martes, 11 de febrero de 2014

Desde el cielo



Desde el cielo.
Parte 11.
Lunes 24 de diciembre 2012.
11:30 hs
Nuevamente me desperté. Ya no me dolía el cuerpo. Me sentía perfecto. No había ninguna marca de lo que había pasado ayer.
Me senté en la cama, mire por la ventana y vi que estaba todo oscuro afuera.
Miro el reloj que marcaba 11:30 PM.  No puede ser, pensé.
Baje de la cama y camine hasta la ventana, y vi el cielo. Estaba todo oscuro.
Se podían escuchar unos truenos y se podían ver algunos rayos.
La tormenta esta sobre nosotros.
12:00hs.
Quería irme de este cuarto estaba solo. No había nadie.
Pero de pronto, escucho que se abre la puerta y veo que entra mi familia. Estaba feliz de verla. Parece como si hubieran pasando años que no los veía.
Los abrace y les pregunte como estaban todos, ellos me respondieron que estaban perfectos.
Por suerte, podíamos irnos a nuestra casa.
12:15hs.
Ya estábamos en el auto, estábamos listos para irnos. Pero otra vez aparecieron los sonidos en el cielo.
Yo pensé, las trompetas del apocalipsis.
Mi padre, encendió el auto. Dio marcha atrás, doblo a su derecha y salió.
Las trompetas seguían sonando.
Yo comencé a rezar, en voz baja.
Ya estábamos por la ruta. Hasta que mi padre se detuvo como todos los conductores.
                                       -. ¿Qué es eso?.- pregunto mi madre.
Mi padre, abrió la puerta y salió.
                                     -. Miren el cielo.- dijo mi padre.
Salimos del auto y miramos el cielo, las trompetas del apocalipsis seguían sonando.
El cielo estaba negro, completamente, hasta que comenzamos a ver algo que no esperábamos, primero fue una lluvia, y más a arriba venían cayendo cosas que brillaban, no sabíamos que era.
Cada vez se veian más cerca, hasta que cayó la primera. Eran rocas de fuego.
La primera que cayo, destruyo un auto haciéndolo explotar.
Mi madre quiso volver al auto, pero yo la tome de la mano y le dije:
                                  -. No vamos a poder salir nunca de acá, tenemos que correr. No estamos lejos de casa.-
Mi madre me tomo de la mano y los cuatro comenzamos a esquivar autos, era difícil, teníamos que mirar para arriba al mismo tiempo, así sabíamos a donde iban a caer esas rocas de fuego.
12:45hs.
Ya habíamos salido de la ruta. Teníamos que buscar un refugio, pero era imposible, cuando las rocas golpeaban algo, lo destruían por completo.
Lo único que nos quedaba era correr sin parar.
Mi madre lloraba sin parar, no podía parar. Por otro lado, mi hermana estaba asustada, no decía nada, tan solo miraba y cuando alguna roca caía, gritaba.
No faltaba mucho para que lleguemos a casa, pensaba.
Corríamos y corríamos, no podíamos parar.
De pronto, a los lejos veo la iglesia. Había mucha gente queriendo entrar.
En la puerta de ella, estaba el cura, diciendo:
                                     -. Entren, el señor los va a proteger. Acérquense al señor, aquí está la salvación.-
Yo pensé, que locura. Me acerque corriendo con toda mi fuerza y le dije:
                                    -. ¿Está usted loco?, es un suicidio esto.-
Pero el cura no me escuchaba y seguía diciendo lo mismo.
La gente entraba, buscando la salvación.
Mi familia se alejaba cada vez más. Hasta que decidí irme con ellos.
Hice unos cincuenta metros, hasta que vi como una gran roca de fuego se estrellaba contra la iglesia, destruyéndola por completo.
El lugar comenzó a derrumbarse, muy lentamente, pero no tardaron en terminar el trabajo unas cuantas rocas más.
El lugar quedo en ruinas.
13:15hs.
Ya estábamos cerca y más y más rocas caían del cielo.
Hasta que vemos como nuestra casa es destruida por una roca de fuego.
Pero alguien nos hace una seña. Era mi vecino.
                                     -. Entren aquí.- gritaba.
Corrimos hacia él y entramos a la casa.
13:20 hs.
Lo seguimos hasta que llegamos a una puerta de acero. La abrió, la atravesamos y comenzamos a bajar unas escaleras.
Luego de bajar, caminamos por un pasillo, ya las rocas no se podían escuchar. Llegamos a otra puerta de acero, la abrió y vimos que estaba la familia, era como una especie de casa debajo de su propia casa. Era increíble. Tenía cocina, baño, dos cuartos y un comedor. No era súper gigante pero se veía cómoda.
                                -. ¿Están bien?.- pregunto el vecino.
                                -. Si estamos bien, por suerte.- respondió mi padre.
                                -. Siéntense, por favor y tranquilícense.-
Nos sentamos y la esposa de él nos trajo un poco de agua.
Mi madre no hablaba, estaba shockeada con lo que paso.
14:00hs.
Ya todos estábamos calmados. No sabíamos que estaba pasando afuera. No podíamos escuchar nada.
De pronto, pregunto a mi vecino:
                                -. ¿Por qué te encerraste aquí?.-
Mi vecino me mira y me responde:
                                -. Cada vez falta menos para el día del juicio.-
Yo lo mire, el también cree en el apocalipsis, pensé.
                                 -. ¿tú crees en el apocalipsis?.- pregunte.
Él sonríe, y responde:
                                -. No falta mucho para que algo grande suceda, quizas  tengo la capacidad de entender algunas cosas mejor que tu.-
Me quede pensando, quizas si tenga razón, pero, ¿Por qué?.
