SUBESSE IN TENEBRIS
(EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
PARTE 2.
Capítulo 11.
Pasaron ya unas cuantas horas y los dos hombres de dios ya
estaban cerca de Italia. Cuando lleguen al aeropuerto los va a estar esperando
un auto del vaticano.
Mientras tanto el
cardenal, leía la biblia. Pero el cura estaba moviendo sus pies sin parar, como
ansioso.
El cardenal al ver esta
actitud le pregunta:
-. ¿Te sientes bien?.-
-. Sí, señor. Solo quiero llegar.- respondió el cura.
-. Cuando lleguemos al vaticano, Juan Pablo seguramente te preguntara
como estas.- dijo el cardenal.
-. ¿Por qué me preguntara eso?.- pregunto el cura.
-. Le conté sobre tus sueños, es algo que debo informar a él. Los dos
estamos expuestos a caer en la tentación.- respondió el cardenal, mientras
miraba por la ventana del avión.
-. Pero, yo no tuve ningún sueño donde pueda caer en la tentación.- dijo
el cura, sabiendo que estaba mintiendo.
-. Lo sé, hijo. Pero tú tienes que tener
cuidado, tu sabes que hay cosas que solamente en los libros leíste y que esa
experiencia la tienes tan solo teóricamente.- dijo el cardenal.
-. ¿Está dudando de mí, señor?, usted se cree superior a mí, pero le
diré algo, yo soy más joven que usted y puedo ser mucho más fuerte en alma. Su
alma ya esta vieja y desecha.- dijo el cura enojado, levantándose. Luego, se
fue al baño.
Al escuchar esto, el cardenal se quedó pensando en la reacción
del cura hacia él.
Mientras tanto en el baño, el ayudante del cardenal se mojó la
cara y se quedó pensando, hasta que se arrodillo y comenzó a rezar el padre
nuestro nuevamente en latín como lo hizo en su cuarto.
-.
Por favor, dios. No me castigues.- decía.
Luego de terminar de rezar se levantó, se volvió a mojar la cara
y se miró al espejo.
-.
¿Qué estoy haciendo?.- se dijo así mismo.
-.
Mi ayudante y te recompensare por eso.- dijo una voz.
El cura al escuchar esas palabras, miro para la puerta, pero no
había nadie. Fue hasta ella la abrió y tampoco había presencia alguna en el
pasillo del avión.
Pero cuando giro para mojarse nuevamente al espejo, vio algo que
no quería volver a ver.
-. Hola, hombre de
dios.- dijo Lucifer.
-. ¿Qué haces tú aquí?.- pregunto el cura, casi temblando.
-.
Vengo a charlar contigo.- respondió Lucifer.
-.¿ qué quieres de mí?.- volvió a preguntar el cura.
-.
Te necesito a ti y si tú me ayudas, yo te daré poder, dinero, mujeres.- dijo
Lucifer mientras sonreía muy levemente.
-. ¡oh, sí!, mujeres. Eso es lo que quieres.- volvió a decir Lucifer.
-. No, no quiero nada de ti.- dijo el cura.
-. Claro, que quieres algo de mí. Y yo lo sé, pero dejare que pase un
poco el tiempo. Sé a quién odias y sé qué lugar quieres tomar. Tan solo te
dejare que pienses en lo que te ofrecí.- dijo Lucifer.
Luego el cura pestaño y lucifer desapareció.
Volvió a mojarse la cara. Se secó y salió del baño.
Camino muy lentamente hasta que llego a su asiento y se sentó.
-. Ya casi llegamos,
compañero.- dijo el cardenal.
El cura tan solo hizo un gesto con su cara.
El avión aterrizo en el aeropuerto de Ciampino, que queda a unos
quince kilómetros de la ciudad del Vaticano.
Ahí, los espero un auto que los traslado hacia el encuentro con
el papa Juan Pablo V.
