Desde
el cielo.
Parte 11.
Lunes 24 de
diciembre 2012.
11:30 hs
Nuevamente me
desperté. Ya no me dolía el cuerpo. Me sentía perfecto. No había ninguna marca
de lo que había pasado ayer.
Me senté en
la cama, mire por la ventana y vi que estaba todo oscuro afuera.
Miro el reloj
que marcaba 11:30 PM. No puede ser,
pensé.
Baje de la
cama y camine hasta la ventana, y vi el cielo. Estaba todo oscuro.
Se podían
escuchar unos truenos y se podían ver algunos rayos.
La tormenta
esta sobre nosotros.
12:00hs.
Quería irme
de este cuarto estaba solo. No había nadie.
Pero de
pronto, escucho que se abre la puerta y veo que entra mi familia. Estaba feliz
de verla. Parece como si hubieran pasando años que no los veía.
Los abrace y
les pregunte como estaban todos, ellos me respondieron que estaban perfectos.
Por suerte,
podíamos irnos a nuestra casa.
12:15hs.
Ya estábamos
en el auto, estábamos listos para irnos. Pero otra vez aparecieron los sonidos
en el cielo.
Yo pensé, las
trompetas del apocalipsis.
Mi padre,
encendió el auto. Dio marcha atrás, doblo a su derecha y salió.
Las trompetas
seguían sonando.
Yo comencé a
rezar, en voz baja.
Ya estábamos
por la ruta. Hasta que mi padre se detuvo como todos los conductores.
-. ¿Qué
es eso?.- pregunto mi madre.
Mi padre,
abrió la puerta y salió.
-. Miren
el cielo.- dijo mi padre.
Salimos del
auto y miramos el cielo, las trompetas del apocalipsis seguían sonando.
El cielo
estaba negro, completamente, hasta que comenzamos a ver algo que no
esperábamos, primero fue una lluvia, y más a arriba venían cayendo cosas que
brillaban, no sabíamos que era.
Cada vez se
veian más cerca, hasta que cayó la primera. Eran rocas de fuego.
La primera
que cayo, destruyo un auto haciéndolo explotar.
Mi madre
quiso volver al auto, pero yo la tome de la mano y le dije:
-. No vamos a
poder salir nunca de acá, tenemos que correr. No estamos lejos de casa.-
Mi madre me
tomo de la mano y los cuatro comenzamos a esquivar autos, era difícil, teníamos
que mirar para arriba al mismo tiempo, así sabíamos a donde iban a caer esas
rocas de fuego.
12:45hs.
Ya habíamos
salido de la ruta. Teníamos que buscar un refugio, pero era imposible, cuando
las rocas golpeaban algo, lo destruían por completo.
Lo único que
nos quedaba era correr sin parar.
Mi madre
lloraba sin parar, no podía parar. Por otro lado, mi hermana estaba asustada,
no decía nada, tan solo miraba y cuando alguna roca caía, gritaba.
No faltaba
mucho para que lleguemos a casa, pensaba.
Corríamos y
corríamos, no podíamos parar.
De pronto, a
los lejos veo la iglesia. Había mucha gente queriendo entrar.
En la puerta
de ella, estaba el cura, diciendo:
-. Entren,
el señor los va a proteger. Acérquense al señor, aquí está la salvación.-
Yo pensé, que
locura. Me acerque corriendo con toda mi fuerza y le dije:
-. ¿Está
usted loco?, es un suicidio esto.-
Pero el cura
no me escuchaba y seguía diciendo lo mismo.
La gente
entraba, buscando la salvación.
Mi familia se
alejaba cada vez más. Hasta que decidí irme con ellos.
Hice unos
cincuenta metros, hasta que vi como una gran roca de fuego se estrellaba contra
la iglesia, destruyéndola por completo.
El lugar comenzó
a derrumbarse, muy lentamente, pero no tardaron en terminar el trabajo unas
cuantas rocas más.
El lugar
quedo en ruinas.
13:15hs.
Ya estábamos
cerca y más y más rocas caían del cielo.
Hasta que
vemos como nuestra casa es destruida por una roca de fuego.
Pero alguien
nos hace una seña. Era mi vecino.
-. Entren
aquí.- gritaba.
Corrimos
hacia él y entramos a la casa.
13:20 hs.
Lo seguimos
hasta que llegamos a una puerta de acero. La abrió, la atravesamos y comenzamos
a bajar unas escaleras.
Luego de
bajar, caminamos por un pasillo, ya las rocas no se podían escuchar. Llegamos a
otra puerta de acero, la abrió y vimos que estaba la familia, era como una
especie de casa debajo de su propia casa. Era increíble. Tenía cocina, baño,
dos cuartos y un comedor. No era súper gigante pero se veía cómoda.
-. ¿Están
bien?.- pregunto el vecino.
-.
Si estamos bien, por suerte.- respondió mi padre.
-. Siéntense, por favor y tranquilícense.-
Nos sentamos
y la esposa de él nos trajo un poco de agua.
Mi madre no
hablaba, estaba shockeada con lo que paso.
14:00hs.
Ya todos
estábamos calmados. No sabíamos que estaba pasando afuera. No podíamos escuchar
nada.
De pronto,
pregunto a mi vecino:
-. ¿Por qué te
encerraste aquí?.-
Mi vecino me
mira y me responde:
-. Cada vez
falta menos para el día del juicio.-
Yo lo mire,
el también cree en el apocalipsis, pensé.
-. ¿tú crees
en el apocalipsis?.- pregunte.
Él sonríe, y
responde:
-. No falta
mucho para que algo grande suceda, quizas
tengo la capacidad de entender algunas cosas mejor que tu.-
Me quede
pensando, quizas si tenga razón, pero, ¿Por qué?.
