                      -. Estuve haciendo algo importante, escúchame bien lo que te diré, todo se va a poner peor para ti. Pero quédate tranquila.- respondió el extraño.
                      -.¿ qué es lo que me sucederá?.- pregunto Sara con cara de preocupada.
                    -.no puedo decírtelo ahora. Ven levántate.- dijo nuevamente el extraño.
La tomo de la mano y la saco del cuarto.
                     -. ¿A dónde me llevas?.- pregunto Sara.
                   -. Hoy comerás conmigo.- dijo el extraño.
Ella sonrió y siguió caminando con él.
Pasearon por todo el castillo, hasta llegar a un gran comedor.
En él había una mesa muy larga llena de comida. Decorada con algunas velas que alumbraban el comedor. Desde cordero hasta un lechón. Grandes panes caseros, y muchísima cantidad de frutas exóticas.
La niña se sentó en una punta de la mesa, y el extraño en la otra.
                               -.¿me dirás que me pasara?.- pregunto Sara.
                              -.no pasara ahora, falta mucho para que te suceda algo, el brujo del pueblo vio tu futuro en la fuente. Pero todo estaba muy oscuro.- respondió el extraño.
                             -. ¿Voy a morir?.- pregunto la niña casi llorando.
                             -. No lo sé pequeña. No lo sé.- respondió el extraño.
Después de decir esto, los dos siguieron con su banquete.
Disgustaron mucha comida, frutas y de más. Luego se fueron al gran balcón del castillo.
Ahí se quedaron mirando la luna. Brillaba con toda su fuerza. Parecía una gran pelota suspendida en el cielo.
La pequeña Sara estaba hipnotizada mirándola. La noche estaba perfecta.
                           -. Muy pronto, nos volveremos a ver.- dijo el extraño.
                          -. Esta vez me quedare, no voy a irme. Ya no quiero volver.- dijo la pequeña.
                         -. No puedes quedarte, tampoco podemos vernos tanto ahora.- dijo el extraño.
La pequeña comenzó a llorar, sus lágrimas caían como cascadas.
El extraño tomo una de las manos de Sara y le dijo:
                           -. Quiero que sepas, que no voy a dejarte sola. Yo estaré vigilando que todo salga bien. El brujo del pueblo me informara. No tengas miedo.- dijo el extraño con una voz suave.
Luego el tapo los ojos de la niña con su manos. Pero antes de que se vaya él le dijo:
                 -. Te estaré cuidando.-
Después de escuchar estas palabras la niña abrió los ojos, y vio que estaba en la casa de gloria.
Se quedó pensando, todo lo que le dijo el extraño, ¿Qué es lo que le sucederá?.
Nadie lo sabe ni siquiera ella.
                             -. ¡Sara!, vamos a merendar.-  dijo gloria.
Al escuchar esto la niña se levantó de la cama y fue hacia la cocina a merendar.
 Una vez ahí Gloria le pregunta:
               -. ¿Cómo estás?.-
              -. Bien gracias.- respondió la niña mientras merendaba.
Hubo un silencio entre ellas dos, hasta que la maestra le preguntó nuevamente a la niña:
                   -.¿ soñaste con tu amigo?.-
La niña no respondió, se quedó callada, hasta que de pronto le dijo:
               -. Si, soñé con él. Me dijo que todo va a empeorar para mí. Tengo mucho miedo.- respondió la niña abrazándola a Gloria.
             -. Nada va a suceder. Yo estoy aquí para cuidarte.- dijo Gloria.
Las dos se quedaron abrazándose entre sí. Con miedo después de lo que dijo Sara.

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