domingo, 20 de noviembre de 2011

SUBESSE IN TENEBRIS

    SUBESSE IN TENEBRIS.
 (EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
               CAPITULO 6.
La pequeña ya se había desmayado, cuando los enfermeros habían llegado.
Comenzaron hacer su trabajo, y vieron que estaba bien. Se había desmayado del dolor.
Le preguntaron a Gloria porque le ocurría esto, y ella le respondió con lo que el doctor le dijo cuando vio lo que la pequeña tenía en su vientre.
Uno de los enfermeros le dio una inyección para que los dolores cesaran un poco.
Luego se fueron.
La maestra no se había que hacer, además todavía no le había dicho que le pasa a la pequeña. Pero sospechaba que ella lo sabía.
Por otra parte, Sara nuevamente despertó en aquel sueño que parecía tan real, que no podía creer.
Abrió los ojos y se encontró en aquella cama gigante, en la que había estado anteriormente.
Trato de levantarse pero se sintió mareada por un instante. Entonces tomo un poco de aire y cuando sintió que ya podía pararse lo hizo sin ninguna complicación.
Camino hasta la puerta. La abrió y salió.
Aquellos guardias que estaban antes, ya no se encontraban en el lugar. Por eso, pudo caminar por aquel pasillo para llegar a la puerta del cuarto en donde escucho los gritos y golpes.
¿Que pasara en ese lugar?, se preguntó.
No tardó mucho en llegar, ya que conocía el camino.
Mientras se iba acercando, miraba para atrás, no quería que la agarren de nuevo.
Estaba frente a la puerta, tan solo tenía que abrir, y vería que había adentro.
No lo dudo, y empujo la puerta que era realmente pesada.
Una vez que logro abrir. Entro. Estaba todo casi oscuro, tan solo una antorcha de fuego alumbraba el lugar, pero muy poco.
El cuarto era enorme, comenzó a caminar mirando todo el lugar. Tan solo hizo unos pasos y se encontró con una mesa de madera, con algunos instrumentos con sangre. Parecían látigos, cadenas. Mucha atención ella no le presto, ya que de repente, escucho el ruido de unas cadenas que venía a su derecha. Giro la cabeza muy rápidamente y fue ahí cuando vio a una hombre con una capucha en la cabeza, estaba encadenado y lleno de sangre.
Comenzó a acercarse lentamente, hacia esa persona. Tenía mucho miedo. Sus débiles piernas de niña, le temblaban como si un terremoto sacudiera su cuerpo.
Ya estaba cerca, estiro su mano derecha para tomar la capucha negra de tela, que el tenia. Tan solo unos centímetros más y ya está.
Pero de pronto, se abrió la puerta, y entro el extraño con los dos que estaban custodiando la puerta de la niña.
                   -.hic agis.-dijo el extraño.
                  -.¿quién es el?.-pregunto Sara.
                  -. Is dignus sit, oportet quo dille dare.-respondió el extraño.
Luego el estiro su mano izquierda, y la pequeña como hipnotizada fue hacia él y la tomo, y muy lentamente salieron, pero antes de hacerlo la pequeña miro hacia atrás y vio como esos dos que estaban con el extraño, se quedaron en el cuarto, agarrando algunas cadenas que estaban en la mesa. Después no vio más nada. Tan solo escucho algunos golpes y gritos.
Caminaron por todo el pasillo hasta llegar a una puerta. El extraño la abrió y siguieron caminando hacia un balcón. Ahí salieron y vieron todo el lugar.
                     -. Hoc regnum meum.- dijo el extraño.
 Sara se quedó asombrada, la vista era perfecta, se podían ver las montañas alejadas, con sus picos nevados. También cascadas y mucho pero mucho campo. Era hermosa aquella vista.
Pero de repente, la pequeña lo miro a él y le pregunto:
                    -.¿por qué no hablas igual que yo?.-
 El, la miro y le respondió:
                   -. Porque nunca me lo pediste.-
La pequeña sonrió al escuchar esas palabras.
                 -.¿qué es este lugar?.- pregunto la pequeña.