Una hora más de viaje tuvieron, pero esta vez por tierra. Ya los
dos estaban cansados de viajar, pero sabían que cuando lleguen al Vaticano iban
a tener mucho de qué hablar con el Papa.
De pronto, el conductor le dice:
-.signori, sono arrivati.-
Luego, el auto se estaciono, les abrieron las puertas y los dos
bajaron. Ahí los recibió un hombre de seguridad.
-. Il papa sta aspettando nel suo ufficio.-
Los dos lo siguieron al hombre de seguridad, hacía mucho frio en
Europa, había mucha nieve por todos lados y el cielo estaba gris.
Cruzaron casi toda la iglesia para llegar a la oficina del papa,
hasta que al fin pudieron hacer.
-. Buon giorno per piú che
non é ancora spuntato.- dijo el Papa.
-. Buon
giorno.- dijeron los dos al mismo tiempo.
-.
Voglia di prendere un caffé?.- pregunto Juan Pablo.
-. Beh, se non ti dispiace padre.- dijo el
cardenal.
Al escuchar esta respuesta, Juan Pablo V pidió una café desde el
teléfono que tenía en su escritorio. Luego acomodo unos papeles y pregunto:
-.molto
bene,signori. Questo é quello che facciamo ora, e hai ottenuto le informazioni
del luogo in questo inferno con la ragazza?.- pregunto el Papa.
-. Ho
pensato che devo viaggiare in Austria domani será, cosí siamo arrivati al
mattino per tutto questo debe essere fatto signore.- respondió el cardenal muy
tranquilo
-.lo
sai perché sei andato in Austria?.- pregunto el Papa.
-.si,
signore.- respondió el cura.
-.perche giovane?.- le pregunto Juan Pablo, al
cura.
-.perché non vi é una lancia, che é la seconda
caratteristica Longino lancia. La famosa Lancia del Destino. Ma non sappiamo
che dobbiamo reale lancianoi.- respondió el cura.
-.
Molto bene,giovane. Tanto si sa.- dijo el papa sorprendido.
De pronto, se escucha que golpean la puerta.
-.
Passare.- dijo el Papa.
Abrieron la puerta y pasó su secretario con el café.
Cada uno tomo su taza, se sirvieron azúcar. Revolvieron sus
tazas. Dieron un sorbo y después siguieron con la charla.
-.
Molto bene, é molto buono il piano si dispone di cardinale. Cosa faranno é
andare in Austria trovare queste personee si prega di finire questo.- dijo Juan
Pablo V.
-. Va
bene, signore. Ma prendere un paio di giorni di tempo per trovarli. Non
dovrebbe essere lontano. Se la lancia debe essere rubata da qualche villaggio
vicino al museo.- dijo el cardenal.
-.ma, questo non sucede questa settimana,per favore. Il destino del
mondo é nelle tu mani.- dijo el Papa.
-.
Siate certi, signore. Si finisce con questo.- dijo el cardenal muy confiado.
Luego, se tomaron una pausa y tomaron un sorbo de café y el papa
dijo:
-.
E la gente non ha fiducida in noi, questo potrebbe essere un motivo per cui
l´umanitiá ha creato nella Chiesa di nuovo dopo tutti gli scandali che avevamo.-
Ninguno de los dos dijo nada, al escuchar esto. Tampoco Juan
Pablo V pidió una respuesta de ellos.
Tomo otro sorbo de café y el papa dijo:
-.
Bene signori, vi diró un storia che solo coloro che sono venuti a papa sanno,e
si trova sulla lancia che é in Austria. Se si vuole, la storiain modo che
conoscono, perché sono in Austria.-
-.
Hitler aveva, non é vevo?, e perso in Austria.- dijo el cura.
-.esatto,tutto comincia lí.-dijo el papa.
Entonces al escuchar esto, los dos se acomodaron y esperaron a
que el Papa comienza a contar aquella historia que nadie sabe.
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