SUBESSE IN TENEBRIS
(EL RESURGIR DE LAS TINIEBLAS).
PARTE 2.
Capítulo 6.
En Europa,
el invierno está golpeando como nunca lo hizo.
Principalmente
en Austria, se encuentran gloria, Sara y el pequeño zabut.
-. ¡Sara!, ya está lista
la cena.- dijo Gloria.
Al escuchar
esto, la pequeña Sara vino con su niño y se sentó para comenzar a comer.
-.¿cómo estás?.- le
pregunto Gloria.
-. Bien, contenta del hijo
que tengo.- respondió Sara.
-. Estoy muy orgullosa de
ti.- dijo Gloria.
-. Y yo, estoy muy feliz de
estar con usted.- dijo Sara.
Gloria, al
escuchar estas palabras sonrió. Las dos estaban contentas de estar juntas.
-. Bueno. Ahora come; que si no se te va enfriar la comida. ¿Quieres que
te tenga al pequeño zabut, así comes tranquila?.- dijo Gloria.
-. Bueno, ya casi está dormido, el
pequeño.- respondió Sara.
Gloria, tomo
al pequeño y se lo llevo a la sala de estar, ya que tenía un hogar y estaba
encendido para calentar la casa.
Hizo unos
pasos, y se sentó en un gran sillón que había ahí. Luego, dijo:
-. Domine, ecce adsum.-
En ese
instante, él bebe abre sus ojos. Los cuales, no eran del color normal que
tenía, ahora sus ojos eran rojos como el fuego del hogar.
-. Tempus erat voca me.- respondió.
Era el
mismísimo belcebú, quien hablaba.
-.omnia bene.- dijo gloria, que
ahora es Astaroth.
-.queritur, socer ait homo dei ubi es.-
dijo Belcebú.
-.magna civitas a nobis nunquam
potest.- respondió Astaroth.
-. Cura tibi vir dei.- dijo belcebú.
-. Lucifer ut laoreet scito omnia.- dijo
con una sonrisa Astaroth.
De pronto, se
escuchan unos pasos. Era Sara, y le pregunta a Gloria:
-. ¿Con quién hablabas?.-
-. Con Zabut.- respondió Gloria.
-. Aquí había alguien más.- dijo Sara.
-. Quizas fue tu imaginación.- le dijo
Gloria sonriendo.
Lo única que
hizo Sara, fue suspirar y decir:
-. Puede ser, ¿Zabut está dormido ya?.-
-. Si, ¿quieres llevarlo a su corral?.-
pregunto Gloria.
Al escuchar
esto, Sara fue hacia Gloria y tomo a el pequeño y se lo llevo.
Una vez que
dejo al bebe en su corral. La pequeña Sara se acostó en su cama.
Mirando, el
techo, comenzó a recordar todo lo que había pasado hace unos largos meses
atrás.
Cayeron
algunas lágrimas de sus ojos, que recorrieron sus mejillas. Se las seco. Y
siguió pensando.
Pensaba en
su padre, en cómo estará. A pesar, de que la violo muchas veces, y la golpeo,
ella lo amaba. Era su padre.
Estuvo un
buen rato pensando, hasta que sus ojos se fueron cerrando lentamente.
De pronto,
comenzó a escuchar el canto de unos pájaros, que jamás en su vida escucho.
Entonces fue
ahí cuando abrió sus ojos, y vio nuevamente, que estaba en aquel castillo,
donde había visto a su padre golpeado.
No podía
entender como había llegado ahí, ella sabía quién estaba ahí. Sabia de quien
era ese castillo. Era de Lucifer.
Levanto su
cabeza, y vio que no había nadie en el cuarto, miro a su alrededor y se dio
cuenta que no era el mismo cuarto en donde estuvo las primeras veces. Este era
diferente.
Tenía una
gran cama, una puerta que por lo que se podía ver era de hierro. También había
un gran ventanal, por donde se podía ver todo el campo, era perfecto el
paisaje.
Se quedó
observándolo unos minutos, hasta que decidió salir de ese lugar.
