martes, 13 de diciembre de 2011

SUBESSE IN TENEBRIS

       SUBESSE IN TENEBRIS.
 (EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
               CAPITULO 13.
Después de ir al neuropsiquiatrico, ya estaban de nuevo en la casa. La niña estaba cansada y triste por haber visto al padre como estaba.
Era las ocho de la noche y estaban comiendo. Mañana era el día en que se iban a ir del país. Viena, ya las estaba esperando.
No se dijo ninguna palabra de lo sucedido en el día. Tan solo comieron y luego cada una se fue a su cuarto.
Sara lo primero que hizo fue tirarse en la cama y llorar.
Sus lágrimas caían como cascadas. Se sentía mal y no sabía porque.
De pronto, entre a su habitación Gloria y le dice:
              -. No llores Sara, ya mañana dejaras todo aquella vida atrás. Podrás dormir tranquila.-
Luego le dio un beso en su mejilla y se fue.
Sara, se quedó pensando en el futuro del padre. De repente, se quedó dormida.
                         -. Despierta Sara.- dijo una voz.
La pequeña abrió los ojos muy lentamente. Y se encontró en aquel castillo, con el extraño.
Se miraron. El sonrió. Pero Sara muy lentamente se levantó de la cama en la que estaba. Y le dijo:
                     -. Tu, nunca estas para ayudarme.-
El extraño, tan solo sonrió.
                    -. Yo te estoy ayudando.- respondió el extraño.
                   -. Quiero saber una cosa. ¿Quién es el encapuchado que está encerrado?.- pregunto la niña.
El extraño se puso de pie y estiro su mano derecha.
                   -. Ven conmigo y te mostrare quien es el.-dijo el extraño.
Sara tomo la mano del extraño. Luego salieron de aquel cuarto sombrío.
Comenzaron a caminar por aquel pasillo, que solo antorchas lo iluminaban.
La pequeña iba callada. No emitía sonido. El extraño, iba cantando una canción en la lengua que Sara no entendía.
Recorrieron todo ese pasillo, que la pequeña sentía que algo escondía.
De pronto, ella se da cuenta de que ya estaban casi por llegar a la puerta. Ahí fue cuando su corazón comenzó a latir muy rápidamente.
No sabía porque sucedía. Pero algo le decía que era algo bueno.
En un abrir y cerrar de ojos, los dos se encontraron frente a la puerta.
La niña lo miro. Él, también lo hizo.
                      -. ¿Quieres saber quién es?.- pregunto el extraño.
                    -. Sí, quiero saberlo.- respondió Sara.
                 -. Muy bien, pero debes entrar sola.- dijo el extraño.
La pequeña lo miro, pero no dijo nada. El, tan solo la ayudo a abrir esa puerta que era realmente pesada. Luego la niña entro.
El cuarto estaba oscuro, al igual que aquella vez cuando ella entro. Había algunas antorchas encendidas, que casi no iluminaban. Tan solo, lo hacía más tétrico.
Camino muy lentamente por ese cuarto. Miraba todo lo que había en ese lugar.
Estaba la mesa, con instrumentos de tortura, que ella ni bien los vio, recordó que los había visto lleno de sangre. Ahora aquella sangre estaba seca, y tenía mucho olor.
Pero no le dio importancia, siguió caminando y mirando.
Hasta que al fin, pudo ver a la persona que estaba buscando.
Esa persona, esta tirada en el piso atado con cadenas en sus pies y manos. Tenía muchos golpes en su cuerpo. Estaba lleno de sangre y tenía heridas, que por lo visto seguían perdiendo sangre.
Se quedó parada unos minutos, veía que esa persona se movía muy poco, y podía escuchar algunos quejidos por los golpes.
Comenzó a acercarse más y más, muy lentamente. Una vez que ya lo tenía enfrente de sus ojos, estiro su mano derecha para sacar la capucha que cubría su cabeza. Pero, de pronto, entra el extraño. Ella se lo queda mirando con su mano extendida hacia aquella persona encapuchada.
                                -. ¿Estas preparada para lo que veras?.- dijo el extraño.
                              -. Sí, estoy preparada.- respondió la pequeña Sara.
Entonces, la niña puso su mirada en la capucha de aquel hombre torturado. Su mano ya estaba cerca, un poco más tenía que estirarse y ya podía sacársela.
De pronto, se da cuenta que ya tenía su mano en la capucha. Era hora de saber quién estaba ahí. Con su pequeña mano saco lo que cubría la cabeza de aquella persona.
