SUBESSE IN TENEBRIS
(EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
PARTE 2.
Capítulo 7.
Los dos hombres de dios, ya estaban de regreso en el lugar donde
ellos se alojaban.
El cardenal, al llegar se va a su cuarto, para comunicarse con
el vaticano. Por otra parte, el cura, cuando entro a su cuarto fue directo
hacia la cama, dejándose caer como si fuera un edificio en el momento en que es
derribado.
Ahí se quedó, boca arriba, mirando el techo, fue entonces,
cuando comenzó a recordar aquel sueño.
Mientras tanto, en la otra habitación, el cardenal, pudo
comunicarse al vaticano. Tan solo tuvo que esperar unos minutos para que lo
atendiera Juan Pablo V.
-. Ciao, Cardinale. Avete notizie
per me?.- Dijo Juan Pablo.
-.si, signore. Ma non credo che sono buone notizie.- respondió el Cardenal.
-.dillo a
me. ¿Che cosa é successo?.- pregunto nuevamente el papa.
-. Diamo al
padre del bambino. Ma, ci ha detto non qui nel paese.- respondió el Cardenal.
-. Ma, gli ha detto dove si trova ora?.- pregunto el papa
con un tono algo preocupado.
-. Se questo
in Austria. Non perché fossero li.- respondió el cardenal.
-. Erano dalla
lancia.- dijo el papa.
El cardenal, se quedó pensando, si la verdadera lanza está en el
vaticano.
-. Solo che é
successo?.- pregunto el papa.
-. Se ho
qualcos´altro. Quando siamo andati a parlare con il padre della ragazza.
Lucifero, ha ottenuto nel suo corpo.- respondió
el Cardenal.
-. ¿Questo é quello che ha detto?.- pregunto
Juan Pablo.
-.nulla, si sa come sia. Dire cose che non valgono esso.- respondió el
cardenal.
-. Va
bene. Ma ricordare. Lucifero, non é solo un demone.- le dijo el papa.
-. Lo
so, signore.- respondió el cardenal.
-. Il suo
compagno. Come questo?.- pregunto el papa con su tono de preocupación.
-.la
sensazione bene. Uno soffre alcuni incubi.- respondió el cardenal.
-. Incubi,
sui quali sono questi incubi?.- volvió a preguntar el papa.
-. Non lo so.
Non ricordare gli incubi.- respondió el cardenal.
-. Prenditi
cura di lui, mio figlio. Fare molta attenzione. Che il giovane, é sufficiente
sapere tutte queste cose solo preché istruiscono con i libri. É troppo per
lui.- dijo el papa.
-. Si,
signore. Stare tranquilli. Mi occuperó.-
respondió el cardenal.
-. Avere,
qualcosa di altro da segnalare?.- pregunto Juan pablo.
-.no signore.- respondió el cardenal.
-. Molto
bene. Saremo in contatto.- dijo Juan Pablo V.
-. Benne
fino ad allora.- respondió el cardenal.
-. Finno ad
allora, e che dio lo protegga.- dijo el papa.
-. Vi ringrazio molto, signore.-
agradeció el cardenal.
Luego de colgar el teléfono, el cardenal escucha que alguien
toca la puerta.
-.¿ quién
es?.- pregunto el cardenal.
-.yo, señor.-
respondió el cura.
Al escuchar la voz de su compañero, se levantó de la silla en la
que estaba sentado y fue hacia la puerta.
La abrió y vio que el cura estaba ahí parado. Esperando con una
sonrisa.
-.¿Qué
sucede?.- pregunto el cardenal.
-. Debo contarle
lo que soñé.- dijo el cura.
Al escuchar esto, el cardenal hace pasar al cura a su cuarto. Los
dos se sientan y una vez que están cómodos, el cura comienza a hablar.
-. No recuerdo
todo el sueño, tan solo algunas partes.-
-. Muy bien. Cuéntame.-
dijo el cardenal.
-.recuerdo
que llegue a un lugar. Era todo campo, había un bosque. Y vi a una mujer.- dijo
el cura.
-. ¿Cómo era esa
mujer?,¿ la recuerdas?.- pregunto el cardenal.
-. No la
recuerdo. Lo que si se, es que era muy hermosa, me atraía mucho. Ella me tomo
de la mano y me llevo hacia un lugar donde había un castillo. Pero, de pronto
aparecieron unos guardias y me escape. Corrí con todas mis fuerzas por el
bosque, pero eran muchos. Podía escuchar las flechas como pasaban cerca de mí. Hasta
que una, da en mí pierna derecha y caigo sobre el pasto. Una vez que sucede
esto, un guardia se acerca y desenvaina su espada y cuando me está por matar,
despierto. Todo fue muy rápido, pero lo peor de todo es que aquella herida con
la flecha fue de verdad.- dijo el cura.
-. ¿ Cómo
que fue de verdad?.- volvió a preguntar el cardenal.
-. Sí, señor. Mire.-dijo el cura.
Al decir esto, muestra que tiene vendas en su pierna. El cardenal,
al ver, no emitió ninguna palabra, tan solo miraba.
-. Mire esto, señor.- dijo nuevamente el cura.
Comenzó a sacarse la venda muy lentamente, hasta que, el
cardenal vio lo que el cura tenia.
-.¿ Te sientes bien, hijo?.-
pregunto el cardenal.
-. No puede ser, yo tenía una herida.-
dijo con un tono de voz sorprendido.
-. Porque
mejor no vas a acostarte, y descansas bien, quizas todo esto que pasó, te
afecto, creo que viste demasiado por hoy.- dijo el cardenal.
-. Pero,
señor. Juro por dios y por todos los santos que tenía una herida de flecha aquí,
justo en mi pierna.- dijo el cura.
-. Está bien, hijo. Pero es mejor que vayas a
descansar, hicimos mucho por hoy.- dijo el cardenal.
El cura, se levantó de su silla, enojado. Con rabia. No dijo ni
una sola palabra, tan solo se levantó y se fue dando un portazo.
Mientras que el cardenal, se quedó pensando en todo lo que dijo
el cura, y también en todo lo que dijo Juan Pablo V. Tendrá que cuidar mucho más
a su ayudante, está corriendo peligro.
Por otra parte, el cura entro a su cuarto. Arrojo la venda a la
cama, y se quedó pensando con mucha rabia. No podía creer lo que había sucedido,
quedo como un mentiroso.
-. Maldito
sueño. No puede ser posible.- decía el cura.
-. No vas a
ganarme, yo soy un hombre de dios.- decía cada vez más fuerte.
-. Soy más fuerte que él. No tengo que
temerle. Él no es nadie a comparación de mí, yo soy joven tengo fuerza,
vitalidad. El no podrá conmigo.- esta vez lo decía con la voz tan baja, que parecía
un susurro.
Pero, de pronto, se da cuenta que estaba equivocado.
-.¿ Qué estoy diciendo?, él es mi amigo. No puedo
estar enojado con el.- dijo el cura.
Fue ahí cuando saco su rosario y comenzó a rezar.
-. Pater noster qui es in caelis
santificétur nommen tuum;
advéniat regnum tuum;
fiat volúntas tua,
sicut in caelo,
et in terra.
Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie;
Et dimitte nobis débita nostra,
Sicut et nos
dimíttimus debitóribus nostris,
Et ne nos indúcas
in tentatiónem;
Sed líbera nos a malo.
Amén.-
Luego, hubo un silencio
en todo su cuarto.
Seco sus lágrimas, y miro hacia arriba.
-. Discúlpeme,
padre. Discúlpeme.- dijo el cura con su voz quebrada por el llanto.
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