sábado, 5 de noviembre de 2011

SUBESSE IN TENEBRIS

        SUBESSE IN TENEBRIS    (EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS)
                                                            Capítulo 2.
Sara ya había preparado la comida. El padre por otra parte estaba en su cuarto, durmiendo.
Ni bien puso los platos y cubiertos sobre la mesa. Fue a la habitación del padre a despertarlo.
Estaba durmiendo, muy profundamente, y ella lo pensó dos veces. Se le cruzo por la mente matarlo. Tenía todo el tiempo del mundo para hacerlo. Pero al final no lo hizo. Lo despertó y el como siempre, le grito, y ella se fue hacia la cocina a servir la comida.
Como todos los días comieron sin hablar, el padre lo único que hacía era mirar la televisión. Ni siquiera le preguntaba cómo le había ido a la escuela.
Siempre era lo mismo. Luego ella limpio y se fue a su cuarto.
Estaba acostada en la cama, escuchando como abría botellas de vino sin parar. Seguramente estará borracho en unas horas y él va hacer lo mismo que hace todas las noches. Abusar de ella.
Ya pasaron mas de dos horas y el no se escucha. Sara lo único que pide al cielo y a todos los santos que se haya quedado dormido.
No se escuchaba para nada. Pero de pronto, pudo escuchar como su silla se corrió hacia atrás para levantarse.
En ese momento, comenzó a escuchar los pasos que se dirigían con dirección a su cuarto.
Sara comenzó a rezar pidiendo que él no entrara.
Los pasos se escuchaban cada vez más cerca y más cerca. Hasta que de pronto, el silencio gobierna.
Ella se levanta de su cama y se acerca a la puerta mira por el agujero de la cerradura y lo ve a él ahí parado.
Ahí fue, cuando el padre patea la puerta y la golpea a ella en la cabeza.
      -.¡maldita perra, ven aquí!.- dijo mientras le arrancaba su ropa.
Sara no podía decir ni hacer nada, el golpe que recibió en la cabeza cuando el pateo la puerta, le hizo un corte en la frente, y se estaba desmayando. Ya nada podía hacer. Hasta que muy lentamente, sus ojos se cerraron.
Estaba desmayada, mientras él hacia lo que siempre le hacía.
Pero algo pasaba en su mente.
Ella se encontró en un campo, con flores de colores, arboles de color verde fuerte. El cielo estaba azul.
Estaba acostada en el pasto, miraba todo ese lugar, era el paraíso.
De pronto, ve a un hombre vestido de blanco, con rasgos perfectos. Sus ojos eran de un color extraño, casi rojizos.
El camino hasta ella, y le dijo en un idioma que ella no conoció:
                -. Noli timere, mitto angelum praesidio, mitto unus puer tuus.- luego de decir esto, él le toco su vientre.
Después de hacer eso, se fue caminando por aquel campo perfecto, hasta que desapareció.
Luego Sara abrió sus ojos y se encontró nuevamente en su cuarto, con rostro cubierto de sangre al igual que su ropa y su cama.
Pero algo sucedió al levantarse de su cama, un fuerte dolor invadió su vientre. No podía soportarlo. Comenzó a gritar muy fuerte, tan fuerte que su padre se levantó y fue hacia el cuarto de ella. El tan solo se quedó parado mirando como Sara se retorcía del dolor.
Pero el, no fue capaz de ayudarla, lo único que hizo fue salir corriendo como podía, ya que estaba totalmente borracho.
Sara no podía parar de gritar, y el dolor era cada vez más fuerte, de pronto, en su cabeza comenzaron a aparecer imágenes, que ella no entendía. De personas gritando, ensangrentadas, pidiendo ayuda. Luego volvió a desmayarse.
Nuevamente apareció en aquel lugar, y estaba ese hombre que vio vestido de blanco, pero esta vez, estaba todo de negro con un pañuelo rojo en su cuello.
Estaba sentado al lado de ella, mirándola. Con una mirada penetrante, que ella por un momento recordó la mirada de su padre.
Pero de pronto, el cambio su cara y sonrió, mostrando unos dientes perfectos, como si fueran diamantes. Luego el corto una rosa y se la dio.
Ella tan solo la agarro y se la quedó mirando. Era una rosa perfecta.
