viernes, 16 de diciembre de 2011

SUBESSE IN TENEBRIS

  SUBESSE IN TENEBRIS.
 (EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
               CAPITULO 16.
El avión ya piso suelo austriaco, Gloria estaba más tranquila.
Bajaron del avión con sus pequeñas maletas y salieron del aeropuerto. Tomaron un taxi y se fueron hacia uno de los pueblos cercanos a Viena, que se llama murzzuschlag. Ahí es donde estarán viviendo.
Desde el aeropuerto hasta el pueblo les tomo, una hora en taxi.
Una vez que llegaron, bajaron del taxi. Gloria primero le pago al taxista y luego las dos entraron a la casa.
Tenía un estilo bien europeo, había hoteles alrededor y estaba un poco poblado. El invierno aquí llegaría, en unos meses.
La casa era de dos pisos, y por suerte estaba toda amueblada.
Contaba con todo lo que una casa necesitaba, no le faltaba absolutamente nada.
Tenía unos grandes sillones en el living, también había un gran hogar al que seguramente en el invierno, dará muchísimo calor a toda la casa.
La cocina también era enorme y tenia de todo.
Luego de inspeccionar todo, se fueron al segundo piso de la casa, ahí había un pasillo que llevaba a los cuartos, que al igual que todo lo de abajo, eran enormes. Tenían unas camas muy grandes y cómodas. Los cuartos contaban con baño personal.
Las dos estaban muy cansadas después del viaje que hicieron y optaron por acostarse a dormir, ya que ahí era de madrugada.
Durmieron alrededor de cinco horas, estaban realmente cansadas.
Una vez que las dos despertaron, bajaron a la cocina y se prepararon algo de comer.
Sara se sorprendió al ver que había comida. Parecía como si todo hubiese sido planeado.
Luego de comer, cada una se fue a su baño y se bañó. 
Ya estaban más tranquilas, después de lo sucedido en el aeropuerto. Pero todavía Sara, se preguntaba, ¿cómo pudo haber sobrevivido a esos disparos Gloria?. Ella vio que le dio justo en la cabeza. ¿Cómo pudo haber sido posible esto?.
De pronto, escucha que Gloria la llama.
La niña sale de su cuarto y va hacia el living. Gloria estaba sentada en uno de los grandes sillones.
              -. Ven siéntate.- dijo Gloria.
Sara fue y se sentó a su lado.
              -. ¿Qué sucede?.- pregunto la niña.
              -. Quería saber cómo estabas, después de lo ocurrido en el aeropuerto.- dijo Gloria.
             -. Bien. Nada más que estoy un poco confundida por lo que te hicieron a ti.- dijo Sara.
              -. A mí no me hicieron nada.- dijo Gloria.
Sara se la quedó mirando y le dijo:
                -. Pero te dispararon en la cabeza. ¿No?.- dijo la pequeña.
Gloria se levantó del sillón y le dijo:
              -. Nada me sucedió, ¿Dónde ves un disparo?.- dijo corriéndose los pelos de su frente.
La niña miro y no encontró nada. Entonces sonrió.
              -. Perdón, quizas fue mi imaginación.- dijo Sara.
Gloria, se acercó a ella y la abrazo, te prometo que no voy a dejar que alguien te haga daño. Yo, seré tu ángel.
Luego de esta pequeña charla, se cambiaron y salieron a dar una vuelta, tenía que aprovechar los días lindos, ya que en unos meses, el invierno caerá sobre Viena.
Salieron afuera, había muy poca gente en la calle a pesar de que eran las seis de la tarde.
                -. Ven quiero que conozcas un lugar.- dijo Gloria.
             -. ¿Qué lugar?.- pregunto la niña.
             -. Vamos al museo de historia de arte de Viena.- respondió Gloria.
La niña, no tenía muchas ganas de ir, ya que es pequeña y hay cosas que no entendería.
Tomaron un taxi y se dirigieron hacia el museo.
Mientras se dirigían al lugar, Gloria le iba contando todo, como si fuera una guía de turistas.
Despues de un largo recorrido al fin pudieron llegar.
Había algo de gente, no mucha ni tampoco muy poca. Solo se podía caminar tranquilamente.
Gloria, una vez que entro al museo, comenzó a caminar muy rápidamente. La niña no podía caminar tan rápido, hasta que se soltó de su mano.
                      -. No puedo ir tan rápido.- dijo la niña con cara de enojada.
Gloria se dio vuelta y le dijo:
                   -. Muy bien. Ya regreso quédate aquí.-
 Luego, la maestra se fue muy rápidamente quien sabe dónde. Mientras que, Sara se sentó un asiento que había en el lugar, ya que estaba cansada.
Por otra parte, Gloria seguía caminando entre la gente. Empujando sin darse cuenta.
Pero de pronto, algo sucedió en su cabeza, fue como un click que sonó en su interior. Sus ojos se pusieron blancos.
y comenzó a caminar como hipnotizada, hacia una dirección que la llevaba a la lanza del destino. Que esta en este museo.
Muy lentamente, iba acercándose. Mientras lo hacía, afuera, el cielo comenzó a cubrirse muy rápidamente de nubes negras. Y comenzó a llover a cantaros.
El museo, prendió las luces. Pero se apagaron como si fueran velas, y un soplido hubiera extinguido su fuego.
La gente, estaba tranquila. Creyeron que era una tormenta.
Pero, en otro lugar del museo, Sara tenía miedo. Estaba llorando, ya que Gloria se había ido. Entonces se levanta de donde estaba sentada. Y comienza a caminar hacia donde fue Gloria.
Hizo tan solo tres pasos, hasta que sintió una mano que la agarro. La niña se asustó, pero de pronto, se dio cuenta que era Gloria.
                    -. Debemos irnos.- dijo la maestra.
Al escuchar esto la niña, tomo su mano y salieron en busca de un taxi.
Esperaron alrededor de media hora, pero se alejaron de la puerta del museo, cuando Gloria escucho que uno de los guardias dijo que la lanza había sido robada.
                  -. ¿Quieres un helado?.- le pregunto Gloria a la niña.
                -. Si.- respondió Sara.
Esta vez, le salió bien la jugada a Gloria. Las dos se fueron de la puerta, sin que nadie sospechara que en verdad la ladrona estaba enfrente de sus ojos.
Gloria, tenía la lanza del destino. Pero, ¿para qué quiere esa lanza?, ¿ de qué le puede servir?.
Las dos estaban sentadas en el interior de la heladería, y veían como llegaba la policía y algunas cámaras de televisión.
                    -.¿ qué sucede?, ¿Por qué esta esa gente ahí?.- pregunto la niña.
                  -. No lo sé, parece que robaron algo.- respondió.
Al escuchar esto Sara no le dio importancia y siguió entretenida con su helado.
Mientras que Gloria, miraba muy fijamente hacia afuera, Y por dentro, sonreía. 

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