Pero en un abrir y cerrar de ojos se encontró nuevamente en la casa de Gloria, ya había pasado la noche y los rayos del sol rompían la oscuridad.
                    -. Sara debemos irnos rápido.- dijo Gloria desesperada.
                   -. ¿Qué sucede?.- pregunto la niña.
                  -. Debemos irnos rápido,  no tenemos tiempo.- dijo nuevamente, mientras agarraba la ropa de la niña.
Sara no entendía que pasaba, entonces se levantó y comenzó a vestirse.
Su corazón latía rápidamente, no quería preguntarle que sucedía a Gloria, tan solo se vistió y se fue al baño a peinarse.
Una vez que termino de hacerlo, bajo y se sirvió un vaso de leche.
De pronto, llega Gloria y le dice:
                           -. Ya estamos listas para irnos.-
                           -. Pero es temprano.- dijo la niña.
Pero Gloria, se fue hacia su cuarto y al de la pequeña para traer las maletas.
De pronto, se escucha que llaman a la puerta. La pequeña, se acercó lentamente hacia la puerta y vio a dos hombres. Eran los que habían matado a la directora de la escuela.
Al ver a estas dos personas, la niña le aviso a Gloria. Y la maestra al escuchar esto, fue directo hacia el teléfono llamo a un taxi, y luego le dijo a la niña.
                  -. Quiero que agarres tus  maletas y salgas por atrás, ¿sí?.-
                -. Yo quiero irme contigo, no quiero irme sola.- respondió la niña.
                -. No, no. Quiero que vayas al aeropuerto y me esperes ahí. ¿Sí?. Yo no voy a tardar mucho. Cuando tú llegues a los minutos llegare yo.- dijo Gloria con una voz un poco nerviosa.
La niña tomo sus maletas y se fue por la puerta trasera de la casa.
Mientras que gloria, fue directo hacia la puerta principal de la casa. Abrió y vio aquellos hombres.
                 -. ¿Que desean?.- pregunto Gloria.
Pero uno de ellos, saco un arma. Era la que había matado a la directora y a los niños.
                       -. Sabemos quién eres, y esta vez no vas a poder escaparte. No tendrás la lanza del destino.- dijo uno de los hombres.
                      -. Jajajajajajaja, tú piensas que voy por la lanza del destino. ¿No?. Pero yo sé, que ustedes vienen por otra cosa a esta casa. No es para detenerme. Vienen por la niña.- dijo gloria con una voz como salida del mismísimo infierno.
                   -. Pero hasta aquí llegaste, maldito demonio. Pedro, ve a buscar a la niña, yo me encargare de ella.- dijo el hombre.
 Pedro su compañero, salió rápidamente con su auto, mientras que el otro, el cual no sabemos su nombre, saco de su saco una cruz y comenzó a rezar.
Gloria comenzó a sentirse mal, era como si su piel se prendía fuego. Todo su cuerpo ardía. Hasta que cayó de rodillas al suelo.
El seguía con su cruz en la mano. Y no paraba de rezar. Hasta que de pronto, se dio cuenta de que Gloria ya estaba en el suelo muy débil.
                      -. No pensé que ibas a ser tan débil, astarot, el gran duque del infierno. Fuiste fácil de derrotar.- dijo el hombre, apuntando nuevamente con su arma.
                     -. Despídete maldito, ustedes no ganaran esta vez. Nos vemos en el infierno, astarot.- dijo nuevamente.
Pero no llego a tirar del gatillo, ya que Gloria se había transformado. Se levantó tan rápido, que parecía mentira. 
El hombre quedo con los ojos abiertos, no podía creer lo que estaba viendo.
Gloria estaba justo frente de él, se miraron, hasta que la maestra rompió el silencio.
                      -. Tu alma ahora me pertenece.- luego de decir esto, con su mano izquierda, dio un golpe tan fuerte en el estómago del hombre, que lo atravesó.
Arranco todos los órganos del sistema digestivo, cuando Gloria saco su brazo lleno de sangre, el hombre, ya estaba muerto.
Tomo su cuerpo de las piernas y se lo llevo hacia la cocina. Ahí lo dejo.
Luego ella se limpió la sangre y se fue rápidamente, hacia el aeropuerto en un taxi. El vuelo saldría en quince minutos. Tenía que apurarse, antes de que llegue Pedro.
 Sara corre peligro.

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