viernes, 16 de diciembre de 2011

SUBESSE IN TENEBRIS

       SUBESSE IN TENEBRIS.
 (EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
               CAPITULO 15.
El avión ya estaba viajando hacia Viena. Ellas, pudieron escapar de la amenaza que eran esos dos hombres.
La pequeña Sara estaba durmiendo y algo ocurría en su sueño.
 Se encontraba en ese castillo de nuevo, siempre en el mismo lugar aparecía.
En aquella cama grande, de hierro. El extraño estaba sentado junto a ella. Mirándola. Sonriendo.
                     -. ¿Por qué no me ayudas?.- pregunto la pequeña.
                    -. Te estoy ayudando. Pero no te das cuenta de eso.- respondió el extraño.
Sara, lo miro. Pensó por unos segundos y luego le dijo:
                     -. No pude ver quien es la persona que está en aquel cuarto tan sombrío. ¿Recuerdas?.-
                   -. Claro que lo recuerdo.- respondió el.
El extraño, se levantó y le pregunto:
                -. ¿Quieres saber quién es?.-
La niña, con su cabeza, dijo que sí.
Los dos tomados de la mano, comenzaron a caminar. Salieron del cuarto y luego se adentraron por aquel pasillo que lleva al cuarto.
                       -. Solo quiero decirte, que lo que veas ahí, seguramente no vas a entender porque sucede.- dijo el extraño.
 Sara, no dijo nada. Tan solo lo miro, tratando de entender que era lo que le quería decir.
Caminaron y caminaron hasta llegar al cuarto.
Se encontraron con la puerta de hierro que divide el pasillo con el interior del cuarto.
               -. Quiero que entres conmigo.- le pidió la niña.
              -. Muy bien, entrare contigo, si tú lo deseas.- dijo el extraño.
El, abrió la puerta. Y entraron.
Todo estaba igual que la última vez.
El, se quedó parado cerca de la puerta. La niña, en cambio, siguió caminando hacia donde estaba aquella persona.
No entendía porque le llamaba tanto la atención, el saber quién era el que estaba ahí. Algo en su corazón lo decía, pero no sabía todavía.
Se iba acercando muy lentamente hacia él. Hasta que de pronto, se encontró frente a esa persona, encapuchada, con golpes en el cuerpo.
Estiro su mano derecha, tomando la capucha.
Pero, de pronto, el encapuchado se hizo para atrás, como si tuviera miedo.
                    -. No, por favor. No me golpeen mas.- dijo.
La niña, también se asustó. Miro al extraño, que estaba parado con sus brazos cruzados. Mirándola.
               -. Hazlo.- dijo el extraño.
Sara temblaba. Pero nuevamente, estiro su mano, tomo su capucha. Tomo aire. Y luego hizo lo que tenía que hacer. Tiro de ella y esa persona quedo con la cara descubierta.
                        -. Noooooooooooo.- fue lo que dijo gritando.
No podía, creer lo que estaba viendo con sus propios ojos.
Comenzó a llorar. Cayó de rodillas. Se agarró su cara con las manos y lloro.
                      -. No puede ser. ¿Qué es lo que sucede aquí?. ¿Qué es todo esto?.- pregunto la niña llorando sin parar.
El extraño, se acercó muy lentamente a ella, y la levanto y puso su pecho para que ella, llorara en el.
                -. Yo te dije pequeña. No entiendes porque sucede esto.- dijo el extraño.
            -. Entonces, házmelo entender.- dijo Sara gritándole.
 El extraño, la tomo de los hombros y la miro.
        -. El merece que le pase esto.- dijo él.
       -. Pero, ¿Por qué mi padre?. ¿ Qué tiene que ver con esto?.- dijo la pequeña, sacándose las manos del extraño.
     -. El, te hizo sufrir mucho a ti. Yo te estoy ayudando. El, merece que esto le esté pasando. Tiene que pagar por todo sus actos.- dijo el extraño enojado.
La niña, no paraba de llorar, no entendía porque su padre estaba en este lugar y porque estaba golpeado.
Pero, por otro lado, él tenía razón de lo que decía. Muchas cosas paso ella junto a su padre.
                     -. Vete, quiero que te vayas. Quiero quedarme junto con mi padre.- grito enojada.
                   -. Está bien me iré. Te estaré esperando afuera.- dijo el extraño.
Una e vez que salió. Sara fue hacia su padre, llorando.
                -.¿ qué te hicieron?.- pregunto la niña.
               -. Sed, tengo sed.- dijo él.
              -. ¿ qué es todo esto, padre?.- pregunto la niña.
             -. ¿Acaso no te diste cuenta que es todo esto?.- pregunto el padre con dificultad.
            -. No sé, dímelo tu.- dijo Sara.
            -. Tú debes darte cuenta sola. O pregúntaselo a él.- dijo el padre.
La niña, seguía sin entender. Abrazo a su padre muy fuerte.
                -. Perdóname, Sara. Yo no quería que pase todo esto. Me arrepiento de todo lo que te hice.- dijo el padre llorando.
               -. Te perdono, padre. No llores.- dijo la niña con lágrimas en sus ojos.
Luego, Sara se levantó y se lo quedo mirando.
             -. Ayúdame, sácame de este lugar.- suplico el padre.
           -. No puedo, estas encadenado.- dijo la niña.
El, se miró las muñecas de sus brazos y los tobillos.
         -. Tienes razón, ya ni siquiera me había dado cuenta de eso.- dijo el padre riéndose.
Hubo un silencio entre los dos. Se miraron, y con esas miradas, se dijeron todo lo que nunca se habían dicho.
         -. Vete, quiero quedarme solo. Despídete de mí.- dijo el padre llorando.
Pero la niña, no se despidió de él, y se fue muy lentamente.
Salió de aquel cuarto, que guardaba a su padre, golpeado, torturado.
Comenzó a llorar sin parar nuevamente, y pensó que rayos estaba pasando.
El extraño se acercó muy lentamente, y la abrazo muy fuerte. Pero, Sara lo empujo.
                     -. Déjame, ¿ quién rayos eres tú?.- dijo la niña.
El extraño, se la quedó mirando. No decía nada. Tomo un poco de aire y dijo:
                  -. Todavía no es tiempo.-
Le tapo los ojos a Sara, ella al ver que hizo esto toma las manos del extraño y se las saco de encima. Pero cuando vio en donde estaba. Se dio cuenta que se encontraba arriba del avión. Y tenía sujetadas las manos de Gloria.
                     -. ¿Qué paso Sara?.- pregunto Gloria.
La niña, no dijo nada. Tan solo miro hacia la ventanilla, pero nada veía, ya que el avión está atravesando las nubes.
                    -. Ya estamos por llegar, faltan unas horas nada mas.- dijo Gloria.
Pero Sara seguía sin hablar.
Al ver esto, Gloria, la dejo tranquila.
Mientras que la pequeña, se preguntaba,¿ quién era el extraño de sus sueños?. ¿Qué hacia su padre ahí?. ¿Por qué estaba golpeado?.

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