                               -. ¿Qué piensas de todo esto?.-
Suspiro y respondió:
                                -. Tan solo debes esperar, no creas en todo lo que dicen.-
Esa fue su respuesta.
Luego se levantó, nos miró y dijo:
                              -. Si quieren puede descansar un poco.-
Mi familia y yo lo miramos y asentimos con la cabeza. Mientras que él se fue a su cuarto.
Mi hermana y yo nos fuimos al cuarto de los hijos de mi vecino. Una vez ahí nos dieron unos colchones extras que tenían, lo tiramos en el piso y nos acostamos.
Estaba cansado, mis ojos se cerraron rápidamente.
18:00 hs
Mis ojos se volvieron a abrir. Me dolía un poco la cabeza.
Mire hacia mi derecha y mi hermana estaba durmiendo todavía.
Me quede unos minutos mirando el techo, pensaba en todo lo que estaba sucediendo.
¿Cuándo va a terminar todo esto?, me preguntaba.
Pensaba en toda la gente que había quedado atrapada en la iglesia.
Todo es como una película de terror que no tiene final aun, y que nadie sabe cómo va a terminar.
18:30 hs.
Ya me había levantado, fui al baño y lave mi cara. Era una bendición. Siempre es una bendición mojarse la cara después de haber pasado por algo realmente horrible, no sé por qué, pero cuando uno se moja la cara, no importa cuál fue la situación, es una bendición, volves a vivir.
Salí del baño, y vi que mi hermana se había levantado. Estaba sentada en ese pequeño comedor con mi padre y la familia de mi vecino.
Mi madre se había ido a acostar, ojala se le pase ese estado de shock.
19:00hs.
Comí algo que me ofreció mi vecino. Aunque no tenía muchas ganas de comer. Creo que lo trague por la ansiedad y nervios, que por otra cosa.
Tenía muchas ganas de salir afuera, para ver cómo había quedado todo, quería ver si podía o si se había salvado algo en mi casa.
Entonces me levante de mi silla y le dije a mi padre:
                                  -. Papa, iré a casa. Quiero ver si hay algo que pueda recuperar.-
Mi padre me miro y me dijo:
                               -. No, Maxi. Te vas a quedar acá.-
Pero mi vecino le dijo:
                              -. Déjalo ir. No creo que le suceda algo.-
Al escuchar esto mi padre me dejo ir.
19:45 hs.
Pase la puerta del refugio y comencé a caminar por el pasillo, hasta llegar a las escaleras, fui subiéndolas lentamente, y en cada centímetro que avanzaba, trataba de escuchar algo. Pero no podía oír nada.
Ya estaba frente a la puerta de acero.
La abrí con todos mis fuerzas y vi que la casa de mi vecino, estaba destruida por completo. Parecía como si un tornado se hubiera llevado toda la casa por completo.
Había muy pocos escombros, era impresionante. Se podía oler en el aire, el olor a quemado.
Camine dejando atrás la casa de mi vecino y vi que a mi casa le había pasado los mismo. La única pared que no se cayó, fue la de la cocina. Pero, lo demás estaba destruido por completo.
Era increíble, mire a mi alrededor y vi que solo algunas casa se salvaron. Pero las demás estaban destruidas.
20:30 hs.
Me quede una hora afuera. No paraba de mirar todo a mí alrededor, algunas lágrimas se caían de mis ojos.
De pronto, miro el cielo. Desde el momento que salí, no me había dado cuenta de que seguía negro.
Y como paso hace unas horas atrás, las rocas de fuego volvieron. Se podían ver como venían desde el cielo para destruir todo lo que este aquí en la tierra.
Fui rápido, hasta la puerta de acero que me lleva al refugio. La abrí con todas mi fuerzas, pero antes de entrar, mire y vi todo destruido.
Fueron unos segundo, hasta que la primera roca de fuego, dio contra una casa o mejor dicho con lo que quedaba de ella.
Atravesé la puerta, la cerré y comencé a escuchar como las rocas impactaban en el suelo. Baje las escaleras una por una, luego camine por el pasillo. Ya no se escuchaba nada. Llegue a la segunda puerta, la abrí y vi a mi familia y a la familia de mi vecino. Todos me miraron cuando entre, mi cara lo decía todo. Nadie me pregunto nada.
22:00 hs.
No quise comer. Todos se dieron cuenta de lo que me pasaba.
Me fui al cuarto y me tire en el colchón, me tape. Tenía frio.
Las lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas.
Esto no tiene fin.
Cierro mis ojos para poder dormir, pero lo único que viene a mi mente, son las imágenes que tomaron mis ojos y guardaron en mi cerebro.
Pero de pronto veo algo escrito en la pared, muy bien no lo podía ver, entonces me acerque y vi que decía:
                         El día del Señor llegará como un ladrón. Entonces los cielos desaparecerán estrepitosamente, los elementos se disolverán abrasados y la tierra con cuantas obras hay en ella quedará al descubierto. Puesto que todas estas cosas van a disolverse de este modo ¡qué santa y piadosa debe ser vuestra conducta, mientras esperáis y apresuráis la llegada del Día de Dios! Ese día los cielos se disolverán incendiados y los elementos se derretirán abrasados. Pero nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia” (2 Pedro 3, 10-13).
Despues de leer esto, me volví al colchón. Esa frase tiene razón. Pero cuanto tiempo tendrá que pasar para que pase esto.
Hoy es navidad, pero no creo que nadie este festejando, festejaremos cuando todo esto pase.

Mis ojos se cerraron otra vez.



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