martes, 6 de diciembre de 2011

SUBESSE IN TENEBRIS.

       SUBESSE IN TENEBRIS.
 (EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
               CAPITULO 11.
Ya a la mañana siguiente, Sara y Gloria se levantaron y se fueron hacia la escuela y luego a la tarde irán a ver al padre de la pequeña.
Una vez que terminen descansaran para luego irse del país, con rumbo a Viena.
Pero algo está sucediendo, un auto estuvo parado toda la noche muy cerca de la casa de Gloria, estuvieron esperando mucho tiempo. En el interior del coche había dos hombres. Vestidos de traje negro con anteojos del mismo color.
Cuando vieron que Gloria y la pequeña se subieron a un taxi. Estos dos siguieron el auto, iban a lejos de ellas pero sin perderlas de vista. No querían ser percibidos.
Sara fue la primera que bajo del taxi, luego fue Gloria.
Ya estaban en la puerta de la escuela. Las dos entraron y esperaron a que la directora las vea.
La pequeña no se sentía muy bien ahí, ya que hace mucho se fue de la escuela para no volver. Al entrar se le vinieron muchos recuerdos a la cabeza.
Muchos recuerdos que jamás podrá olvidar y que la atormentaran por el resto de su vida.
Las dos estaban sentadas en dirección, y de pronto, Sara ve a sus compañeros y compañeras. Gloria vio que hizo una pequeña sonrisa. Entonces al ver esto le dijo:
                   -. ¿Quieres ir a saludarlos?.-
Pero la niña la miro y con su cabeza le dijo que no quería.
¿Qué pensarían todos si la ven a ella con su panza de embarazada?.
De pronto, entra la directora con una gran sonrisa.
                       -. Hola, ¿Cómo están?.- pregunto.
                    -. Muy bien por suerte.- dijo Gloria.
                   -. ¿ y esa panza cómo anda?.- pregunto nuevamente la directora.
                  -. Bien.- dijo Sara con un poco de vergüenza.
                  -. ¿Así que te vienes a despedir Gloria?.- seguía con preguntas la directora.
                 -. Sí. Nos vamos a Europa con Sara y no tenemos pensado volver.- respondió Gloria.
                 -. ¿A dónde?, si se puede saber.- pregunto la directora.
               -. Nos vamos a Viena.- respondió Gloria.
La directora, no dijo nada al escuchar esto.
Las tres se quedaron calladas. Hasta que volvieron al dialogo.
                      -. ¿Qué quieres hacer entonces?.- volvió a preguntar la directora.
                    -. Yo quería saber si para hoy podía ponerme todo mi sueldo.- dijo Gloria.
                  -. Me temo que será imposible, nos tardaría una semana hacer eso.- dijo la directora.
                -. Pero lo necesito.- dijo Gloria.
               -. No podemos hacer nada Gloria. Lo lamento mucho. Seguramente tendrás ahorros, ¿no?.- dijo la directora.
La maestra no dijo nada, miro el reloj y vio que ya se estaba haciendo tarde. Entonces se levantaron las dos, saludaron a la directora y luego se fueron, sin decir nada.
La directora no entendió esta actitud, pero no le importó y siguió con su trabajo.
Las dos mujeres ya estaban afuera del establecimiento, y comenzaron a caminar rumbo hacia el centro del pueblo. Seguramente, ahí podrán conseguir un taxi para ir hacia el neuropsiquiatrico.
Caminaron unos veinte minutos hasta llegar al centro del pueblo.
Tomaron un taxi que las llevo hasta el lugar a donde tenían que ir.
Sara estaba nerviosa. Tenía mucho miedo de que pase algo, cuando el padre la vea a ella.
Las dos seguían sin hablar. Gloria igualmente se daba cuenta de que la pequeña iba con nervios, porque después de todo lo que hizo el padre a ella, se iba a despedir.
Por otra parte, aquellos dos hombres que las estaban siguiendo. Se bajaron del auto y fueron hacia la puerta de la escuela. Tocaron el timbre y esperaron a ser atendidos.
No tuvieron que esperar mucho, ya que una portera se acercó y abrió la puerta:
                    -. Si, ¿ a quién buscan?.- pregunto la portera.
                  -. Estamos buscando a una mujer llamada, Gloria. Es una maestra.- dijo uno de los dos hombres.
                -. Mmm… ella no está acá trabajando desde hace unos meses. Si quieren pueden pasar a la dirección y hablar con la directora.- dijo la portera.
              -. Bueno.- dijeron los dos, como un coro.
Los dos se dirigieron a la dirección acompañados de la portera.
Una vez que llegaron a la puerta, la portera golpeo y entro. Los dos hombres esperaron afuera.
De repente, sale la portera y les dice que pueden pasar a hablar con la directora.
Los dos hombres entran a la dirección y ven a la directora sentada en su escritorio.
                   -. Buenos días. ¿En qué puedo ayudarlos?.- dijo la directora.
                 -. Estamos buscando a una mujer llamada Gloria. Sabemos que trabaja aquí.- respondió uno de los hombres con un acento italiano.
              -. Ya no pertenece a este establecimiento. ¿Por qué la buscan quienes son ustedes?.- dijo la directora.
             -. Nosotros no somos nadie señora, tan solo estamos buscando a la señorita Gloria.- dijo el que no tenía acento de italiano.
           -. ¿Usted sabe a dónde se fue?.- pregunto uno de ellos.
           -. No, no lo sé.- respondió la directora mientras movía su mano hacia la alarma silenciosa que estaba debajo del escritorio de ella.
          -. Ni se atreva a tocar la alarma, sino quiere que le disparemos.- dijeron mientras la apuntaban.
La directora dejo quieta su mano. Al igual que todo su cuerpo, hasta su respiración se había parado.
          -. Ahora díganos, por favor. ¿Dónde está Gloria?.- dijo uno de ellos.
        -. Está bien. No me maten.- dijo con un poco de nervios la directora.
Tomo un poco de aire y siguió.
                    -. Hoy se van a Viena.- respondió la directora.
Los dos hombres se miraron y guardaron sus armas.
                 -. Muchas gracias, por informarnos.-
                 -. ¿Pero para que la quieren?.- volvió a preguntar la directora.
              -. No le podemos decir, señora. Ahora debemos irnos para encontrar a Gloria.- dijeron los dos. Luego dieron media vuelta y se dirigieron hacia la puerta. Pero antes de salir, al que se le nota el acento italiano. Volvió hacia donde estaba la directora y le dijo:
                    -. No tenía que tocar la alarma.-
Luego, sacó su arma que tenía un silenciador y disparo contra la directora dándole un tiro en la frente.
Al salir se dieron cuenta de que tenían que matar a la portera también. Porque si llegaba a encontrar el cuerpo de la directora ahí muerta, ellos iban a estar en problemas.
Entonces los dos se fueron hacia la cocina muy sigilosamente. Pero se encontraron con la portera y unos niños que estaban merendando por lo que se podía ver. Fue ahí que sacaron sus armas y sin dudarlo mataron a la portera y a los tres niños que estaban ahí. Luego, los dos se fueron sin ser vistos por nadie más.

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