                 -. Es mi reino, todo lo que veas y lo que no puedas ver en este lugar me pertenece.- respondió.
                 -. Pero, ¿quién eres?.- le pregunto con cara de preocupación.
Pero el no respondió esta pregunta.
Tan solo se quedó mirando hacia el horizonte.
Mientras que la pequeña, quedo mirándolo buscando una respuesta a la pregunta que ella mismo hizo.
Pero el extraño, rompe el silencio y le dice:
                -.debes regresar.-
               -.no, quiero quedarme contigo.-
             -.no puedes, debes regresar ahora.- respondió el extraño, tocándole el hombro.
Luego de hacerle esto, Sara comenzó a cerrar los ojos muy lentamente, hasta dejar de ver por completo.
                            -.¡Sara, Sara!.-
Escucho la niña, y fue abriendo los ojos muy lentamente, se sentía mareada. No entendía que es lo que sucedía.
                       -.¿dónde estoy?.- pregunto la niña.
                      -. Estas acá en mi casa, soy Gloria tu maestra.
Sara trato de entender, un poco más la situación. Abrió sus ojos y se quedó callada por unos minutos y luego dijo:
                        -. ¿Qué hora es?.-
                       -. Ocho y media, dormiste toda la noche.- respondió Gloria.
La niña hizo una sonrisa, y luego dijo:
                       -.me encontré con un hombre en mis sueños, que es rey.-
                     -. ¿De verdad?.- pregunto Gloria.
                     -. Si y es el más bueno del mundo. Lo único malo es que no se su nombre.- respondió la pequeña.
Gloria se la quedó mirando. Pero entendió lo que sucedía, todos los niños tienen sueños con personajes que ellos mismos inventan.
                  -. Bueno vamos a desayunar y vamos de compras, ¿sí?.- dijo Gloria.
La pequeña Sara asintió con su cabeza.
Luego la maestra salió del cuarto, sin antes darle un gran beso en la frente.
Después la niña comenzó a vestirse, muy lentamente para empezar el día.
Una vez que desayunaron juntas, se fueron hasta el centro para hacer las compras.
Caminaron por todos lados y compraron muchísimas cosas. Ropa para Sara, comida, algunos utensilios y algo más.
Luego de dos horas emprendieron su regreso.
Pero Sara de pronto, comenzó a llorar sin parar.
Gloria la miro y no entendía que le sucedía.
                -.¿qué sucede?.- pregunto.
La niña lo que hizo fue señalar hacia adelante. La maestra miro y vio que enfrente de ellas estaba su padre. Mirándolas.
Su cara era de furia, los tres se estaban mirando sin sacarse la vista de encima.
Pero luego, Gloria se fue rápidamente, y cuando lo hizo miro por el espejo retrovisor del auto y miro al padre de la niña por última vez.
                          -. Ya está Sara, tranquila.- dijo Gloria.
La pequeña la abrazo, y ahí se vio como la nena temblaba del miedo.
                       -.quédate tranquila, no va a suceder nada, yo estoy aquí para cuidarte.- dijo nuevamente Gloria.
Las dos llegaron a la casa y ninguna dijo nada. Lo sucedido había pasado por lo visto.
Entraron pero antes de que Sara se vaya a su cuarto, Gloria le dijo:
                         -. Sara, necesito hablar con vos.-
                       -. ¿Qué?.- pregunto la niña secándose algunas lágrimas que le corrían por sus mejillas.
                      -. Tengo que decirte algo.- dijo la maestra.
 La niña se la quedó mirando, esperando las palabras.
                    -. ¿Vos sabes por qué tienes esos dolores en tu pancita?.- pregunto la maestra.
                  -. Si, porque tengo un bebe.- respondió Sara.
Gloria quedo con la boca abierta al escuchar esa respuesta.
              -. ¿Quién te lo dijo a eso.- pregunto Gloria.
             -. Me lo dijo el extraño de mis sueños antes de que todo esto sucediera.- respondió la niña.

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