lunes, 26 de septiembre de 2011

LA VERDAD - Parte 2

Se iba acercando cada vez más, hasta que aquel extraño lo miro y le dijo:
                      -.¡hey amigo!, ¿estás perdido?.-
Pero Sergio no le contesto siguió caminando unos pasos, hasta que el extraño camino hacia él y lo detuvo agarrándolo del hombro.
            -.¡hey!,¿no me escuchaste?.- le pregunto.
Sergio no sabía qué hacer, por su frente comenzó a correrle un sudor frio. Estaba nervioso.
De pronto, él le dice:
          -.no, no estoy perdido.-
         -.hasta que hablo.- dijo el extraño.
Luego hubo un silencio de unos segundos nada más, se escucharon las hojas como se las llevaba el viento, hasta que el extraño volvió a preguntar.
                   -.¿y qué haces a estas horas caminando solo?.-
                 -.vengo de la casa de los padres de mi novia.- respondió Sergio.
El extraño se lo quedo mirando con los ojos bien fijos en él, ni siquiera parpadeaba. Hasta que echo a reír.
Sergio lo miraba y no entendía por que se reía.
               -.pobre muchacho, ¿te ha dejado?.-pregunto acompañado de una risa.
              -.no lo sé.- respondió Sergio.
              -. No le hagas caso, querido amigo.- dijo el extraño sacando una petaca de whisky.
Sergio lo miraba, le parecía extraño.
De pronto, este hombre comienza a caminar se da vuelta, y dice:
                     -. Ven conmigo, vamos a mi casa a beber hasta morir, jajajajajaja.-
Sergio lo siguió, no sabe porque lo hizo pero fue detrás de él.
Caminaron unas cuantas cuadras, cuando el extraño miro a Sergio y le dijo:
                         -.esta es mi casa, ven pasa.-
Sergio desconfiado pero muy tranquilo paso. El extraño lo miraba sin sacarle los ojos de encima.
Era grandísima esa casa, también muy antigua. Se podía ver que estaba abandonada.
Estaba todo oscuro cuando entraron, no se veía nada.
                 -.siéntate.-dijo el extraño.
Sergio se sentó en unos sillones viejos. La casa seguía oscura. El extraño prendió una vela para alumbrar un poco.
Aunque había un poco de luz, no se podía ver nada.
Abrió una petaca de whisky y se puso a tomar, bebió unos cuantos sorbos, hasta que se lo paso a Sergio.
El tomo la botella y bebió un poco, le parecía raro no le había sentido el gusto a ese whisky.
De pronto, el extraño lo mira y le pregunta:
                -.¿te has peleado con tu novia?.-
               -.no lo sé, me desperté de una horrible pesadilla y ella ya no estaba al lado mío.- respondió Sergio.
               -.¿y que soñabas?.- volvió a preguntar.
              -.soñaba que estaba entrado en un cementerio. Veía a mi novia llorando y una tumba, a la cual no le podía ver el nombre que tenía grabado en su lápida.- respondió Sergio.
El extraño le sonrió, luego le dijo:
                            -. Yo tengo la respuesta, pero antes voy a contarte algo.-
Sergio al escuchar esto, lo miro con mucha atención. Que iba a decir se preguntaba.
                       -. Yo hace mucho tiempo fui parte esta casa, fui una persona muy conocida en este lugar. Pero la vida me llevo como lo hizo contigo.- dijo el extraño.
                      -. Perdón, pero no entendí lo que me dijo.- respondió Sergio.
                      -.muchacho yo ya no vivo en este lugar y tú tampoco vives en tu casa.- volvió a decir.
                    -. Yo si sigo viviendo en mi casa, todavía no me mude a ningún lugar.- respondió Sergio.
Pero el extraño echo a reír, con una carcajada macabra.
Sergio se lo quedo mirando, no entendía por que se reía.
                    -. ¡Que idiota eres muchacho!.- dijo el extraño.
Su risa seguía sin parar, hasta que Sergio se cansó y le pregunto:
                    -.¿qué rayos te pasa?.-
                   -.¡es que no entiendes, estas muerto maldito infeliz!.- respondió el extraño.
Sergio no podía entender esas palabras que entraron por sus oídos.
No quiso quedarse un minuto más en esa maldita casa. Se levantó del sillón viejo en el que estaba sentado y se fue.
Mientras Sergio se acercaba a la puerta el extraño reía de una forma muy macabra.
No podía dejar de pensar en aquellas palabras que le dijo el extraño.
El sol ya se estaba asomando sus rayos dorados como el oro y Sergio camino nuevamente hasta su casa.
Una vez que llego, se dio cuenta que el sol ya estaba arriba alumbrado con toda su energía.
En la puerta de su casa estaba el auto del padre de Beatriz y un camión de mudanzas. Se estaban llevando todo de la casa.
¿Que tenía que hacer el en ese momento?, no lo sabía. Se quedó parado en la mitad de la calle mirando como desbalijaban la casa. De repente, la ve a ella salir, el corrió hacia ella. Pero no pudo alcanzarla. Beatriz se había subido al auto del padre y ya se estaban alejando.
Sergio no pudo ni siquiera despedirse. De repente, escucha unos pasos que vienen hacia él. Se da vuelta y ve que es el extraño que se acerca.
                       -.¿qué quieres maldito?.- pregunto Sergio con cara de odio.
                     -. Lo lamento mucho amigo, así es la vida y así es la ley cuando uno muere. Te di la información, pero no tendrías que haber reaccionado de esa forma.- respondió el extraño.
                   -.¿porque no tendría que haber reaccionado así?,¿quién rayos eres?.- pregunto nuevamente.
            -. No te das cuenta   que ni siquiera puedes llorar, ya no sientes dolor. Si yo dejo que te vayas, serás un alma en pena vagando por las calles o mejor dicho serás un alma en esta casa que ya recuerdos tuyo no guarda.- respondió el extraño.
Luego hubo un silencio entre los dos. Sergio lo volvió a mirar y le dijo:
               -. Te falto responder una pregunta.-
Él lo miro y le respondió:
             -. Soy la muerte.-
En ese momento, la cara de Sergio se convirtió en una escena de horror, y aquel extraño hombre que fumaba en la oscuridad aquella noche en que Sergio lo encontró, dejo caer sus ropas para mostrar aquella capa negra, y su cara esquelética. Luego le toco el hombro y le dijo:
                -. Debes venir conmigo, ya es hora.-
Sergio lo miro trato de escapar pero la fuerza que tenía la muerte era más fuerte que cualquier fuerza conocida.
El cielo se nublo. Se puso negro, hasta que las nubes comenzaron a abrirse lentamente, dejando pasar un rayo solar que iluminaba a ellos dos. De a poco iban subiendo y mientras más subían, Sergio se desprendía de aquellos recuerdos que en el momento que vivía en la tierra eran sagrados para él.
Todo pasaba como una película por su cabeza. Ya nada le quedaba. La luz era más fuerte en su cara, y una voz muy lejana le dio la bienvenida.
Ya no quedaba nada de el en la tierra, no había recuerdos, no había cosas materiales. No había nada. Tan solo se llevó con él, la verdad…

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