Abrió la
puerta, primero asomo la cabeza. No había nadie en el pasillo.
Entonces al
ver que no había ni un alma comenzó a caminar por él.
No se
escuchaba ni un ruido ni una voz.
Pero de
pronto, se escuchaba como un murmullo que venía de la dirección hacia donde
ella caminaba. Cada vez era más fuerte.
Hasta que se
dio cuenta que había muchísimas voces, todas hablando al mismo tiempo,
gritando.
Entonces,
ella apuro su paso hasta salir a un gran patio que había en el lugar.
Pudo ver a
muchísima gente, campesinos que trabajaban y que eran siervos de Lucifer.
Todos
estaban mirando y gritando hacia un lugar, pero ella no podía ver, que era a lo
que le estaban gritando.
Solo podía
escuchar que la gente decía; mátenlo, mátenlo, merece la muerte.
Entonces,
decidió meterse entre la gente para saber a quién le gritaban. Iba avanzando
entre la gente.
Hasta que al
fin llego a estar delante de toda la multitud.
Lo único que
hacía, era mirar a los ciudadanos de este oscuro reino.
Sus caras
estaban transformadas en odio. En furia.
De pronto,
ve que suben a una persona, con su cabeza tapada con una capucha negra, al
igual como cuando vio a su padre.
Lo pararon
enfrente de la multitud, y toda la gente comenzaba a acercarse al encapuchado y
comenzaron a escupirlo, a insultarlo. Deseaban su muerte.
De pronto,
se acerca aquel hombre que invadió los sueños de la pequeña. Era Lucifer.
La gente, al
verlo, comenzaron a aplaudirlo, enloquecidos. Era el rey del lugar.
Una vez
enfrente de todos, Lucifer hizo un gesto con sus manos para que todos se calmen
y dejen de gritar.
-.
Muy bien gente del infierno, quiero informarles que aquí está el invasor, el
hombre que penetro este lugar, y que por suerte, gracias a los guardias de este
reino, él está aquí para ser ejecutado.- dijo Lucifer.
La gente, al
escuchar estas últimas palabras, comenzaron a gritar y a aplaudir.
-. Y esto lo hacemos, para
que aquellos invasores, se den cuenta que con este reino nadie puede. Y yo,
Lucifer, les aseguro que allá arriba lo verán.- Dijo con un tono de enojado.
El pueblo,
más loco se volvió. Lo aplaudían, algunos arrojaban rosas. Como si fuese una
especie de torero en el momento en que mata al toro.
Se mostraba
victorioso, o mejor dicho, poderoso.
-. A descubriremos su cara,
para que sus hijos vean, quien es, este invasor. Que vino a nuestro reino a
meter su nariz, que se infiltro para husmear, nuestro plan para gobernar la
nueva tierra.- dijo nuevamente Lucifer.
La gente, se
mostraba feliz al escuchar lo que decía.
Luego,
Lucifer se acercó al encapuchado, y puso su mano sobre la capucha.
-. Muy bien, vean todos y no
olviden su rostro, este es el invasor.- dijo a los gritos Lucifer.
Pero, cuando
le saco la capucha a esa persona, que estaba ahí parada delante de todo el
reino, Sara se despertó.
Al lado de
ella, estaba Gloria que le pregunto:
-. ¿Qué sucede Sara?.-
-. Nada, solo una pesadilla.-
respondió la pequeña.
-. ¿Qué era lo que soñabas?.-
pregunto Gloria.
-. Nada, solo cosas.- respondió
la pequeña.
-. No eran solo cosas, estabas a
los gritos.- dijo Gloria.
-. Cosas que me pasaban cuando
estaba viviendo con mi padre.- dijo Sara.
Gloria, la
miro. Pero, no le dijo nada.
Se levantó
de la cama, y camino hacia la puerta de la habitación, y antes de salir le dijo
Sara:
-. El desayuno está preparado.-
Luego salió.
Mientras que
la pequeña Sara, se quedó pensando en todo lo que vio y escucho en el reino del
Infierno.
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