-. ¿Qué piensas
de todo esto?.-
Suspiro y
respondió:
-. Tan solo
debes esperar, no creas en todo lo que dicen.-
Esa fue su
respuesta.
Luego se
levantó, nos miró y dijo:
-. Si quieren
puede descansar un poco.-
Mi familia y
yo lo miramos y asentimos con la cabeza. Mientras que él se fue a su cuarto.
Mi hermana y
yo nos fuimos al cuarto de los hijos de mi vecino. Una vez ahí nos dieron unos
colchones extras que tenían, lo tiramos en el piso y nos acostamos.
Estaba
cansado, mis ojos se cerraron rápidamente.
18:00 hs
Mis ojos se
volvieron a abrir. Me dolía un poco la cabeza.
Mire hacia mi
derecha y mi hermana estaba durmiendo todavía.
Me quede unos
minutos mirando el techo, pensaba en todo lo que estaba sucediendo.
¿Cuándo va a
terminar todo esto?, me preguntaba.
Pensaba en
toda la gente que había quedado atrapada en la iglesia.
Todo es como
una película de terror que no tiene final aun, y que nadie sabe cómo va a terminar.
18:30 hs.
Ya me había levantado,
fui al baño y lave mi cara. Era una bendición. Siempre es una bendición mojarse
la cara después de haber pasado por algo realmente horrible, no sé por qué,
pero cuando uno se moja la cara, no importa cuál fue la situación, es una bendición,
volves a vivir.
Salí del
baño, y vi que mi hermana se había levantado. Estaba sentada en ese pequeño
comedor con mi padre y la familia de mi vecino.
Mi madre se había
ido a acostar, ojala se le pase ese estado de shock.
19:00hs.
Comí algo que
me ofreció mi vecino. Aunque no tenía muchas ganas de comer. Creo que lo trague
por la ansiedad y nervios, que por otra cosa.
Tenía muchas
ganas de salir afuera, para ver cómo había quedado todo, quería ver si podía o
si se había salvado algo en mi casa.
Entonces me
levante de mi silla y le dije a mi padre:
-. Papa, iré
a casa. Quiero ver si hay algo que pueda recuperar.-
Mi padre me
miro y me dijo:
-. No, Maxi. Te vas a quedar acá.-
Pero mi
vecino le dijo:
-. Déjalo ir. No creo
que le suceda algo.-
Al escuchar
esto mi padre me dejo ir.
19:45 hs.
Pase la
puerta del refugio y comencé a caminar por el pasillo, hasta llegar a las escaleras,
fui subiéndolas lentamente, y en cada centímetro que avanzaba, trataba de
escuchar algo. Pero no podía oír nada.
Ya estaba
frente a la puerta de acero.
La abrí con
todos mis fuerzas y vi que la casa de mi vecino, estaba destruida por completo.
Parecía como si un tornado se hubiera llevado toda la casa por completo.
Había muy
pocos escombros, era impresionante. Se podía oler en el aire, el olor a
quemado.
Camine dejando
atrás la casa de mi vecino y vi que a mi casa le había pasado los mismo. La única
pared que no se cayó, fue la de la cocina. Pero, lo demás estaba destruido por
completo.
Era increíble,
mire a mi alrededor y vi que solo algunas casa se salvaron. Pero las demás estaban
destruidas.
20:30 hs.
Me quede una
hora afuera. No paraba de mirar todo a mí alrededor, algunas lágrimas se caían
de mis ojos.
De pronto,
miro el cielo. Desde el momento que salí, no me había dado cuenta de que seguía
negro.
Y como paso
hace unas horas atrás, las rocas de fuego volvieron. Se podían ver como venían desde
el cielo para destruir todo lo que este aquí en la tierra.
Fui rápido,
hasta la puerta de acero que me lleva al refugio. La abrí con todas mi fuerzas,
pero antes de entrar, mire y vi todo destruido.
Fueron unos
segundo, hasta que la primera roca de fuego, dio contra una casa o mejor dicho
con lo que quedaba de ella.
Atravesé la puerta,
la cerré y comencé a escuchar como las rocas impactaban en el suelo. Baje las
escaleras una por una, luego camine por el pasillo. Ya no se escuchaba nada. Llegue
a la segunda puerta, la abrí y vi a mi familia y a la familia de mi vecino. Todos
me miraron cuando entre, mi cara lo decía todo. Nadie me pregunto nada.
22:00 hs.
No quise
comer. Todos se dieron cuenta de lo que me pasaba.
Me fui al
cuarto y me tire en el colchón, me tape. Tenía frio.
Las lágrimas
comenzaron a recorrer mis mejillas.
Esto no tiene
fin.
Cierro mis
ojos para poder dormir, pero lo único que viene a mi mente, son las imágenes que
tomaron mis ojos y guardaron en mi cerebro.
Pero de
pronto veo algo escrito en la pared, muy bien no lo podía ver, entonces me
acerque y vi que decía:
“El día del
Señor llegará como un ladrón. Entonces los cielos desaparecerán
estrepitosamente, los elementos se disolverán abrasados y la tierra con cuantas
obras hay en ella quedará al descubierto. Puesto que todas estas cosas van a
disolverse de este modo ¡qué santa y piadosa debe ser vuestra conducta,
mientras esperáis y apresuráis la llegada del Día de Dios! Ese día los cielos
se disolverán incendiados y los elementos se derretirán abrasados. Pero
nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en
los que habite la justicia” (2 Pedro 3, 10-13).
Despues de leer esto, me volví
al colchón. Esa frase tiene razón. Pero cuanto tiempo tendrá que pasar para que
pase esto.
Hoy es navidad, pero no
creo que nadie este festejando, festejaremos cuando todo esto pase.
Mis ojos se cerraron otra
vez.
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