Hasta que escucho el sonido de la camioneta del padre y ella abrió los ojos y se dio cuenta que todo era un sueño, aunque la rosa que le había regalado ese desconocido la tenía en sus manos.
Al ver esto ella se asustó y soltó la rosa. Se la quedó mirando unos minutos. Hasta que la tomo y la guardo en un libro.
Luego de guardar la rosa, se dio cuenta que ya era de día y tenía que bañarse, ya que si no iba a llegar tarde de nuevo a la escuela como siempre.
Salió de su cuarto, y se fue hacia el baño a ducharse, y fue ahí, cuando se dio cuenta que le había hecho su padre tenía, se miró al espejo y vio como tenía su cara. Estaba totalmente golpeada con su boca y sus ojos morados, también tenía el corte en la frente que se lo hizo el padre cuando pateo la puerta.
Nuevamente lloro y maldijo a todos los santos por no ayudarla. Ya nada quedaba, tan solo defenderse después de esto, que iba a decir en la escuela, cuando la vean así. Lastimada.
Se bañó como pudo, le dolía mucho su cara, y su espalda, estaba completamente dolorida.
Una vez que termino de bañarse, fue a su cuarto y se vistió, muy despacio. La ropa rozaba su piel y le dolía.
Después de ponerse la ropa, agarro su mochila, su guardapolvo y se fue.
Iba caminando hacia la escuela muy lentamente, ni siquiera podía caminar del dolor que tenía. Estaba totalmente arruinada. Esto había pasado el límite. ¿Qué iba hacer ahora?,¿Qué iba a decirle a su maestra cuando la vea así golpeada, con sus ojos morados y el corte en la frente?.
¿Cuál iba a ser su respuesta?, ¿me caí?. Mientas iba caminando por lo calle, veía como la gente del pueblo la miraban, y eso le molestaba. Pero no era su culpa, su padre la tiene. Él tiene que pagar por esto. Él es el único que tiene que ser condenado, no ella.
Tardo más de lo habitual en llegar a la escuela, y una vez en la puerta de su colegio, comenzó a transpirar y a ponerse pálida.
La portera al verla se acercó con una cara de terror que la expresión la asusto a Sara.
Abrió la puerta, la miro y le dijo:
                          -. Sara, por dios, ¿Qué te sucedió?, ¿Cómo te hiciste esto?.-  la portera la abrazo y lloro por Sara. Luego grito llamando a la directora.
La pequeña no entendía, en verdad si entendía. Sabía lo que estaba pasando, ya no podía ocultar más.
La directora se acercó, y puso la misma cara de terror que la portera.
                  -.Sara, pequeña, ¿Quién te hizo esto?.- pregunto.
                -.nadie directora, me caí jugando.- respondió la niña.
              -. Por favor no mientas, anda pequeña, ya sabemos todo lo que sucede, una mama nos contó que escucha tus gritos toda la noche.- dijo la portera secándose las lágrimas.
Sara comenzó a llorar, ya no podía ocultarlo o mejor dicho tenía que decirles la verdad.
Las dos se llevaron a la dirección y fue donde empezó  a contar todos los sucesos que pasaba todos las noches con el maldito de su padre.
Estaba diciendo la verdad y hacia bien en hacerlo.
De pronto, comienzan otra vez los dolores en el vientre, los gritos de ella hicieron que todas las maestras de la escuela salgan a ver que sucedía.
         -. Sara, ¿Qué te sucede?.- pregunto la directora.
Pero ella no podía responder los gritos eran cada vez más fuertes, al igual que el dolor que sentía en su vientre. Luego la pequeña se desmaya.
                       -. ¡Llama a un médico, rápido, veeeeeeee!.- dio la orden la directora a la portera, que salió corriendo hacia el teléfono.
                    -. Quédate tranquila niña, estarás bien, nada va a ocurrirte, yo estoy aquí para cuidarte.- le decía mientras acariciaba su cara muy suavemente.
De pronto, la portera vuelve y le dice:
                      -. En cinco minutos llega la ambulancia.-
Luego, tan solo esperaron a la ambulancia, mientras la directora le hacía viento con su pañuelo a Sara.

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