domingo, 23 de junio de 2013

SUBESSE IN TENEBRIS

SUBESSE IN TENEBRIS
(EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
PARTE 2.
Capítulo 15.
Ya al otro día, el cardenal se levantó. Fue hacia el baño, se mojó la cara para despabilarse. Luego se afeito. Todo lo hizo muy tranquilamente.
Una vez que termino de hacer todo en el baño, salió y se vistió, y cuando termino se fue a buscar a su compañero.
Cerró su cuarto y camino por el pasillo, y una vez en la puerta golpeo, y espero a que lo atienda.
                              -. Espéreme señor, ya salgo. Termino de cambiarme y salgo.- grito el cura desde adentro de su cuarto.
                             -. ¿Puedo pasar?.- pregunto el cardenal.
                            -. No señor, esta todo echo un desastre aquí. Mejor espéreme ahí, ya salgo.- respondió el cura.
Al cardenal esta respuesta le llamo un poco la atención, las veces que él iba a buscarlo o por lo menos a charlar, el cura lo hacía pasar. Pero esta vez no.
Tardo unos cinco minutos en salir el cura.
Le dio la mano saludándolo, y luego se fueron.
Caminaron nuevamente por ese pasillo hasta la salida del hotel.
Afuera ya los estaba esperando un coche. Se subieron y se fueron.
Mientras iban en el auto, el cardenal saca su péndulo y comienza a hacer unas preguntas y mientras tenia respuestas del elemento, le decía al chofer hacia donde tenía que ir.
De pronto, el cura le pregunta:
                      -. Señor,¿ está seguro que eso le dice la verdad?.-
                       -. Claro, estoy totalmente seguro. Una persona cuando usa un elemento así, lo debe hacer con fe y las respuestas serán verdaderas. Si no lo haces con fe, no tendrás respuestas claras.- respondió el cardenal.
                      -. ¿Sabe dónde están?.- pregunto el cura.
                     -. Están por este camino, pero no logro encontrar bien la dirección.- respondió el cardenal.
                      -. Quizas, no lo está haciendo con fe.- dijo el cura.
El cardenal al escuchar esto, lo mira, pero no responde a lo que dijo el cura.
Luego le dice al conductor que los lleve al museo histórico de Viena.
Tardaron unos cuarenta y cinco minutos en llegar.
Una vez ahí, los dos hombres de dios bajan del auto e ingresan al lugar.
Caminaron hasta el lugar en donde tendría que estar la lanza del destino.
Ahí miraron, sacaron fotos. El cardenal hizo algunas preguntas a su péndulo.
Luego, fueron y hablaron con el encargado del museo.
Pero nadie sabía darle una respuesta.
El cardenal, salió del lugar con las manos vacías. Pero no se daría por vencido.
Mientras tanto en el hospital, Gloria estaba con Zabut en brazos.
Los doctores no sabían que le pasaría a la pequeña Sara, pero esto lo único que significa para los demonios es que todo se atrasaría.
De pronto, Gloria escucha la voz de su jefe en Zabut.
                    -. Audistie me?.-
                    -. Si dominus meus, ego audiam.- dijo Astaroth.
Luego se levantó y fue hacia el baño del hospital.
                  -.et omnia parata.- dijo Lucifer.
                  -.patet via mea a Domino?.- pregunto Astaroth.
                 -.Si transierint ordine primum duo viri Dei vobis. Cardinali uti tibi tela, est occisus. jam socius de nobis valde difficile persuadeatur.- respondió lucifer.
                -.si hastam operatur in quo ibo?.- pregunto nuevamente Astaroth.
                -.Multos enim occidit, et ad Papam, et loquere ad eos quod necesse est.- dijo Lucifer.
Despues de tener esta conversación, Astaroth salió del baño y se fue hacia la puerta del cuarto en donde estaba la pequeña Sara.
Ahí se cruzó con un enfermero.
              -. Entschuldigung, könnten wir gehen, um das Kind zu sehen?- pregunto Gloria.
              -. wenn du kannst, aber nur wenige Minuten. Dann sollten sie gehen. doch können wir Ihnen keine Stunden Besuch hier ist, wie es die ganze Zeit zu studieren, zu wissen, was passiert weiter.- respondió el enfermero.
Gloria, paso al cuarto de la pequeña.
Camino muy lentamente hacia donde esta ella con Zabut en brazos.
                         -. Sara, ¿Qué te sucede?.- pregunto Gloria. Pero la pequeña estaba completamente dormida.
                       -. Quiero decirte que Zabut y yo nos iremos por unos días, espero que despiertes cuando volvamos. Si?.- dijo Gloria.
Espero una respuesta de la niña, pero no la obtuvo. Entonces se fue del cuarto.
Camino por el pasillo principal del hospital, hasta la puerta. Luego salió y se subió a un taxi. Y se fue hacia la casa.
