martes, 18 de junio de 2013

SUBESSE IN TENEBRIS

SUBESSE IN TENEBRIS
  (EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
PARTE 2.
                       Capítulo 14.
                        -. Compañero, despiértate. Ya llegamos a Austria.- dijo el cardenal.
El cura abrió sus ojos y se levantó muy lentamente de su asiento.
Los dos salieron del avión y fueron en busca de sus valijas. Luego, se fueron a tomar un taxi para ir al hotel en donde ellos estarán hasta encontrar a los demonios y a Sara.
Una vez los dos en el taxi, el cardenal le dice al chofer a donde se dirigen.
                       -. Johann Strauss zum Hotel gehen, bitte.-
Tardaron unos cuarenta minutos hasta que llegaron al hotel.
Agarraron sus maletas e ingresaron al hotel.
Los dos iban muy callados, mientras caminaban hacia sus cuartos.
Iban a estar separados esta vez. El cardenal tenía el numero 114 B, mientras que el cura tenía el 117 B.
Antes de que el cardenal, entre a su cuarto el dijo al cura:
                    -. Mañana nos despertaremos temprano, hoy descansa será muy agotador todo lo que suceda aquí.-
                     -. Muy bien señor.- respondió el cura. Luego siguió su camino hasta su cuarto.
Mientras tanto el cardenal, dejo su valija en la cama.
Se sentó, estaba cansado de tantos viajes. Ya estaba viejo para esto.
Despues de estar cinco minutos sentado y pensando en nada,  se levantó y se fue hacia el baño y para prepararse para ducharse.
Mientras tanto el cura estaba en su cuarto, pensando en la reacción que había sufrido arriba del avión, no sabe porque se despertó tan exaltado.
Pensaba y pensaba, pero no lograba encontrar alguna explicación.
De pronto, se levantó y fue hacia el baño.
Ahí, se mojó la cara y se miró en el espejo. Se quedó callado, pero por dentro se preguntaba que era todo lo que estaba sucediendo.
De repente, escucha que se abre la puerta de su cuarto.
Entonces sale del baño y ve que en su cuarto estaba lucifer.
El cura al verlo ahí parado frente a él, saca su cruz y comienza a rezar.
Lucifer, ríe.
                      -. ¿Por qué me buscas a mí?.- pregunta el cura.
                      -. Te busco a ti, porque tú quieres algo que yo puedo darte. Y lo sabes.- respondió Lucifer.
El cura se quedó callado, mirando el piso. Pensando. El, sabia de que hablaba el amo de las tinieblas.
                    -. Vamos, tienes ganas. Tú sabes que puedes.- dijo Lucifer.
                    -. No puedo, yo le entregue mi vida a dios.- respondió el cura.
                    -. Dios ya no puede protegerte, yo sí puedo hacerlo y puedo darte las cosas que quieres.- dijo Lucifer.
                    -. Yo ya tengo todo lo que quiero, dios me lo ha dado y estoy feliz.- dijo el cura con lágrimas en sus ojos.
Pero Lucifer lo miro y sus ojos se pusieron rojos como el fuego y dijo:
                      -. Tu dios no va a salvarte. Y tu dios no te dio nada en la vida. ¿Que eres?, respóndeme. ¿Qué eres?.- dijo Lucifer mirándolo directamente a los ojos hipnotizándolo.
El cura no respondió. No sabía que decir.
                     -. No eres nada. No tienes nada. Te prohíbes de hacer todo. No te das cuenta, pero yo controlo a la gente. Siempre lo hice. Con el dinero, con las cosas materiales. No te das cuenta a las personas no le interesa nada de lo que tú puedas proponer, el amor no existe, la paz no existe. Las personas son materialistas, las personas quieren el dinero, diversión, guerra, destrucción. Y tú no eres nada, no vives tu vida como tienes que vivirla. Pero, yo puedo cambiarte, yo puedo hacer que tu vivas tu vida como toda la demás personas. Sin ningún problema, sin pensar en dios. Disfrutando cada segundo de tu vida como el último.- dijo Lucifer.
El cura con lágrimas en sus ojos dijo:
                         -. No puedo seguir así, el cardenal no me deja avanzar en mi vida. Yo no quería esto. Yo no quería nada de esto. Me hice cura por problemas que tuve y me dijeron que esta era la salvación, este era el camino que me iba a llevar a la felicidad.-
Lucifer se acercó muy lentamente hacia él. Apoyo su mano derecha en el hombro izquierdo del cura y dijo:
                     -. Tu salvación soy yo. Nadie más puede salvarte, todo está perdido ya. Yo te diré que es lo que tienes que hacer, tú me ayudaras y luego te daré todo eso que necesitas, yo soy tu camino.-
El cura en su mente, pensaba y pensaba. Pasaban imágenes, aquellas que tenían recuerdos de cuando lo conoció al cardenal, todas las cosas que aprendió. Pero esos recuerdos se nublaban con la ira que tenía adentro hacia el cardenal.
                         -. No quiero más esta vida. Quiero dejar todo lo que estoy haciendo ahora. No es para mí. ¿Qué debo hacer?.- dijo el cura.
                         -. Muy bien muchacho. Te daré la información de donde esta Astaroth con la lanza del destino. La pequeña se encuentra con él y con belcebú.- dijo el dios del infierno.
                         -. y, ¿Qué es lo que tengo a cambio?.- pregunto el cura.
                       -. Debes ir con ellos, debes llevar al cardenal a donde están los demonios. Deberás matar al cardenal. Luego te unirás a nosotros, pero antes les darás toda la información de tu iglesia a mis demonios. Luego ellos te dirán que debes hacer. Y a cambio tendrás esto.- respondió lucifer.
Y en un abrir y cerrar de ojo el cura, vio frente a el una montaña de dinero.
No podía creer lo que veía, millones eran. Lucifer no estaba en su cuarto, él se había esfumado.
Mientras tanto el cardenal, después de haberse dado una ducha, estaba leyendo su biblia sentado en un sillón.
De pronto, se levanta y va hacia su bolso. De ahí saca un péndulo.
Luego vuelve al sillón. Toma el péndulo con la mano izquierda y comienza hacer unas preguntas, con la voz muy baja.
El péndulo, comienza a moverse en círculos muy grandes.
El cardenal, seguía y seguía preguntando. Y el péndulo giraba con más fuerza.
Luego el cardenal, se queda pensando. Pálido. Obtuvo una respuesta que él no quería. Una respuesta que le cayó mal.
Se sintió mal, dejo el péndulo nuevamente en su bolso y se recostó en la cama.

Cerro sus ojos y se durmió.

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