Mientras tanto en aquel sueño de la pequeña, no todo estaba muy bien.
La pequeña andaba corriendo por aquel bosque en el que se escondió. Despues de ver como Lucifer mataba a Máximo.
Sara caminaba por aquel bosque, estaba sola. Tan solo la oscuridad la acompañaba en ese lugar.
De pronto, escucha un ruido. Trata de esconderse detrás de un árbol, pero alguien tapa su boca y la abraza.
La pequeña trata de soltarse pero no puede.
                    -. Sshhh.- escucha en su oído izquierdo.
Luego, ve que esa persona señala a dos guardias que van caminando por el bosque.
Ahí fue cuando la niña hizo silencio y se quedó tranquila.
Una vez que los guardias pasaron a unos pocos metros con las antorchas en sus manos, seguramente buscándola a ella. La pequeña se soltó y pudo ver que era su padre.
                      -. Papá, ¿Por qué te fuiste?.- pregunto la niña abrazándolo con todas sus fuerzas.
                     -. No puedo estar ahí en el castillo, hija. Lucifer me quiere matar.- respondió el padre de la pequeña.
                    -. ¿Por qué papá?.- pregunto la niña.
                    -. Hija mía, estamos en el infierno. Por más que parezca el paraíso. Pero, no entiendo porque tu estas aquí.- dijo el padre.
                   -. Hace mucho que me vienen sucediendo estos sueños, papá. No sé porque aparezco acá. Pero sé, que es Lucifer aquel hombre. Creo que he hecho algo mal, papá.- dijo Sara.
                  -. No hija. Tú no has hecho nada mal. Ahora vámonos de aquí. Tengo un lugar en el que podemos estar sin que nadie nos vea.- dijo el padre de Sara.
Siguieron caminando por el bosque unos cuarenta minutos, hasta que llegaron a una cueva.
Entraron ahí, estaba todo oscuro. No se podía ver nada.
Pero el padre de la niña, hizo una fogata. La pequeña se acercó muy lentamente al fuego, ya que tenía frio.
El padre hizo lo mismo, se sentó al lado de ella y la abrazo.
La pequeña estaba cansada. Y se durmió apoyando la cabeza en sus piernas.
El padre tan solo la miraba y le acariciaba la cabeza muy suavemente hasta que él también se quedó dormido.
Mientras tanto en Viena. Los dos hombres de dios estaban en el hotel cenando. Ninguno de los dos emitia palabra, hasta que el cura, le pregunto al cardenal:
                -.señor,¿ mañana seguiremos haciendo lo mismo?.-
              -. Si compañero. Trataremos de ver si podemos llegar a donde están los demonios. Tenemos que movernos rápido, ya que ellos son más rápido que nosotros.- respondió el Cardenal.
             -. Muy bien señor, yo me iré a mi cuarto, estoy un poco cansado.¿ mañana iremos a la misma hora?.- volvió a preguntar el cura.
           -. Sí. Te esperare en mi cuarto.- respondió el Cardenal.
Luego el cura se levantó de su silla y se fue hacia su cuarto.
Camino muy lentamente, hasta que llego a su lugar.
Puso la llave en la cerradura. Abrió la puerta. Entro.
 Y vio nuevamente a Lucifer, estaba sentado en un sillón y una luz de un velador que tenía en una pequeña mesa lo alumbraba muy poco al rey de las tinieblas. Sus ojos rojos brillaban como un animal de la noche.
                   -.¿ qué quieres?.- pregunto el cura.
                   -. ¿Estás dispuesto para dar el siguiente paso?.- pregunto Lucifer.
                  -. ¿ Que hay a cambio de eso?.- pregunto el Cura.
                  -.oohh. Muy bien. Veo que ya sabes manejar este asunto.- dijo Lucifer.
                  -. ¿Qué hay a cambio?.- volvió a preguntar el hombre del señor.
                 -. Primero te diré que tienes que hacer.- respondió Lucifer.
                 -.¿Qué quieres ahora?.- pregunto el cura mirándolo muy fijo a los ojos.
Lucifer se paró del sillón y camino muy lentamente hacia el cura.
                -. Tienes que llevar al cardenal hacia donde están Astaroth y Belcebú, ellos se encargaran de tu compañero.- dijo Lucifer.
                 -. Muy bien, lo hare. Pero una vez que te entregue al cardenal, no quiero que me molestes más. Ahora dame lo que tienes para mi.- dijo el cura.
                -. Siervo mío, ya no te puedes librar de mí. Porque una vez que haces un pacto conmigo, siempre necesitaras algo de mí. Ese es tu destino.- dijo Lucifer.
El cura al escuchar esto se lo quedo mirando a los ojos. No sabía que responderle.
                 -. Ahora aquí tienes, hombre de dios. O mejor dicho traidor.- dijo Lucifer.

Luego de decir esto, tres mujeres salieron del baño. Y se encargaron de darle el placer que dios no le da o mejor dicho nunca le dio.

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